Isaías 43, versículo 1, dice “…ahora, así dice Jehová, creador tuyo, oh Jacob, y formador tuyo, oh Israel, no temas….” Repite conmigo esa palabra, ‘No temas’. Dile a alguien a tu lado, ‘No temas’. Eso sonó muy lento, muy lento. Otra vez, no temas. Eso es…. dígale así con seguridad.
“…. porque yo te redimí, dice el Señor, te puse nombre, mío eres tu….”
Dite a ti mismo así, ponte la mano aquí y di ‘yo soy del Señor’. Y el Señor dice ‘mío eres tu’.
“…. Cuando pases por las aguas yo estaré contigo, y si por los ríos no te anegarán, cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti, porque yo Jehová, Dios tuyo, el santo de Israel, soy tu salvador. A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Ceba por ti porque a mis ojos fuiste de gran e……. fuiste honorable y yo te amé. Daré pues, hombres para ti o por ti y naciones por tu vida. No temas porque yo estoy contigo, del oriente traerá tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte, daca, y al sur, no detengas, trae de lejos mis hijos y mis hijas de los confines de la tierra. Todos los llamados de mi nombre para gloria mía los he creado, los formé y los hice, dice el Señor.” Amen y amen.
Padre, pedimos que tu hagas grabarse en lo profundo de nuestros corazones estas palabras de promesa en este día. Gracias porque cuando entramos en tu palabra encontramos una y otra vez tu corazón paternal asegurándonos que tu estás con nosotros y que tu nunca nos dejas y que tu fidelidad es para siempre, es eterna. No puede ser desviada de sus buenos propósitos, Señor. En esta mañana afirmamos en nuestros corazones tu mensaje de esperanza y pedimos que tu pueblo sea llenado, Señor, de esa seguridad de que de tus manos nadie nos puede arrebatar. Gracias, guíanos a través de la meditación de tu palabra. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amen. Amen.
Siempre el comienzo del año es un tiempo, como uno pararse ante el abismo y mirar lo que está delante de uno, o llegar a una encrucijada y hay dos caminos que se abren y uno siente un poquito de sobrecogimiento, en términos de qué dirección uno va a ir. Un año es simplemente una medida de tiempo que los hombres hemos inventado para empacar la vida y para dividirla en segmentos. Y ciertamente es una división muy importante. Nosotros pensamos, guau, 12 meses me quedan por delante, 12 han ya pasado y quizás tu estás haciendo un recuento de tu vida en este mismo momento, mirando desde enero hasta ahora, ya a finales de diciembre, las cosas que han pasado en tu vida y las cosas buenas y también las cosas no tan buenas, las zozobras, las búsquedas, los tiempos de dificultad, los grandes logros, las oraciones contestadas también y quizás unas cuantas tragedias o dificultades que han pasado sobre tu vida, tiempos de carencia, de lucha financiera, problemas quizás de salud y muchas otras cosas que pueden suceder en la vida de un hombre, una mujer.
Y ahora nosotros miramos hacia adelante y comienza el año 2008 y uno quiere estar seguro de que el Señor está con uno, como dijeron los judíos a Moisés. Nosotros vamos a ir contigo pero asegúrate de que Dios esté contigo, y también le dijeron a Dios, ‘Señor, no nos saques de aquí si tu no vas con nosotros’.
Y nosotros le decimos así al Señor también. ‘Padre, no nos saques, no nos saques de este año sin esa seguridad de que tu mano, tu bendición, tu promesa está con nosotros. Y yo quiero compartir con ustedes palabra de ánimo en esta mañana, palabras de esperanza, de que el Señor ciertamente tiene un buen propósito en nuestras vidas, un propósito en tu vida específicamente.
Estas palabras del profeta Isaías que el Señor pone en su espíritu, Dios se las dirige específicamente al pueblo de Israel, un pueblo que ha sido infiel al Señor, un pueblo que ha pecado contra Dios, que ha idolatrado, ha adorado otros dioses, que ha ido detrás de otras religiones, se ha contaminado moralmente con ritos impuros, ritos demoníacos. Ha sido infiel al Señor que le ha dado tanto, y por lo tanto están contemplando la amenaza de una nación muy fuerte, Asiria, que tiene mucho más poder que ellos y que ya ha hecho estragos en ocasiones anteriores, y están contemplando, Dios les está profetizando exilio, les está profetizando catástrofe nacional.
Y el libro de Isaías como que oscila, se debate entre palabras de condenación de parte de Dios contra ese pueblo que ha sido infiel, pero también hay palabras de esperanza y palabras de confianza y de ánimo para ese pueblo porque, hermanos, el corazón de Dios es un corazón paternal, es un corazón generoso, es un corazón de amor, es un corazón que aún mientras administra el castigo ya está pensando en cómo sanar la herida, cómo hacer posible la vía de reconciliación con sus hijos.
