La esperanza flota

Una mañana de 1878, un joven llamado Harley decidió que la compañía de jabones y velas que había fundado su padre debía producir
un jabón nuevo, b


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Una mañana de 1878, un joven llamado Harley decidió que la compañía de jabones y velas que había fundado su padre debía producir
un jabón nuevo, blanco y cremoso, delicadamente perfumado.
Quería que fuera el mejor en el mercado, capaz de competir con los mejores
jabones de la época importados de Castilla.
Harley invitó a su primo, James, a que le ayudara con el proyecto.

James, químico, quedó intrigado con la idea. Puesto que la compañía de la familia había sido la proveedora de jabón para el
ejército durante la Guerra Civil, ambos pensaron que tenían una posibilidad
de lograr éxito en el mercado. Los dos hombres se hicieron compañeros
con la esperanza de crear un producto
singular y de ganarse una buena manera de vivir al mismo tiempo.
No le llevó mucho tiempo a James preparar una fórmula para el jabón, y pronto empezaron la producción. Llamaron a su producto simplemente «Jabón Blanco», queriendo recalcar su pureza. De
inmediato se vendió bien, pero Harley pensaba que algo faltaba.
De alguna manera no habían logrado captar el mejor potencial del producto.
Descubrieron la pieza que faltaba como resultado de la contribución
inesperada de un hombre llamado Clem, que supervisaba las tinas de jabón en la fábrica. Un día Clem se fue a almorzar, y se
olvidó de apagar la mezcladora. Cuando regresó halló que la máquina había
batido demasiado aire en la solución jabonosa. A pesar de su equivocación, no quiso desperdiciar el lote, así que lo
vació en los moldes para que se endureciera, confiando en que ocurriera lo mejor.
Así es como aparecieron en los almacenes los primeros panes de jabón lleno de aire y flotantes.
La reacción de los clientes fue abrumadora. La fábrica fue inundada con cartas que ordenaban el asombroso jabón que flotaba en la superficie y que no se perdía debajo del agua turbia. Cuando los primos finalmente lograron descifrar lo que había ocurrido,
inmediatamente cambiaron su método de producción, pidiéndole a Clem
que batiera todos los lotes de jabón un tiempo adicional.
También hicieron otro cambio. El ombre «Jabón Blanco» parecía demasiado ordinario para un jabón tan innovador. Al pensar al respecto un domingo en la iglesia, Harley se inspiró en un pasaje del
Salmo 45: «Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos desde palacios de marfil [ivory, en inglés] te recrean» (Salmo 45:8).
Eso era. Llamarían «Ivory» al jabón.
El jabón «Ivory» llegó a ser la base de una gran alianza entre los primos Harley y James, alianza que continúa hasta nuestros
días. Ah, ¿olvidé mencionar sus apellidos? Eran Procter y Gamble.

Extraído de «El Poder de una Alianza en la Iglesia», Editorial Bethania, por John C. Maxwell

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