LA MUJER DRAGON

Por Ray C. Stedman.
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen acerca del fin de los tiempos es: ¿Tendrá la iglesia que pasar por la gran tribulación? No voy a tratar a fondo ese tema en estos momentos, pero hemos visto muchos pasajes de las Escrituras y especialmente en las cartas enviadas a las siete iglesias, mencionadas en Apocalipsis, que por varios motivos podemos decir que no, que la verdadera iglesia de Jesucristo no pasará por la gran tribulación. Aquellos que de verdad conocen al Señor y que estén vivos cuando llegue ese momento, serán llevados con él antes de que comience la tribulación.



Sin embargo, no toda la iglesia de hoy está, por fuerza, incluida en esa promesa porque, en otras palabras, no todo el Cristianismo es la verdadera iglesia. Hay una iglesia que tendrá que pasar por la gran tribulación y nos encontramos con ese tema en los estudios que estamos haciendo de Apocalipsis en estos momentos. Tuvimos una alusión a ello en la carta dirigida a Tiatira, en el segundo capítulo de este libro, en el que el Señor describe a una mujer llamada Jezabel, que enseñaba a las gentes a cometer inmoralidades y acerca de la cual dijo el Señor: «la echo….y a los que con ella adulteran, en muy grande tribulación. Tenemos el relato completo en los capítulos 17 y 18 y el tema lo introducen los seis primeros versículos del capítulo 17.


«Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y habló conmigo diciendo: Ven acá, y te mostraré la condenación de la gran ramera, que está sentada sobre muchas aguas. Con ella fornicaron los reyes de la tierra y los que habitan en la tierra se embriagaron con el vino de su fornicación., Me llevó el Espíritu al desierto. Y vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y estaba adornada con oro y piedras preciosas y perlas. En su mano tenía una copa de oro llena de abominaciones y de las impurezas de su inmoralidad. En su frente estaba escrito:

«BABILONIA LA GRANDE, MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.,

Vi a la mujer embriagada con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús.

Ya nos hemos enterado de que la bestia representa a una coalición occidental de naciones, dirigida por un gran líder político, que dominará la economía mundial en los últimos días. (En este capítulo veremos mas sobre el tema). Pero en ese momento se pide al apóstol que centre su atención en esta mujer, sentada sobre la bestia. Hay varias claves, de hecho diez de ellas, que nos han sido dadas para poder reconocer a esta mujer. ¿Qué representa este símbolo? Hay dos capítulos enteros dedicados a él. No hay ningún otro símbolo en el Apocalipsis sobre el que se nos de más claves para poder reconocerlo que el de esta mujer y, por lo tanto, debe representar un factor muy importante.

He aquí las claves. En primer lugar, se nos dice que esta mujer es una «prostituta. Es una ramera, para decirlo claramente, una mujer de mala vida. El uso del símbolo sexual indica el mal que practica, que a los ojos de Dios es malo de por sí y es la imagen de un mal aun mayor, que es, ¡la adoración de Dios adulterada! Es una imagen de la infidelidad a Dios por parte de alguien que afirma honrarle. Una prostituta es una mujer que ofrece satisfacción sexual, como lo haría una esposa, pero que no representa en ningún otro sentido ese papel. Esta clave apunta a alguna organización o grupo, que afirma adorar a Dios, pero que de hecho le está siendo infiel.

La segunda prueba nos da a entender que esta mujer ejerce una influencia universal y se la describe como «la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas. No tenemos necesidad de adivinar lo que significa esto porque en el versículo 15 de este mismo capítulo nos dice Juan:

«También me dijo: Las aguas que has visto donde está sentada la ramera, son pueblos y multitudes, naciones y lenguas.»

Son muchos los pueblos por toda la tierra que se ven afectados por las enseñanzas de esta organización ramera. Leemos en los versículos 1 y 2: «con ella fornicaron los reyes de la tierra. Tendrá poder sobre los dirigentes de las naciones, «los reyes de la tierra y conseguirá que el pueblo común se sienta «embriagado con el vino de su fornicación. En otras palabras, se dejará engañar por el vino embriagador del engaño religioso que es el resultado de la enseñanza de esta mujer.

