(Job 1:1-5)
INTRODUCCION: Hay muchos hijos en este mundo, pero no siempre hay muchos padres para esos hijos. Porque, es que no puede dársele el nombre de “padre” a quien no ha desempeñado esa función. El grito de dolor que se escucha en el alma de tantos hijos, no siempre es audible pero si es reconocible.
Si le hiciéramos la pregunta a un hijo sobre el tipo de padre que le hubiese gustado tener, a lo mejor pasaríamos por un verdadero aprieto al percatarnos de cierto “déficit” en nuestra conducción paternal.
El asunto pudiera ser porque hay padres que estuvieron con su hijo en su nacimiento pero no lo acompañaron en su crecimiento. A lo mejor le compraron un juguete pero nunca jugaron con ellos. Le pagaron para que otros le educaran pero nunca le dieron la suya propia. Estuvieron listos para complacer su diversión pero nunca nutrieron sus afectos.
Les retaron a que fueran los mejores en la vida pero no vieron esto en el seno paterno. A lo mejor le abrieron una cuenta bancaria y le dieron una tarjeta de crédito pero no le enseñaron la disciplina del trabajo, del esfuerzo y del sacrificio para lograr las cosas. A lo mejor le compraron muchas Biblias pero no le enseñaron la Palabra de Dios.
Seguramente les llevaron hasta el templo y le mostraron una religión pero no le condujeron a conocer a Dios. Estos ejemplos no sólo pertencen a nuestra generación. Al buscar modelos de padres en la Biblia nos damos cuenta que no abundan mucho. Job llega a ser uno de esos pocos modelos.
La actitud qu tuvo hacia sus hijos se nos presenta como ejemplo a imitar y de obligada referencia cuando, hoy, abordaremos este tema en el tradicionalmente conocido Día del Padre. El nos presenta no sólo un concepto paternal sino sacerdotal en el contexto de la familia.
Ninguna función llega a ser más importante que ver al padre como “sacerdote de su familia”. Me temo que este concepto pudiera ser extraño para algunos, pero el descuido de esta posición es lo que ha creado a un mundo con muchos hijos pero ausentes de verdaderos padres. ¿Qué tal la idea de un padre como un sacerdote?
ORACION DE TRANSICION: ¿Qué hace un padre-sacerdote?
I. BUSCA LA SANTIFICACION DE SUS HIJOS v. 5a.
Un padre no puede estar feliz mientras sabe que sus hijos pudieran estar siendo alcanzados por el pecado. Estamos asistiendo a una generación “maligna y perversa” como la describió Pedro en su sermón el día de pentecostés. Hay un “bombardeo” sin “misiles” contra la mente y la ciudadela del alma de nuestros hijos.
Su propósito es destruir sus valores y la pureza de sus más nobles sentimientos. Lamentablemente mucha de la música que más se oye está cargada de tal sensualidad o rebelión que despierta los instintos de nuestros muchachos. Préstele atención a los temas que más se mueven y que están en el tope de la popularidad.
¿Le ha puesto atención al tema de la “Vida Loca”? La mayoría de las películas tienen un alto contenido de violencia, sexo, droga y perversión de los valores familiares. Detrás del mundo del internet pareciera haber una mente maestra que trabaja hasta lograr que se consuma todo el tipo del material pornográfico producido y a aquellos que van contra los valores familiares.
Hay una alarma generalizada del creciente porcentaje de los jovencitos que ven esta clase de publicidad. La amenaza que pretende ensuciar la vida de nuestros hijos es muy grande, de allí la necesidad de padres que se levante como sacerdotes para buscar la santificación en ellos. Job tuvo la percepción que después que sus hijos tenían “sus banquetes en sus casas”v.4, deberían ser santificados.
No sabemos que era en sí lo que él hacía, pero su actitud de enviar por ellos reflejaba su rol como padre de mantener a sus hijos lejos de la contaminación del pecado. Job estaba enterado de los “movientos” de sus hijos, y esto es importante que cada padre lo sepa. El saber cuáles son los amigos con quien andan mis hijos, cuáles son sus tendencias y sus gustos.