Ahora, nosotros podemos decir que aunque esta palabra fue escrita a Israel hace siglos, nosotros también podemos estar seguros de una cosa, de que esas palabras de bendición y de promesa son también para nosotros, para cada uno de ustedes y para mi persona también en esta mañana. Son palabras que Dios ha registrado allí, palabras eternas, palabras incambiables a las cuales nosotros podemos ir una y otra vez y decir, ‘ahí estoy yo retratado’. Esa es la intención de Dios para mi vida.
Cuando nosotros entramos en los caminos del Señor Jesucristo, cuando caminamos en la palabra de Dios, cuando nos ceñimos por los caminos del Señor, hermanos, podemos estar seguros de que Dios estará con nosotros dondequiera que nosotros vayamos. El Señor va a cumplir sus promesas en nuestras vidas.
Así que, yo te suplico en esta mañana que tu creas y que no tengas duda de que esta palabra es para ti en el año 2008 y en los próximos años también. El Señor hará valedera esta palabra para tu vida.
Miren la palabra ‘ahora’, esa palabra en inglés es todavía más claro la traducción del hebreo original, en inglés dice ‘pero ahora’, ‘but now’. Ese ahora más bien es como diciendo, ‘bueno, algo pasó anteriormente pero ahora esto es lo que tu puedes esperar de mi parte’.
Y ese pero ahora, se refiere a lo que está en el Capítulo anterior que es una palabra de condenación para Israel. Y es una palabra de castigo también para Israel porque se ha comportado mal, no ha hecho todo lo que Dios quería que Israel hiciera.
Miren, por ejemplo, en el Capítulo 42, en el versículo 18, dice “…sordos oíd, y vosotros ciegos mirad para ver quién es ciego sino mi siervo, quién es sordo como mi mensajero que envié,….” y dice “… quién es ciego como mi escogido y ciego como el siervo de Jehová que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye….”, dice el 22, “… más este es pueblo saqueado y pisoteado. Todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles, son puestos para despojo y no hay quien libre. Despojados y no hay quien diga, restituid, quién de vosotros oirá esto, quién atenderá y escuchará respecto al porvenir,…”
Y Dios dice en el versículo 25, “… derramó sobre ese pueblo infiel el ardor de su ira y fuerza de guerra. Le puso fuego por todas partes pero no entendió y le consumió más no hizo caso…”
El Señor está contando allí, relatando su lucha a través de los siglos con esta nación infiel que lo ha rechazado una y otra vez, lo ha cambiado por otros dioses aunque Dios le ha sido fiel continuamente, y ha tenido que enviar el juicio, y ha tenido que enviar castigo sobre esa nación.
Entonces, ahora cuando en el Capítulo 43 dice ‘ahora’, está diciendo, ‘pero ahora, en este momento de mi relación contigo, yo tengo otra cosa para ti, yo tengo bendición para tu vida….’
Y yo hago este recuento por la siguiente razón: porque muchas veces nosotros como Israel hemos ofendido al Señor, nos hemos desviado de sus caminos, no hemos hecho lo que Dios espera de nosotros. Y hay mucha gente que quizás ha ofendido al Señor y no puede creer que Dios tenga algo bueno para su vida. Muchas veces nosotros neutralizamos las bendiciones que Dios quiere darnos porque no creemos, que habiendo yo todo lo que yo he hecho en mi vida, Dios puede bendecirme. Quizás este año tu le has fallado al Señor en alguna manera, quizás tu le has sido infiel en alguna forma al Señor y tu piensas, ya no hay esperanza para mi, el Señor ya me cortó de su misericordia. Bueno, yo quiero decirte que si Dios pudo perdonar a Israel y si Dios pudo tener un corazón de bendición para Israel, un pueblo tan empedernidamente infiel, el Señor ciertamente lo puedo tener para ti también, esa bendición, esa bondad, si tu caminas y te arrepientes de tu pecado, ¿no? Porque no es tampoco como que simplemente, bueno yo estoy en la gracia del Señor y yo puedo hacer lo que me da la gana.
Pero, hermano, yo quiero decirte que a través de Cristo Jesús tu puedes encontrar perdón para tu vida y Dios está más que dispuesto para enviar su gracia sobre ti y cubrirte con su protección y darte su provisión. Amen. Yo quiero que tu creas eso. No permitas que el diablo te llene de sentido de culpabilidad tampoco.
Ahora, siempre digo, hermanos, el lugar más seguro para el hijo de Dios es en la obediencia, es en caminar rectamente en los caminos del Señor, porque allí el enemigo no puede hacer estragos sobre nuestra vida. Pero ciertamente no permitas que los errores, que los fallos del pasado, que las cosas que tu hayas experimentado este año te quiten la visión de una cosa, y es que la intención, el deseo, el propósito de Dios ahora es traer bendición a tu vida, enderezar los caminos torcidos, proveerte en toda necesidad.