La tercera clave es que está sentada sobre la bestia, que indica que existe una relación entre ellos. Está claro que la mujer domina a la bestia durante un período de tiempo. Ejerce un tremendo poder sobre el dirigente político de esos últimos días, pero al final se *****plirá lo dicho en los versículos 16 y 17.


«Los diez cuernos que has visto, y la bestia, estos aborrecerán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda. Comerán sus carnes y la quemarán con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar su propósito, y que entreguen su reino a la bestia hasta que se *****plan las palabras de Dios.»

A lo largo de estas secciones tenemos constantes recordatorios de que Dios ejerce el más absoluto control y permite que sucedan ciertas cosas, que a la postre harán que se *****plan sus propósitos.

La cuarta clave es que es evidente que la mujer es muy rica y lleva adornos muy caros. Estaba «vestida de púrpura y escarlata y estaba adornada con oro y piedras preciosas y perlas. Estos son símbolos, figuras de las verdades divinas y espirituales, pero que se muestran de manera externa. No es que los posea, sino que son un adorno exterior, haciendo que la mujer le resulte muy atractiva a muchas personas. También se nos dice en la quinta clave que tiene «en su mano una copa de oro. Exteriormente es de oro, que es un símbolo de la actividad divina, y da la impresión de haber sido dada por Dios, pero está llena de falsos conceptos religiosos «de cosas abominables, de adulterios espirituales y con enseñanzas asquerosas. Como han hecho notar muchos comentaristas, se pretende que esto contraste con la copa de la Santa Cena del Nuevo Testamento «la copa del Señor que se relaciona con la verdad de Dios. Es una falsificación de la copa del Señor y aunque parece auténtica, no lo es.

A continuación tenemos la sexta clave y a la mujer se la llama «Misterio, Babilonia la Grande. La palabra «Misterio indica que hay algo mucho más profundo de lo que se ve a primera vista. Como es lógico, Babilonia fue la gran ciudad del Río Eufrates, el imperio que dominó el mundo antiguo. Encontramos la fundación de esta ciudad en el libro de Génesis. Comenzó como la ciudad de Babel, fundada por Nimrod, el gran cazador de almas humanas y se convirtió en cuna de la idolatría de todo el mundo antiguo, pero esta no es una referencia a la Babilonia junto al Eufrates porque el título «Misterio indica algo más profundo. Es lo que se identifica espiritualmente con Babilonia, es decir, con la idolatría o el adulterio espiritual. De modo similar, en el versículo 8 del capítulo 11 se nos dice que se le llama a Jerusalén «Sodoma y «Egipto debido a que se habían convertido en los orígenes de las falsas enseñanzas y de las costumbres corruptas.

La séptima clave es lo que se conoce como «la madre de las rameras. Hay otras organizaciones y grupos religiosos que siguen los mismos errores, las mismas idolatrías y falsas enseñanzas religiosas. Ella extiende por todo el mundo la falsa doctrina y habrá muchos grupos que la sigan. La octava clave es que persigue a los verdaderos creyentes en Cristo: «vi a la mujer embriagada con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. No puede tolerar oposición alguna que revele la falsedad de lo que está realizando y se opone con violencia y muerte a aquellos que predican la verdad contraria a las mentiras que ella proclama. En otro lugar de este capítulo aparecen otras dos claves, en las que pensaremos juntamente con estas otras, para asegurarnos de haber reconocido a esta mujer. Una se encuentra en el versículo 9 y la otra en el 18, el último versículo del capítulo, que confirman aun más la identidad de la mujer. Dice el versículo 9:


«Aquí está la mente que tiene sabiduría [es decir, no es algo que resulte fácil de identificar, es algo en lo que es preciso pensar): las siete cabezas son siete montes sobre los cuales está sentada su mujer.»

Más de una docena de escritores antiguos describen a Roma como la ciudad construida sobre siete colinas y esta era una terminología conocida durante el primer siglo y esta identificación la confirma nuevamente Juan en el versículo 18:


«La mujer que has visto es la gran ciudad que tiene imperio sobre los reyes de la tierra.»