El conocer los posibles peligros a los que se están acercando, me ayudará a tener una conversación franca con ellos, asi como traer la palabra sabia y oportuna en el momento adecuado. Como padre-saderdote tengo la obligación de santificar a mis hijos. Soy responsable de su salud espiritual, pues esto es lo que les hará hijos diferentes en el futuro.
II. OFRECE SACRIFICIOS POR SUS HIJOS v. 5b.
La otra función de un sacerdote es presentar los sacrificios delante de su Dios. Los holocautos de los diferentes animales y por las diferentes faltas cometidas, era una actividad diaria por parte de tales hombres.
Job tiene en mente esta figura. El pueblo que el representa es su propia familia. Las personas por quienes va a ofrecer sacrificio de “expiación” son sus propios hijos. Aqui tenemos un elocuente ejemplo de un padre resposable.
Job no se limitaba a orar o interceder solamente por sus hijos. Un encomendarlos al Señor no es suficiente cuando se trataba de lidiar con el pecado en la vida de los hijos. Note la gran preocupación de Job: “Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones”.
Esta suposición exigía un tratamiento especial. El pecado y la blasfemia contra Dios pueden ser las causas directas para una condenación eterna. Este padre sabía la gravedad a la que se exponían sus hijos si se les dejaba en esa condición. Años más tarde, precisamente un sacerdote, hizo todo lo contrario al trabajo de Job con sus hijos.
La Biblia nos muestra la historia triste de Elí, quien irresponsablemente contribuyó en la condenación de sus propios hijos. Así los definió: “Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová” (1 Sam. 2:17). Ellos murieron porque pecaron y blasfemaron en el nombre de Dios y Elí “no lo ha estorbado” (1 Sam. 3:13b).
Por esta causa Job presentaba los sacrificios correspondientes a los pecados y las faltas de sus hijos. Hoy día no tenemos que hacer tales sacrificios para expiar el pecado, ya Cristo ha hecho esto, pero si hay sacrificios que necesitamos hacer por nuestros hijos. Ningún padre responsable permanecerá indiferente al saber que sus hijos no han conocido al Señor como su salvador.
No podrá estar satisfecho al saber que sus hijos son rebeldes, groseros, desconsiderados, desobedientes e irresponsables. Frente a todo esto el tiene que presentar su “propio sacrificio”. A lo mejor tendrá que sacrificar su orgullo para ponerse a nivel de su propio hijo.
A lo mejor tendrá que sacrificar más de su tiempo para hablar con ellos y romper cualquier barrera de comunicación. A la mejor tendrá que sacrificar su manera de pensar y de ser para abrazar y besar a su hijo, ¿hace usted esto con frecuencia? A lo mejor tendrá que sacrificar su propia comodidad para darle la disciplina adecuada de modo de corregirlo tempranamente.
Ciertamente como padres-sacerdotes somos llamados a ofrecer “sacrificios” por los hijos.¿Qué tanto nos sacrificamos por ellos?
III. INTERCEDE POR ELLOS CONTINUAMENTE v. 5d
En este primer capítulo se descubren unas altísimas cualidades con las que Dios califica a su siervo Job. Se dice que era “ hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” v. 1b. Semejantes calificaciones ya lo hacían un hombre “fuera de serie”; o una “especie en extinción”, según el proceder del corazón humano en todos los tiempos.
Pero se añade a su carácter tan santificado, su comportamiento como un padre ejemplar y modelo para sus hijos. Se dice que “se levantaba de mañana” para interceder a Dios por sus hijos. Y el mismo texto añade: “De esta manera hacía todos los días”. La actitud de Job nos ilustra que no es suficiente traer nuestros hijos a Dios y hasta dedicarlos, si no estamos dispuestos a seguir ofreciéndoselos a él.
Nos dice que no es suficiente que nuestros hijos cumplan con ciertas tradiciones religiosas, si no nos mantemos diariamente instruyéndoles sobre el camino divino. Yo no puedo dejar que solamente la escuela o la iglesia me forme a mis hijos. Soy responsable por un ministerio de intercesión cotidiano antes que otros lo hagan por mi hijo.
Como padre-sacerdote estoy involucrado en presentarle mis hijos a Dios, de modo que ellos no sólo sean librados de la influencia del pecado en sus vidas, pero también que sus vidas sean una influencia y bendición para otros.