Si lo hizo para Israel ciertamente en esta nueva administración del Reino de Cristo Jesús de la gracia de Dios, y tu estando cubierto bajo la sangre de Jesús, más razón todavía. Nosotros que estamos en Cristo Jesús, más razón tenemos para esperar cosas buenas del Señor en este año venidero.
El Señor le dice a Israel más adelante, ‘… así dice Jehová..’ Siempre que el Señor dice así es porque tiene algo solemne, algo fuerte que decir. Dios, yo creo que en ese sentido, Dios al decir, ‘así dice Jehová’ está comprometiéndose. Los propósitos del Señor son firmes para contigo, su deseo de hacer bien en tu vida son seguros. Dios no va a cambiar. Te aseguro que si el Señor lo dijo, él lo va a cumplir, él está comprometido con su carácter de darte las bendiciones que él ha declarado sobre tu vida.
‘Así dice Jehová, creador tuyo, oh Jacob, y formador tuyo, oh Israel….”
Ponga su atención en esas dos palabras, creador y formador tuyo. Él está diciendo eso, ¿por qué? Porque él quiere que ese pueblo esté seguro de que Dios estuvo con ellos al inicio mismo de su vida como nación y que por lo tanto él que estuvo allí al principio…. Cuando Dios forma a alguien, cuando Dios crea a alguien, él no se desentiende de esa persona. Cuando Dios crea algo, Dios se compromete porque él tiene un propósito.
Dios no es un creador superficial, que crea las cosas y simplemente se olvida de ellas. Nosotros vemos que Dios ha estado atento a su creación, Dios creó el mundo y todavía está involucrado en el mundo. Dios creó al hombre y todavía sigue tratando con el hombre. Dios creó a Israel le dice, ‘yo soy tu creador, yo soy tu formador, Israel, y por lo tanto yo no me voy a desentender de ti.’
Algo que a mi me impacta siempre es la fidelidad del Señor, Dios no es un Dios superficial como nosotros muchas veces comenzamos las cosas, le protestamos al Señor, amor eterno, y cuando pasan los días toda esa emoción se disipa y nos olvidamos y volvemos a meternos otra vez en el mundo y en nuestros pecados y en nuestras pasiones o lo que sea.
Hermano, Dios cuando da su corazón, da su fidelidad y su amor, él se mantiene allí pegado. Él le está diciendo a Israel, ‘yo te formé, yo te creé, yo llamé un hombre, que se llamaba Abraham, yo he venido contigo a través de todos los siglos y yo voy a estar contigo hasta el final’.
¿Sabes qué? Dios te creó a ti también. La palabra del Señor dice, que en el vientre de nuestra madre Dios nos formó a nosotros. Dios formó nuestros huesos, Dios tenía un propósito en sacarnos de la matriz de nuestra madre, Dios pronunció vida sobre lo que no existía y te creó a ti. Y él estuvo involucrado en la formación de tu vida. Dios ha estado contigo desde el vientre de tu madre, estuvo contigo en tu nacimiento, ha estado contigo todos estos años de vida, en tus luchas, en tus pruebas, en tus tribulaciones, él te formó, él te creó. Y eso quiere decir que él va a estar comprometido contigo hasta el final. Dios no te va a dejar. Él es tu formador.
Esa palabra es importante porque muchas veces los hombres quieren presentar a Dios como un Dios simplemente que creó el universo, le dio cuerda y lo soltó para que siguiera funcionando con leyes que él puso sobre el universo. Pero, quiere decir como que Dios no está involucrado íntimamente con su creación.
Lo que yo veo a través de toda la Escrituras es, hermanos, que Dios está íntimamente involucrado en tu vida. Dios está contigo en toda situación. Es difícil creer eso, porque a veces la vida tiene sus torceduras y sus luchas y sus tribulaciones y uno dice, bueno ¿dónde puede estar Dios en todo esto? Bueno, él está trabajando en todos los procesos en tu vida, a veces está usando las dificultades, las luchas, las esperas, los silencios, para ir formando en ti un hombre, una mujer más como Cristo, una persona paciente, humilde, perdonadora, tierna, misericordiosa con los demás, no tan orgullosa o segura de sí misma que muchas veces nos mete en tantos problemas, no tan sensuales, no tan dependientes de la opinión y las manipulaciones de los demás. Y muchas veces Dios tiene que permitir luchas, dificultades que vengan a nuestra vida. A veces él quiere bendecir a otro a través de nuestro padecimiento. No sabemos por qué vienen tantas dificultades a nuestra vida muchas veces, pero Dios dice, ‘mira, yo te he formado, yo te he creado, yo estoy comprometido contigo, yo voy a caminar contigo. No te preocupes, el que comenzó la buena obra, será fiel para terminarla’.
