La Gloria de Dios

“El entonces le dijo: te ruego que me muestres tu gloria” Éxodo 33:18

Conocer la gloria de Dios es una necesidad en todo creyente que desea ser guiado por el Espíritu Santo,  no se puede llegar a la plenitud de la vida cristiana sin esta incomparable experiencia.

Moisés lo sabía. No se maravillo con los milagros, hay algo más grande que ellos. No tuvo satisfacción solo con tener la presencia de Dios a su lado. Fue más allá. Quiero tu presencia, tu respaldo, pero quiero conocer tu gloria.

 

La gloria de Dios es una promesa consumada en el sacrificio de Jesús, no es algo reservado para cierto tipo de personas, esta es una bendición para todos aquellos que le buscan, le anhelan y han sido lavados con la sangre preciosa del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

 

No son los milagros, no son las conversiones o los bautizados con el Espíritu Santo. No es un culto en bendición o fluido en alabanza. No es el fluir constante de los dones.

 

La gloria de Dios se conoce en un plano personal, en un encuentro íntimo con El. Porque nuestro Dios es galardonador de aquellos que le buscan.

 

Moisés conocía los milagros y el poder de Dios. Tenía la certeza de su Presencia, pero pidió algo más. La maravilla de este caminar es que siempre hay algo mas.

 

Conocer la Gloria de Dios le costo 40 días fuera de su entorno, fuera de su casa, de su comodidad. Es una intimidad con Dios. Una dependencia total, una disposición a Él.

 

Necesitamos conocer la gloria de Dios en nuestra intimidad, esta no se conoce en un altar, no se conoce en un instante. Existen dos requisitos fundamentales para conocerlo:

Debemos tener un anhelo ardiente por conocerle, por adquirir su compañía y respaldo, pero esto no es suficiente sin lo siguiente. Una vida en santidad.

Una vida apartada del pecado. Mi decisión y mi voluntad en un solo propósito agradar a Dios, vivir para El y morir por Él. Anhelar su gloria es alejarme del pecado.

 

Si hay un anhelo ferviente de conocerle a Él, pero no una vida sin pecado, no podemos llegar a conocer su Gloria.

 

Se requiere gente dispuesta a agradarle a El. Personas guiando a otras al camino de la santidad. No al emocionalismo o a lo espectacular. Urgen personas que vivan en integridad con Dios y no en falacias con ellos mismos.

 

La Biblia nos enseña que el joven Samuel trajo la presencia de Dios de nuevo a Silo (1 Samuel 3:21). La vida de una persona atrayendo la obra magnifica de Dios a un pueblo que estaba alejado de Él. Si se pudo hacer en ese tiempo hoy también se puede lograr. Dios es el mismo no cambia, permanece para siempre y donde este una vida consagrada a El no tardara en manifestarse.

 

Como cristiano puedo guiar a otros a la presencia de Dios o apartar del lugar de adoración (Ezequiel 8:6).

 

La gloria de Dios dejo el lugar de adoración (Ezequiel 10:4) porque la gente vivía en pecado. Traían adoración, celebraban la victoria. Pero en su intimidad agradaban a su carne y buscaban sus placeres. En un lugar así no puede habitar ni darse a conocer la Gloria de Dios. El Padre busca adoradores en espíritu y en verdad. Abarca todo lo que soy el adorar.

 

Ezequiel 8:12 nos enseña que Dios no ignora lo que pasa en nuestra intimidad sea agradable a El o no. Dios no puede ser engañado y no pasa por alto nuestros actos.

¿Cómo puedo guiar a un lugar que no conozco? Jesús es el camino, el guía inequívoco de nuestra vida. Las personas requieren gente que viva como Jesús vivió, no enfrascados en cuestiones triviales como vestimentas o música. Una vida en santidad se refleja sin dejar lugar a nuestro orgullo.

 

Deja que Dios te muestre su gloria y esta se conoce en nuestra intimidad. No hay otro lugar, no hay otro momento. Él te esta esperando a reservado un monte para ti. Un lugar de encuentro. Hoy es el tiempo. No son los años en la iglesia. No es el ministerio. Es en tu intimidad donde descubres las grandezas que Dios tiene para ti.

Por: Pastor Benjamín Esquer Cruz

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