En los tiempos de Juan solo podía tratarse de una ciudad: Roma. «La Gran Ciudad, que era la capital del Imperio Romano que dominaba el mundo conocido de aquella época, gobernaba literalmente sobre los reyes de la tierra, pero en aquel tiempo la iglesia de Roma no era una iglesia falsa, sino que era una auténtica asamblea cristiana. A finales del primer siglo, cuando Juan escribe esto, era la iglesia de las cata*****bas, que se vio perseguida y acosada, por lo que tenía que esconderse en las cuevas de la tierra, debajo de la ciudad. Eso posiblemente explique la segunda parte del versículo 6, donde Juan nos dice que cuando vio a la mujer sentada sobre la bestia «quedé asombrado con gran asombro. ¿Por qué? Sin duda alguna, debió de quedarse muy sorprendido al ver que la iglesia que había conocido en Roma habría de convertirse en una iglesia ramera, que dominaría a los reyes de la tierra.

Cuando reunimos todas estas claves, es imposible evitar llegar a la conclusión de que es una imagen de la Iglesia Católico Romana. Es una iglesia que surge durante la era de la iglesia actual, pero que alcanza su máximo poder durante los últimos siete años de esta era, después de que haya sido raptada la verdadera iglesia. Al decir esto, debemos recordar que no estamos hablando acerca de la gente católico romana. Consideramos a la iglesia como personas, pero la propia iglesia romana enseña que la iglesia es el clero, el papado y su jerarquía y no el pueblo. Resulta interesante que los propios eruditos católicos admiten, al estudiarla que esta sección del Apocalipsis se está refiriendo, efectivamente, a la Roma que se describe aquí, pero dicen que es la Roma pagana. El único problema de ese enfoque es que Juan no se habría sorprendido lo más mínimo de que una Roma pagana persiguiese a los santos de Dios, cosa que habría esperado puesto que era corriente en su época, pero el ver a la iglesia misma persiguiendo a los santos de Dios fue lo que le sorprendió tanto.

Resultaría simplista decir que esto describe a la Iglesia Católico Romana y solo a ella. Debemos recordar, para comenzar, que hay muchos santos auténticos en la Iglesia Católico Romana. Han existido Papas, obispos, sacerdotes y monjas santas a lo largo de los siglos. Yo he conocido a algunos de ellos, de modo que, tal vez usted también haya conocido a algunos. Lo que debemos de entender es que es la enseñanza de la iglesia romana la que se describe aquí, las enseñanzas extrabíblicas de origen pagano que se han unido bajo el nombre de la Cristiandad. Estas implican buscar el poder terrenal o la situación social que se consigue mediante la autoridad religiosa y eso es babilonialismo. Eso fue lo primero que surgió en la ciudad junto al Eufrates, una búsqueda del poder terrenal y de la gloria por medios religiosos. La Torre de Babel fue construida apuntando hacia el cielo, y los que la construyeron decían «hagámonos un nombre. Eso es babilonianismo.

En la actualidad existen muchos grupos religiosos e iglesias afligidas por esta corrupción. No solo refleja este error la Iglesia Católico Romana, sino también algunas de las Ortodoxas, de las orientales, de las occidentales, de la protestante, de la anglicana, de la independiente, de las carismáticas y de las iglesias evangélicas. Nuestro buen amigo, Eugene Peterson, que tiene un don tan fabuloso para decir las cosas con decisión, lo ha expresado muy bien:

La prostitución no es otra cosa que la relación entre el sexo y el dinero. La adoración bajo la Gran Ramera es la comercialización de nuestra gran necesidad y de nuestro profundo deseo de hallar significado, amor y salvación. La promesa del éxito, del éxtasis y del significado en la vida es lo que podemos obtener por un precio, el de la adoración (a la prostitución) que es una inversión diabólica del concepto «sois comprados por precio por el de «puedo conseguiros al por mayor..

