Si lo que le tiene que decir a alguien es algo importante, usted no le dejara que siga laborando o haciendo lo que esta haciendo para que lo escuche, usted le solicitara su atención. De la misma manera Dios no nos hablara a nosotros hasta que nos tranquilizamos, sacamos la estática, y le damos nuestra atención. Para caminar en un verdadero discernimiento nuestros corazones deben estar quietos ante Dios y aprender como escucharlo.
Si lo que le tiene que decir a alguien es algo importante, usted no le dejara que siga laborando o haciendo lo que esta haciendo para que lo escuche, usted le solicitara su atención. De la misma manera Dios no nos hablara a nosotros hasta que nos tranquilizamos, sacamos la estática, y le damos nuestra atención. Para caminar en un verdadero discernimiento nuestros corazones deben estar quietos ante Dios y aprender como escucharlo.
Pare de esforzarse y conozca.
Dios quiere que aprendamos a esperar y escuchar. Miremos el mandamiento de Dios en Salmo 46:10. “10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;………….”. No podemos meternos hacer guerra espiritual sin antes estar concientes de Dios y que por medio de El nosotros discerniremos al enemigo. El verdadero discernimiento viene solo por medio del corazón que ha dejado de esforzarse y por un corazón que independiente de cualquier afugia personal reconoce que Dios es Señor.
Sin embargo, hay una estación en el proceso del discernimiento que nos produce un trancón y que inhibe los poderes del discernimiento. Nuestros pensamientos y reacciones nos bloquean de oír a Dios. Hasta que el motor de nuestra mente carnal no es apagado, el discernimiento verdadero no podrá ser establecido en nosotros. Debemos morir a juzgar, a vengarnos y ha tener motivaciones personales de los procesos o acontecimientos. El Señor nos dijo en Juan 5:30. “30No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo ; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.” El Señor no se esforzó, Él solo espero hacer la voluntad del Padre, nosotros debemos también aprender e no esforzarnos y oír la voz del Espíritu Santo. A medida que paramos de esforzarnos, a medida que oímos, juzgaremos y discerniremos correctamente. Juzgar aquí tiene la injerencia de emanar una opinión concerniente así es bueno o malo no de juicio castigador.
El abundante amor trae discernimiento.
Filipenses 1:9. “9Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento.” Miremos la versión en Ingles como dice.
Philippians 1:9. “9And this I pray, that your love may abound yet more and more in knowledge and in all judgment .” El discernimiento viene del abundante amor. ¿Que es un amor abundante? Es el amor que sale de nosotros hacia otros. Es el amor que es motivado por un compromiso a largo plazo, es un amor ungido por el sacrificio de la caridad.
Hay un falso discernimiento que esta basado en la desconfianza, sospecha y miedo. Uno puede discernir un falso discernimiento por la falta de amor alrededor de este. El falso discernimiento puede ser empacado en una clase de amor, pero no se origina en amor, sino en el criticismo. El verdadero discernimiento esta enraizado profundamente en el amor.
Imaginémonos un hombre joven de pelo largo, sus ropas desgarradas, tatuajes en sus manos, es media noche y el se aproxima en una calle oscura hacia usted. Sería muy fácil juzgar a esta persona por lo obvio y superficial. Ahora imaginémonos a este mismo hombre en las mismas circunstancias, pero usted es su madre. Usted seguirá mirando su apariencia, pero cuando usted lo mira, también sabrá lo que le ha pasado en su vida y esperara que tenga un buen futuro. Probablemente cuando lo miro vio un pequeño niño creciendo sin su padre, rechazado por sus amigos y además usted lo mirara con un compromiso profundo soportado en el amor que siempre le has tenido desde que le diste a luz.
El falso discernimiento mira lo externo de una persona y pretende que conoce lo que hay al interior de la persona. El discernimiento de Dios viene de tener motivos de Dios y los motivos de Dios son aquellos que están enraizados en un amor comprometido. De igual forma, nuestra capacidad de discernir las necesidades de la Iglesia de Dios nunca será mayor, que aquel superficial discernimiento que hoy vemos, sino conocemos lo que hay en el corazón de Dios para su Iglesia.
El Señor dijo, Juan 7:24. “24No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” El justo juicio es el resultado directo del amor. Si no podemos orar con amor por una persona o la iglesia, por favor no presuma que tiene verdadero discernimiento. El amor precede a la paz, la paz precede al discernimiento. Sin amor y paz en su corazón su discernimiento o juzgamiento será duro. Independiente de la sonrisa que pongamos en nuestras bocas, nuestro corazón podrá tener mucha rabia. El discernimiento falso es lento para oír, rápido para hablar y rápido para enojarse.
La paz debe gobernar nuestro corazón.
Hay una tensión que genera el falso discernimiento y es la ansiedad que presiona a la mente a generar un juicio. El verdadero discernimiento emerge del corazón puro y tranquilo, uno queda sorprendido de la sabiduría y la gracia de la voz de Dios. Recordemos que nuestros pensamientos siempre serán coloreados por las actitudes de nuestros corazones. El Señor Jesús en Mateo 12:34 nos dijo, “34¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” También nos dijo en, Marcos 7:21. “21Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios.” Y otra vez dijo, Mateo 5:8. “8Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Del corazón la boca habla, los ojos ven y la mente piensa. Además, miremos Proverbios 4:23. “ 23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” La vida como la conocemos esta basada sobre las condiciones de nuestro corazón. Esto es bien importante porque los dones espirituales antes de ser presentados al mundo alrededor, deben pasar por nuestros corazones. En otras palabras si nuestros corazones no son correctos tampoco serán las utilizaciones de nuestros dones.
Cuando el corazón no esta en quietud no puede oír a Dios, por lo tanto deberíamos a desconfiar de nuestro juicio cuando nuestro corazón esta amargado, bravo, ambicioso o esta pasando por algún esfuerzo. El Señor nos dice al respecto en Colosenses 3:15. “15Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” Para oír claramente de parte de Dios debemos tener primero paz en nuestros corazones.
El Rey Salomón escribió en Eclesiastés 4:6. “6Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.” Si queremos discernimiento debemos ser agresivamente calmados. Debemos aclarar que discernimiento no es un estado pasivo de la mente, sino expectante, enfocado y en espera de lo que Dios diga. El discernimiento viene de la sensibilidad a Cristo en el reino de El Espíritu. Viene también, del amor de nuestra motivación, de la paz en nuestros corazones, y por una actitud de espera de lo que Dios quiere. Por medio de una vida preparada para Dios, el don del discernimiento es revelado.