Y qué lindo, que él dice aquí, ‘… Jehová, creador tuyo, oh Jacob y formador tuyo, oh Israel…’
Él usa los dos nombres personales que Dios usaba muchas veces para como metáforas para Israel: Jacob e Israel, dos de los hijos de los descendientes de Abraham.
Ahora, es interesante en el versículo 24 del Capítulo 42 anterior, el Señor dice, “…¿quién dio a Jacob en botín y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová contra quien pecamos?…”
En este versículo 24, Capítulo 42 hay un uso negativo de Jacob e Israel. Ahora en el Capítulo 43, en el versículo 1 hay un uso positivo, Dios es creador de Jacob y formador de Israel. Es como que el amor de Dios está neutralizando su juicio. Es como que Dios está diciendo, si, yo entregué a Israel y a Jacob en botín y a saqueo, pero ahora, yo quiero bendecirlos.
Hermanos, de nuevo, la ira de Dios es por un momento, el castigo de Dios es por un momento, la disciplina de Dios es por un momento. Pero al final siempre la misericordia de Dios neutraliza, es como que Dios está diciendo, sí, lo negativo que yo le hice a Jacob, a Israel, yo lo voy a neutralizar con cosas positivas, con esa imagen de que soy su creador, que soy su formador. Dios está con nosotros, hermanos.
Entonces, le dice a Israel, ‘…No temas porque yo te redimí…’
La palabra ‘redimir’ quiere decir comprar de la esclavitud. La palabra redimir quiere decir, una persona estaba esclava, estaba en cautiverio y Dios vino y pagó el precio de su libertad. Y Dios redimió a Israel en varias ocasiones, redimió a Israel de los Egipcios cuando estaban esclavos en Egipto y redimió a Israel también muchas veces de sus opresores y dice: ‘yo te redimí’.
Redimir es algo muy fuerte porque quiere decir, hay un compromiso allí que Dios tiene y ¿saben qué? hermanos Dios nos ha redimido a nosotros también. Dios podría decir ‘no temas porque yo te redimí, yo envié a mi hijo Jesucristo para morir por ti en la cruz del calvario. Yo di mi mayor posesión, a mi hijo unigénito lo entregué por ti y por lo tanto no temas, si yo hice eso, yo puedo hacer todas las demás cosas.’
Es como que Dios está diciendo, ‘mira, si yo te compré, si yo te saqué del cautiverio, ciertamente todo lo demás es casi secundario. Yo te redimí y por lo tanto nadie, si yo te redimí, nadie puede meterte en esclavitud de nuevo.’
En Romanos, Capítulo 8, versículo 31 dice, ‘…. qué pues diremos a esto, si Dios es por nosotros quién contra nosotros. El que no escatimó ni a su propio Hijo….”
¿Ve allí la idea? Dios no escatimó a su Hijo, es decir, no pensó que su Hijo para entregarlo por nosotros. Él lo entregó, lo dio,
“…..el que no escatimó ni a su propio Hijo para redimirnos sino que lo entregó por todos nosotros como no nos dará también con él todas las cosas…”
Si Dios te redimió entregando a su Hijo Jesucristo él está diciéndote, no te preocupes lo demás es cosa fácil, es cosa sencilla. Yo me encargo, yo estoy contigo. Y si yo redimo, nadie puede esclavizar. Si yo redimo nadie puede meter en una cárcel de nuevo…
El escritor de Romanos, el Apóstol Pablo dice, ‘¿quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió. Más aún, el que también resucito, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación o angustia, persecución o hambre o desnudez, o peligro, o espada. Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó….”
Gloria al Señor. Es decir, Dios nos ha redimido. Si Dios te redimió, si Dios te compró con la sangre de su Hijo. Si Dios hizo el sacrificio más grande que uno se pueda imaginar, mira, ¿cómo no te entregará con él también todas las demás cosas? Eso es lo que yo creo que quiere decir. No temas, yo te redimí, porque yo te redimí.
Mira, si ya Cristo te compró con su preciosa sangre, las demás son cosas pequeñitas. Recuerda eso. Tu tienes un sello que nadie te puede arrebatar. Tu destino eterno está asegurado ya. Las demás cosas aquí en este mundo son pasajeras, son secundarias, porque Dios nos redimió.
Y le dice a Israel, ‘….. te puse nombre…..’
De nuevo, en la traducción que yo leí en inglés hace poco, dice, ‘yo te llamé por tu nombre’. Me gusta más esa idea. Dios te conoce por nombre. Mucha gente tiene ese sentido general de la misericordia y el amor de Dios, como que Dios ama a sus hijos, Dios ama a su creación, Dios ama a la humanidad, Dios ama a la iglesia, pero como que les resulta difícil tener ese sentido personal de la misericordia y el amor de Dios para ellos, para mi y para ti. Como que le resulta difícil poner su nombre allí.
