Texto: Mat 1:21 SSE Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Mar 16:15-17 SSE Y les dijo: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a toda criatura. (16) El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. (17) Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
Introducción:
“Llamaras su nombre Jesús” (heb. Jehová es el Salvador) Para la humanidad, este nombre es la dulce fragancia encarnada del perdón, la manifestación del inmenso amor de Dios. No es la manifestación de un dios lejano manifestando los pecados y desmanes del hombre, como aquellos dioses griegos, sino uno que por el contrario, estaba dispuesto a cargar el pecado, sin conocerlo, para que Su nombre, más que un significado, sea una acción.
I. Reconocimiento en el Espíritu Santo
a. Para conocer la magnitud de ese nombre, hace falta una revelación del Espíritu
i. Pedro y Juan predicaban en el Templo, luego de levantar al paralítico de la puerta de la Hermosa y fueron apresados, veamos la expresión escritural para entender el privilegio de ese Nombre:
Hechos 4:5-8 LBLA Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas; (6) estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. (7) Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder, o en qué nombre, habéis hecho esto? (8) Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo,
Hechos 4:11-14 LBLA Este Jesús es la PIEDRA DESECHADA por vosotros LOS CONSTRUCTORES, pero QUE HA VENIDO A SER LA PIEDRA ANGULAR. (12) Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. (13) Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. (14) Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra.
Ø Pedro, antes de recibir lo que sería llamado “la promesa”, tuvo una revelación sobre lo que “ese nombre” significaba: Mat 16:13-17 LBLA Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (14) Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas. (15) El les dijo*: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? (16) Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (17) Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ø Miqueas 4:5 Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros andaremos en el nombre del SEÑOR nuestro Dios para siempre jamás. Miqueas hace esta exclamación ante la realidad judía de la dispersión a causa de la obstinación de Israel. No importa cuales sean las circunstancias amenazantes en la vida del pueblo de Dios, nuestra seguridad está en mantenernos firmes en la adoración y búsqueda del Dios real, que es el eje de nuestra salvación y eterna felicidad.
Ø Seguro que tendremos opresión y persecución, pero podemos decir como Job “Yo sé que mi redentor vive”. El es mi roca, mi fuerza, mi escudo y mi salvación.
Ø No nos confundamos creyendo que por sólo estar somos participantes del poder que encierra ese nombre. Hay exigencias de Dios para aquellos que deciden profesar esta fe. Veamos la escritura:
Hechos 19:14-15 LBLA Y siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto. (15) Pero el espíritu malo respondió, y les dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois?
Ø Si bien es cierto que esta expresión del libro de los Hechos es dura, más dura es la expresión del Señor en Mat 7:20-23 SRV Así que, por sus frutos los conoceréis. (21) No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? (23) Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
Ø No hay necesidad de recibir tan dura expresión del Señor, cuando el se ha hecho tan cercano para enseñarnos la verdadera relación que debemos mantener con El. Mat 18:1-5 SRV EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (2) Y llamando Jesús á un niño, le puso en medio de ellos, (3) Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (4) Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos. (5) Y cualquiera que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.
Ø Pablo nos exhorta a buscar como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada. Puede que en este tiempo escuchemos mensajes que agraden a nuestras formas y conceptos poco comprometidos; que nos hagan “sentir bien” (feel good). Pero hay cosas que no deben ser adulteradas, (aguadas o mezcladas). Pedro conocía de esto y el Espíritu Santo usa esa inquietud y nos escribe:
1Pe 2:1-3 LBLA Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación, (2) desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, (3) si es que habéis probado la benignidad del Señor.
Ø Si en realidad le conocemos, no puede haber en nosotros sombra de nuestro pasado sin El.
Conclusión
La esencia de la nueva vida en Cristo, es precisamente el reconocimiento de Su persona como Dios y Salvador nuestro. Su nombre encierra su atributo, el es el Emmanuel, el Dios con nosotros, el que se ha hecho cercano para ser Soberano entre todos nosotros. La Biblia nos dice, que Dios lo exaltó hasta lo sumo, y le ha dado un nombre, que es sobre todo nombre, tal como reza aquí; Filipenses 2:8-11 LBLA Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (9) Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, (10) para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, (11) y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
¡Que grandioso sería para tu vida que ese la persona de ese “Nombre” fuera dueño de tu corazón!
¡Dios te bendiga!
Rev. Evaristo Marrero
Pastor