Asi, pues, yo debo orar diariamente por los amigos que mis hijos tienen, de modo que les testifiquen con su vida y con su ejemplo; yo debo orar para que salgan bien en sus estudios y por su inclinación vocacional.
Ninguna necesidad de mis hijos debe quedar oculta en mis oraciones como padre. Mi oración diaria debe dirigirse hacia el hombre o la mujer con quien se casará mi hijo o mi hija. Allí debo orar para que Dios les de a alguien que primero ame al Señor y en consecuencia les ame también a ellos. Como vemos nuestra tarea como padres no se limita a traer hijos al mundo, sino a conducirlos Dios. ¡Que no se pierdan por nuestra culpa!
IV. PRESENTARLOS INDIVIDUALEMTE DELANTE DEL SENOR v.5c
Se nos dice que Job, “ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos”. He descubierto como padre la bendición y riqueza que encierra cada uno de los temperamentos de mis hijas. Me gusta como son las tres.
Disfruto de sus reacciones típicas, de sus gustos y diversiones, de sus anhelos y planes; pero también siento cuando pasan por sus tristezas y sus desencantos. He aprendido que cada una de ellas tiene su propia personalidad tan distinta la unas de la otras y esto me hace tratarlas en ese contexto de su individualidad.
A veces no es fácil, pero eso forma parte de nuestro reto como padres-sacerdotes. De esta manera debo ocupar tiempo para presentarlas al Señor individualmente. Mi oración y ruego al Señor debe ir dirigida específicamente por nombre y por necesidad. Debo tener el gozo de saber que estoy hablando con Dios acerca de mi hija.
No será un tiempo para quejarme con él sobre el comportamiento de ellos. Mas bien será un tiempo de gratitud, pero de santa intercesión por cada area que mi hija o hijo necesita delante del Señor. Allí en su presencia debo orar por su salvación sino todavía no ha sido salva, debo orar por su bautismo sino todavía no lo ha hecho, por la carrera a la que se está inclinando y por los sentimientos que se le están despertando.
Estoy consciente de lo difícil que esto. A lo mejor tendré que comenzar a ejercer mi función sacerdotal a partir de este momento. De todos modos no se aflija amado padre. Usted ha sido colocado en el hogar como cabeza. Asuma esta responsabilidad. Tenga el gozo de traer al Señor a sus hijos, sea en intercesión por ellos o en salvación para sus vidas.
No pierda esta posición ni este privilegio. Recuerde que entre sus muchas responsabilidades está la que tiene que ver con su posición delante del Señor, como sacerdote. Cada uno de sus hijos es de supremo valor. Usted y yo necesitamos presentarlos por sus nombres y sus necesidades delante del Padre celestial.
No deje que otros sean los que intercedan por sus hijos. Dios espera por usted y es con usted con quien quiere entenderse respecto a la vida de su hijo.
CONCLUSION: Los primeros hijos de Job murieron dentro de esa gran prueba que le vino en el marco de la voluntad permisiva divina. Antes de esto, ellos supieron de un padre que les amó hasta el punto de interceder por su condición moral y espiritual. Ellos no solo tuvieron la imagen de un padre que fue un gran santo de Dios, sino de alguien que no descuidó su deber paterno en medio de su condición religiosa.
Quiero decirle a los padres que Dios premia, no solo la actitud espiritual en que vivamos, sino también la actitud que dispensamos en el seno de la familia. Mire cuál fue el postrer estado de Job respecto a su familia: “Y bendijo Jehová el postrer estado más que el primero…y tuvo siete hijos tres hijas..y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra..” (Job 42:12-15). Vale la pena ser un padre-sacerdote para nuestros hijos. Dios recompensa esta labor. Amén.
Excelente, Dios quiere que cada padre, desarrolle su verdadero sacerdocio; solo se logra orando, clamando al padre sabiduria de lo alto.
Ser padre es un privilegio que Dios nos ha permitido y una forma de servir al Gran Dios la herencia de Jehová son los hijos que el Señor nos ha dado y tenemos el deber de velar y cuidarlos porque los días son malos no permítanos que satanás destruya sus vidas es hora de honrar nuestro altar de nuestros hogares nuestras vidas levantemos nuestras manos y adoremos al REY
PS. Dr Luis Salas Ecuador Guayaquil