Si usted está sufriendo en el día de hoy, si está experimentando ese dolor emocional o físico, entregue ese dolor al Señor, como un sacrificio vivo.
Siempre vamos a sufrir. Pero desde el momento que ese sufrimiento, es ofrecido como un sacrificio, es que toma sentido la vida. Déjeme decirle, que ese dolor, ese sufrimiento, a través de ser ofrecido como sacrificio, se tornará en su vida, en algo maravilloso y extraordinario.
Dice un distinguido autor chino:
“ "No hay cosa que perfume más un lugar, que un cristiano que sufre”
Un cristiano sufriendo, dice él, llena el lugar del perfume del Señor.
Y él lo supo, porque murió de tuberculosis, en una prisión comunista.
El sacrificio, es el brazo derecho del amor. Y esos, son inseparables…
Las madres que cuidan a sus bebes cuando ellos tienen fiebre, se quedan todas las
noches cuidándolo, y con el gusto que se quedan. Por amor… por amor…
Y Es que, es imposible separar el sacrificio del amor.
El sacrificio actualiza los principios éticos, elevando la vida humana. Poniéndolo en otras
palabras; los sacrificios, nos hacen actuar sin egoísmo. Hacen que la vida se torne en algo
hermoso, en algo bello.
Muchas personas, piensan que el sacrificio es algo que está reservado solo para un
grupo pequeño de élite, de santos y de privilegiados.
Pero en realidad, en la vida de todo cristiano que sea significativa; el sacrificio,
es parte de esa vida. Y se funde con su vida y son inseparables.
Vivir y sacrificarse por otros, es parte del diario vivir.
Es la norma del creyente maduro que vive una vida significativa.
En otras palabras:
“ No es que me sacrifique hoy, y no vuelvo a sacrificarme más.
En el último análisis, la vida, se convierte en un constante sacrificio.
Usted vive más para dar, que para recibir.
Más para servir, que para ser servido.
Lo que deseo que usted entienda es que el sacrificio, al fundirse con el amor, desaparece.
Lo importante, es el anhelo de servir. El sacrificio, es parte de ese amor. Y llega el momento,
cuando ya desaparece y todo lo que queda, es el anhelo, y el deseo de servir.
Sin esperar ninguna otra recompensa. Solo, la recompensa misma de servir.
El sacrificio, es como el amor.
El amor, no es algo que se fabrica. Más bien, es algo que fluye del corazón, desde dentro
hacia fuera. El amor de Dios por nosotros, fluye en su propia naturaleza.
Él no dice, déjame fabricar un poquito de amor al hermano o la hermana. No, su amor fluye de Él,
por su propia naturaleza y fluye hacia usted. El sacrificio es así.
Si está experimentando, un momento difícil en la vida deje que ese dolor, ese sufrimiento, se
mezcle con su amor por el Señor, de tal manera, que lo pueda alabar y glorificar. Incluso,
por su sufrimiento.
“ De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel
que en Él cree, No se pierda, más tenga vida eterna vida eterna”
Que el Señor le bendiga.
Dr. José Pérez, Ph. D.
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Dios todo lo que hace lo hace porfecto amennn
Muy cierto