Yo no se cuántos se sentirán, hermanos, como yo me siento, pero yo siento como que Dios me conoce por nombre y que yo estoy íntimamente implicado con él, que Dios está involucrado conmigo en cada drama de mi vida, cada aspecto de mi vida, que todas las situaciones por las cuales yo paso, como que el Señor sabe lo que yo estoy pasando, que yo puedo tener un diálogo continuo con él. ¿Te sientes tu así en esta mañana?
Cuando tu estás en tu trabajo, cuando estás manejando en la carretera, cuando estás viviendo los dramas de tu vida, ¿puedes tu creer que Dios te conoce por nombre, a él te llama por tu nombre, que tu no eres un número de seguro social, tu no eres una persona anónima, que Dios está involucrado en los dramas de tu vida y que a él le interesa lo que te está pasando a ti personalmente, que él no está demasiado ocupado para preocuparse por lo que tu necesitas en tu vida.
Si nosotros cultiváramos, hermanos, ese sentido de lo personal de la relación de Dios con nosotros, nuestra vida podría ser muy diferente, ¿sabe? Le oraríamos más al Señor, le clamaríamos más cuando estamos en situaciones de dificultad, creeríamos con más seguridad que él va a intervenir en mi situación, creeríamos que él tiene un destino especial para mi vida y podríamos entonces recibir más de la gracia y la vida del Señor en nosotros.
Yo te animo en esta navidad y en este próximo año a creer, Dios te conoce por nombre. Dios tiene en su libro escrita todas las cosas que están pasando en tu vida y todas las que han de pasar.
El salmista David dice: “… y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de ellas….”
Mira, las cosas que Dios tiene destinadas para ti, esas van a llegar en el nombre de Jesús. Si tu te aferras a tu Dios, si tu crees en tu Dios, si tu caminas con tu Dios, si tu estás ahí aferrado a que Dios tiene un llamado para tu vida personal, que él está involucrado en tu vida, nadie te puede arrebatar las cosas que Dios quiere hacer en tu vida.
“No temas, porque yo te conozco, yo te puse nombre.”
Cuando Dios te pone un nombre, óyeme eso quiere decir que…., porque los nombres en el Antiguo Testamento había destino involucrado también, había propósitos de Dios involucrados en los nombres. Si Dios le puso un nombre a una persona es porque en ese nombre estaba el destino de ese individuo, estaba la relación de ese individuo con Dios. Así que si Dios te ha puesto nombre, eso quiere decir que tu tienes un destino en Dios, que Dios tiene un propósito contigo, que Dios te ha dado una identidad y que lo que a ti te toca es encontrar esa identidad y caminar en ella. No te alejes, no te salgas del propósito de la identidad de Dios para tu vida.
Pídele al Espíritu Santo que te de sabiduría, Señor, ¿qué es lo que tu quieres de mi? ¿Cuál es el nombre que tu me has puesto? ¿Cuál es el destino que tu me has dado? ¿Cuáles son los propósitos que tu tienes en mi vida y ayúdame a caminar dentro de ellos y esa debe ser tu carrera, esa debe ser tu jornada cada día, tu peregrinaje, caminar en el destino, en el nombre que Dios te ha puesto.
Yo te puse nombre, mío eres tu, y entonces dice, “… cuando pases por las aguas yo estaré contigo y si por los ríos no te anegarán…”
Esa es una de las cosas más lindas que yo he oído en mi vida. Cuando pases por las aguas yo estaré contigo.
¿Cuáles son las aguas? Bueno, en un sentido meramente histórico las aguas para Israel eran esas aguas a través de las cuales Dios los había, literalmente, Dios los llevó a través del Mar Rojo cuando Israel estaba saliendo de Egipto, venía el gran ejército egipcio para destruirlos detrás de ellos y enfrente de ellos estaba el gran Mar Rojo. Estaban verdaderamente entre la espada y la pared literalmente, una pared de agua. ¿Y qué hizo el Señor? Abrió el mar y el pueblo de Dios pasó en seco. El Señor estuvo con ellos.
Y después cuando iban a entrar a la tierra prometida estaba el gran río Jordán crecido en medio de la primavera con todas las nieves que habían descendido derretidas de las montañas y tampoco podían pasar, y ¿qué hizo Dios? Les dijo, ‘pongan a los sacerdotes delante con el arca y pasen los sacerdotes delante del pueblo y cuando los pies de los sacerdotes pisen el agua, el río se abrirá, y efectivamente así fue. El Señor abrió el río Jordán y el pueblo de Dios pasó en seco una segunda vez.
Entonces, cuando Dios les dice, cuando pases por los ríos yo estaré contigo, les está diciendo, miren yo fui fiel con ustedes hace siglos atrás y voy a ser fiel de nuevo. Los ríos son los obstáculos que se ponen en nuestra vida, las dificultades que impiden que nosotros podamos entrar en las bendiciones que Dios tiene para nosotros, ¿sabe?