Los versículos 8 al 14 están dedicados a la interpretación de la bestia, que no voy a leer sencillamente porque ya cubrimos el tema en el capítulo 13, donde vimos que describe una forma reavivada del Imperio Romano: formado por diez naciones europeas que entregan su poder a un hombre a fin de que gobierne. El hecho realmente asombroso, que les prometí al llegar a esta sección, es que la forma imperial, los emperadores o Césares de Roma, no desaparecieron hasta el 1917 (el año en que nací) cuando el Kaiser alemán y el Zar ruso fueron ambos derrocados en un año. Estos títulos son otra forma de escribir el nombre César: Kaiser es la forma alemana y Zar es la rusa. De modo que la forma imperial, que describimos en esta sección como la sexta forma de la bestia, falleció hace tan poco como el 1917. A Juan se le dice que habría de aparecer una séptima durante un breve tiempo y luego una octava, que es la bestia, que habrá de hacer su aparición.

El fin de la octava forma lo describen los versículos 13 y 14:

«Estos tienen un solo propósito [es decir, los diez reinos o diez naciones] y entregan su poder y autoridad a la bestia. Ellos harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.»

Cuando aparezca el Cordero irá acompañado por la iglesia. Hay varios pasajes de las Escrituras que anuncian por adelantado que Jesús aparecerá con poder y gran gloria cuando la iglesia esté ya con él, porque tal y como dice aquí, irá acompañado de los que «son llamados y elegidos y fieles. Esa es una breve anticipación de lo que se nos dice en el capítulo 19, que estudiaremos la semana que viene. El capítulo 18 añade ahora más detalles acerca del juicio al que se verá sometida la gran ramera. Es un hecho que se explica por sí mismo y necesita muy poca interpretación, de manera que me limitaré a leerlo y a hacer de paso unos pocos comentarios. En primer lugar, el gran ángel anuncia la caída de Babilonia y da los motivos por los que se producirá:

«Después de estas cosas [dice Juan] vi a otro ángel que descendía del cielo y que tenía gran autoridad, y la tierra se iluminó con su gloria. Y proclamó con potente voz diciendo:

¡Ha caído, ha caído Babilonia la grande! Se ha convertido en habitación de demonios, refugio de todo espíritu inmundo, y refugio de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino de la furia de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella y los comerciantes de la tierra se han enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad.

El derrocamiento de la gran ramera se produce por tres motivos. Es demoniaca: «se ha convertido en habitación de demonios, refugio de todo espíritu inmundo. Esa es, sin duda, una referencia a la parábola que enseñó el Señor acerca de la semilla de mostaza, que se encuentra en Mateo 13. En ella habla acerca de esta pequeña semilla, que es la iglesia plantada en el mundo, que crece hasta convertirse en un gran árbol donde anidan los pájaros inmundos. Es una imagen de las ideas y de las enseñanzas demoniacas, que encuentran un lugar en la iglesia. Además se dice que el Misterio de Babilonia es, como ya hemos visto con anterioridad, la infidelidad espiritual (los reyes de la tierra han fornicado con ella) y resulta materialmente seductora (los comerciantes de la tierra se han enriquecido con la potencia de su lujosa sensualidad) y debido a estas razones es derrocada.

En los versículos 4 y 5 se pide a los verdaderos santos que aún se encuentran en esta falsa iglesia durante los últimos días, que salgan de ella.

«Oí otra voz del cielo que decía: ¡Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados, y para que no recibáis sus plagas! Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias.»

Este grandioso sistema religioso sigue conservando mucho de la verdad salvadora y se puede llegar a ser un auténtico creyente en la iglesia, a pesar de que también se encuentren muchos errores en ella. Hay suficiente verdad como para que, mediante el Espíritu de Dios, alguien se pueda salvar y algunos se salvan incluso en aquel día. Pero ahora se les pide que salgan de ella y se ofrecen más motivos por los que habrá de ser juzgada:


«Pagadle tal y como ella os ha pagado, y devolvedle el doble según sus obras. En la copa que ella preparó, preparadle el doble.