Y Dios dice, no te preocupes, cuando tu estés luchando allí por algo y el enemigo quiera traer un impedimento en tu vida, cuando él quiera poner trabas en tu vida, yo voy a estar contigo. Amen.
Y la palabra del Señor dice, si Dios es con nosotros quién contra nosotros…. dice, más poderoso es el que está con nosotros que el que está en el mundo.
Así que cualquier obstáculo que tu puedas tener delante de ti, cualquier río, cualquier mar que se pueda interponer entre ti y la bendición que Dios tiene para tu vida, el Señor dice, ‘Yo voy a estar contigo, no te preocupes. Yo voy a darte la victoria.’
Ahora, hermanos, es importante que nosotros creamos eso, si no tenemos fe para creer, muchas veces esas bendiciones no se van a dar. Nosotros tenemos que creer eso. Yo he vivido toda mi vida, hermanos, creyendo eso y yo he visto los ríos abrirse delante de mi.
Óigame tantas veces a través de estos años, que yo he podido ver a mi Señor abriendo caminos donde había solamente desiertos y montañas y Dios apartó el mar para que yo pudiera pasar. Y yo predico esta palabra, hermanos, con una convicción grande de que eso es una realidad para todos los hijos de Dios. Pero tenemos que creer eso, tenemos que llenarnos de esa fe, de que el Señor dice, ‘cuando tu pases por las aguas, nadie podrá impedir que tu recibas lo que tu necesitas’.
Y las aguas también pueden ser angustia porque a veces las angustias como que son como ríos, como mares, que nos quieren anegar, nos quieren abrumar. En la Biblia muchas veces habla acerca de las aguas, las muchas aguas que nos quieren ahogar, nos quieren destruir, nos quieren arropar.
Y el Señor asimismo te dice, ‘hermano, si tu estás pasando por un tiempo de angustia, de dificultad, óyeme, agárrate de la promesa del Señor, clama a tu Dios. Cree que el Señor te va a sacar adelante. El Señor no permitirá jamás que el río te abrume. El Señor nunca permitirá que las pruebas sean más grandes de las que tu puedes sobrellevar.
Miren lo que dice Primera de Corintios, Capítulo 10 en el versículo 13, dice: “… Nos os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación, la salida para que podáis soportar….”
En otras palabras, hermanos, no nos ha venido nada, ninguna prueba, ninguna tentación, ninguna lucha en nuestra vida que tu puedas decir, esto es demasiado grande para mi. Dios siempre adecuará las pruebas y las dificultades y las tentaciones que vengan a tu vida de manera que sí, que haya una salida, haya una esperanza. Dios no permitirá que las pruebas que tu estás pasando te destruyan si tu te aferras a tu Señor y tu clamas a él y si tu confiesas tu fidelidad. El Señor estará contigo. Él no permitirá que tu tengas que ir más allá de lo que tienes que ir, sino que él juntamente con tu prueba siempre traerá una salida.
Yo creo eso, hermanos, mi lema en mi vida, ‘siempre hay una solución’. Yo creo eso aún en las cosas pequeñas y en las cosas grandes. Cuando yo tengo un problema, un dificultad en mi vida, yo siempre me digo, siempre hay una solución. Y a veces soy obstinado en eso, y la gente me dice, ‘pero ¿qué es lo que tu estás buscando, tu no ves que esa no es la manera de hacerlo? Yo digo, no, en Dios hay solución siempre.
Hermanos, y yo veo, cuando uno persiste y uno se llena de esa fe Dios siempre abre una solución, siempre viene una salida. Las dificultades financieras, familiares, lo que sea, siempre hay una solución. Recuerda eso. En Cristo Jesús siempre hay una salida.
El agua no te abrumará, el río no te ahogará, las dificultades la vida no te van a destruir. El Hijo de Dios es más que vencedor en todas las situaciones. Nada te puede arrebatar del amor de Dios en Cristo Jesús. Cuando tu tengas un problema en la vida, mira, crécete entonces y di, ‘yo soy más poderoso que ese problema en Cristo Jesús. Yo tengo la solución a ese problema, porque mayor es el que está en mi que el que está en el mundo’.
Esa es la confianza, el río no te va a abrumar, el río no te va a destruir, los problemas de la vida no te van a vencer en el nombre de Jesús.
Segunda de Corintios, Capítulo 4, versículo 8 dice, y en el versículo 7 inclusive: “…. tenemos este tesoro en vasos de barro…..”, ¿por qué? porque somos frágiles… tenemos el amor de Dios, la promesa de Dios, el poder de Dios pero eso es un vaso frágil, ese eres tu. Ese soy yo.
“…. pero esto es para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros….,” y entonces añade, “…. nosotros que estamos atribulados en todo más no angustiados, en apuros más no desesperados, perseguidos más no desamparados, derribados pero no destruidos….”
El hijo de Dios puede estar en aprietos pero siempre hay un poquito de espacio para salir adelante. Nunca estará en un callejón sin salida, nunca estará tan apretado por el diablo que no pueda haber una solución a su problema hermanos. Podemos estar quizás atribulados, pero no debemos estar angustiados. Es decir, en el sentido de la palabra griega, el original es la idea de que no podemos estar sin opción, sin posibilidades. Siempre hay una posibilidad para el hijo de Dios y si estamos en apuros, no debemos desesperarnos. Nunca te desesperes, hermano. Nunca dejare los moños diciendo, no hay esperanza, no hay posibilidad. Nunca te tires en el piso ahí a desesperarte y a clamar como los que no tienes esperanza. El hijo de Dios siempre tiene una solución.
Quizás está perseguido pero ¿saben qué? Dios nunca te desamparará, nunca te dejaré, nunca te desampararé, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia, dice el Señor. Aunque tu veas lo que tu veas alrededor de ti, di, el Señor está conmigo.
Recuerda la imagen del siervo de Eliseo cuando estaban rodeados por las fuerzas asirias, y el siervo de Eliseo estaba desesperado porque los iban a matar y Eliseo estaba de lo más tranquilito porque no era nada con él la cosa, y Eliseo ora ante la desesperación de su siervo y dice, ‘Señor, ábrele los ojos para que él pueda ver’. Y los ojos de este siervo le fueron abiertos y él pudo ver carros con ángeles alrededor de ellos, rodeando inclusive al pueblo asirio que los quería matar. Y ahí vinieron las palabras famosas de Eliseo, ‘No temas, no te preocupes porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos’.
Y ese día hubo una gran victoria. Los asirios fueron cegados y el profeta los llevó como si fueran muchachitos débiles y los llevó y los metió en el mismo corazón de Israel, y cuando se despertaron estaban rodeados por el ejército israelita. Y el Señor le permitió inclusive a Eliseo ser misericordioso, porque mira, cuando Dios te da, Dios te da lo suficiente para ser de bendición a otros también. Cuando Dios te saca de tus situaciones tu puedes ser de bendición a otros, puedes ser misericordioso, puedes ser generoso, puedes dar, puedes perdonar porque Dios está contigo.
Cuando pases por las aguas yo estaré contigo. El salmista David dice, aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo y hay otra cosa allí, dice, cuando pases. No es, si pasas, porque, hermanos, en el mundo hallaremos aflicción, vendrán dificultades, vendrán problemas, este año vendrán unos sustos por allí que vamos a pasar de vez en cuando, pero ¿saben qué? el Señor dice, ‘no te preocupes, pásalo conmigo, agárrate de mi mano. Confía en mi, clama a mi, llénate de mi palabra, fortalécete en el espíritu, sigue sirviéndome, sigue congregándote, sigue dándome, sigue aprovechando las enseñanzas, sigue transformando tu mente por medio de la renovación de tu entendimiento para que cuando vengan las pruebas tu sepas lo que tienes que hacer y sepas cómo tienes que reaccionar, pero yo estaré contigo. Cuando vengan las dificultades, mi diestra estará contigo.
Dice, cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Gloria al Señor. Si vienen peligros a tu vida, si viene el fuego de la prueba, cree que Dios te va a sacar airoso de todas tus dificultades, pero agárrate con uñas y dientes de tu Señor. Ahora, que es lo que permite que todo eso sea posible en la vida de un hijo de Dios, dice, ‘porque yo, Jehová, Dios tuyo, el santo de Israel, soy tu salvador.’
El Señor invita a su pueblo a poner la mirada en él. Hermanos, esa es la cosa, muchas veces nosotros no vemos la gloria de Dios en nuestra vida porque ponemos mal la mirada en las pruebas, en el enemigo, en la complejidad de las circunstancias, en lo difícil de nuestra situación, que ponerla en el Dios tan poderoso que está con nosotros.
Usted ve, porque dice, porque yo Jehová, tu Dios, el santo de Israel, soy tu salvador….. Cuando vengan las pruebas, las dificultades, mira, quita la mirada del gigante, quita la mirada de lo difícil que parece la situación y ponla en tu Dios para que tu fe se pueda mantener. Porque ¿qué pasa? Muchas veces el diablo quiere como hipnotizarnos para que…. las serpientes pueden hacer eso. La gente les coge tanto miedo y como que se queda fascinada y se queda petrificada. Ellas hacen eso con los pájaros, lo hacen con los animalitos cuando los van a atacar. Los animalitos se llenan de tanto temor porque ven este ser tan terrible, tan siniestro y se congelan de miedo y entonces la serpiente puede venir tranquila y agarrarlo y hacer lo que tiene que hacer y destruirlo.
No permitamos que las pruebas, las dificultades nos quiten la mirada. Dios dice, mira, tu puedes confiar, porque yo soy tu salvador. Mírame a mi, si tu no puedes creer en ti, cree en mi, cree en mi promesa. Yo soy tu salvador. Yo soy Jehová tu Dios.
Pedro le quitó la mirada de Jesucristo cuando estaba caminando sobre las aguas. Mientras puso su mirada sobre Jesús, él pudo caminar sobre las aguas, pero dice la Biblia que cuando oyó el viento y vio las olas y vio la tormenta que rugía alrededor de él, comenzó a hundirse porque su mente lo traicionó. Su mente le dijo, ‘imposible, tu no puedes estar haciendo esto que estás haciendo’. Entonces tuvo que clamar a Jesús de nuevo, ‘Señor, sálvame que perezco’, y el Señor le tendió la mano.
Fijemos la mirada en Cristo Jesús, hermanos, siempre mantengamos la mirada en la palabra de Dios. Llénate de la palabra del Señor. Por eso es tan importante, como dice el Apóstol Pablo, de nuevo, transformar nuestra mente por medio de la renovación de nuestro entendimiento. Es importante que tu programes tu mente para vivir una vida poderosa y eso requiere que tu continuamente estés en contacto con la palabra de Dios, siempre estarte llenando de la palabra del Señor.
Uno no puede ser un guerrero poderoso y efectivo a menos que uno conozca la palabra de Dios, hermanos. Yo les animo en este año a estudiar la Biblia, a tomar los discipulados, a sacar tiempo para estudiar la palabra, leer buenos libros, congregarse continuamente, asistir a una célula, tener conversaciones sanas con hermanos, ver buenos programas en la televisión, escuchar buenos programas en la radio, porque esas cosas van a programar tu mente para que tu fe se mantenga bien en alto y para que cuando vengan las pruebas tu sepas lo que tienes que hacer y cómo reaccionar. Los soldados son continuamente programados, continuamente los ponen a hacer ejercicios y a hacer todo tipo de ensayos de guerra y los llenan, los adoctrinan con palabras de valor, de hombría, de seguridad, de éxito porque los entrenadores saben que ese soldado necesita esa programación en su mente para poder entrar en una situación de presión y actuar en el instante.
Así nosotros también necesitamos llenarnos de las promesas de Dios, necesitamos meditar en ellas, necesitamos llenar nuestro corazón de firmeza, de seguridad para que cuando venga la prueba nosotros sepamos a quién mirar, que podamos quitar la mirada del gigante que nos está burlando y diciendo que nos va a destruir y poner la mirada en el Dios que dice, ‘no temas, yo estoy contigo, yo te llamé por nombre. Yo soy tu formador, yo soy tu creador, yo te he redimido, yo te perdono cuando fallas, cuando te arrepientes, cuando te pegas de mi nadie te arrebatará de mi mano. Cuando pases por las dificultades de la vida, cuando vengan obstáculos a mi bendición, y tu te mantengas firme buscando, clamando a mi, yo te prometo mi bendición.
Vamos a comenzar este año con seguridad. Amen. Vamos a comenzar este año con la firmeza, con la confianza de que nuestro Dios es más que fiel. Él está con nosotros por lo tanto no tenemos nada que temer.
Vamos a ponernos de pie, vamos a declarar la fidelidad de Dios en nuestras vidas. Confiesa allí que Dios está contigo en esta mañana y rechaza toda duda, rechaza toda negatividad en tu corazón, quita todo eso. Échalo abajo, sácalo, di, ‘Yo renuncio a la timidez, renuncio a la ansiedad, renuncio al miedo, rechazo las palabras de temor del diablo, rechazo la condenación y la acusación de Satanás y Dios está contigo. Mi Dios es fiel. Dios me va a bendecir en mis estudios, Dios me va a dar éxito en mi trabajo, Dios me va a conseguir mi vivienda, Dios no me va a faltar financieramente, Dios va a fortalecer mi familia.
Piensa en lo positivo, hermano, en este año. No pelees contra lo negativo, sino llénate de lo positivo de Dios porque si lo positivo de Dios está dentro de ti no habrá lugar para lo negativo del diablo. Si tu mente está llena de las promesas de Dios el enemigo no podrá entonces poner allí temor o duda para que entonces en ese espacio puedan meterse los ataques del diablo, en el nombre de Jesús pronunciamos palabra de bendición sobre el pueblo de Dios.
Bendecimos el pueblo del Señor en este nuevo año y creemos que la bendición de Dios está con nosotros. Gracias, Jesús, te adoramos, te bendecimos. Oh, Señor mi alma te adora, mi alma te bendice, mi alma te glorifica, Señor. Gracias por tu fidelidad. Gracias por tu gran amor. Creemos en tus promesas, Señor. Recibimos cada una de ellas, las agarramos en el espíritu, Padre y nos llenamos de tu bendición.
Te adoramos, Señor. Gracias, gracias en el nombre poderoso de Jesús. Gloria al nombre de Jesús.