Esta es sencillamente la ley de la retribución. Lo que hagáis a otros os volverá a vosotros. «Donde las dan las toman. En este caso es el doble debido al tiempo tan prolongado durante el cual se ha estado difundiendo el error.

Se nos ofrece otro motivo en los versículos 7 y 8:

«En la medida que ella se ha glorificado y ha vivido en sensualidad, así dadle tormento y llanto, porque dice en su corazón: Estoy sentada como reina; no soy viuda, ni jamás veré llanto., Por eso en un solo día le sobrevendrán las plagas: muerte, llanto y hambre. Y será quemada con fuego, porque fuerte es el Señor Dios quien juzga. El segundo motivo por el que habrá de ser juzgada es su arrogancia, su orgullo y complacencia para consigo misma. Derrocha lujos para sí misma y se enorgullece del hecho de que es una reina y de que no necesita ayuda de nadie. Aquí hay algo en lo que nos debemos de fijar muy bien. En el capítulo 17 vimos que la bestia y el falso profeta se volverán contra ella y la destruirán con fuego, pero aparte del odio y de la destrucción de la bestia parece haber otro juicio de Dios, que se describe en los versículos 9 y 10:

«Cuando vean el humo de su incendio, llorarán y se lamentarán por ella los reyes de la tierra que han fornicado con ella y han vivido de su sensualidad. Estando de pie, desde lejos por temor de su tormento, dirán:

¡Ay! ¡Ay de ti, oh Babilonia, ciudad poderosa! ¡porque en una sola hora vino tu juicio!»

Al llegar al final, parece que hay un juicio repentino de Dios. En el capítulo 16, esto fue anunciado como algo que habría de suceder durante el gran terremoto descrito en dicho capítulo. Los reyes que la destruyeron se sienten ahora aterrorizados por el fin repentino y total de esta gran ciudad.

Se lamentan, como es lógico y según nos dice el relato, no por la Ramera, sino por su propia pérdida. «Los comerciantes de la tierra llorarán y se lamentarán por ella debido a que nadie comprará ya sus mercancías, mercancías de oro, de plata, de piedras preciosas y de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda y de tela escarlata, de toda clase de madera de cidro y artículos de toda clase, fabricados con marfil, maderas finas, bronce, hierro y marmol; mercancias de canela y especias, de incienso, mirra y Líbano, de vino y de aceite de oliva, de harina fina y de trigo, ganado y ovejas, caballos y carruajes; así como los cuerpos y las almas de los hombres.

Su negocio se ha arruinado por causa de la destrucción de esta ciudad. La falsa religión ha sido provechosa para los negocios, pero ahora todo ha desaparecido, incluyendo los caros objetos de adorno, las telas finas, los materiales ornamentales, los perfumes caros, el incienso, las maderas finas, los vehículos caros e incluso los esclavos, que eran hombres y mujeres fuertes, que habían de servir sin paga y que habían renunciado a todos sus derechos humanos y a sus libertades por una equivocada devoción a un sistema falso.

Los versículos 14 a 19 continuan con el lamento de los pueblos de la tierra:

«El fruto que anhela tu alma se apartó de ti. Todas las cosas exquisitas y espléndidas se te desvanecieron, y jamás las hallarán. Los comerciantes de estos bienes que se han enriquecido de ella, estarán de pie, desde lejos por temor de su tormento, llorando y lamentándose diciendo:

¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad, vestida de lino fino y de púrpura y de escarlata, adornada de oro y piedras preciosas y perlas! ¡Porque en una sola hora ha sido asolada tanta riqueza!

«Y todo timonel, todo el que navega de lugar en lugar, y los marineros y cuantos trabajan en el mar se pusieron de pie desde lejos. Y viendo el humo de su incendio, daban voces diciendo:

¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad? Echaron polvo sobre sus cabezas y llorando y lamentando, gritaban diciendo: ¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad! ¡Porque en una sola hora ha sido asolada tanta riqueza!»

Los comerciantes y los hombres de mar parecen aterrorizados y asombrados por este juicio repentino que cae sobre esta gran ciudad. Fijémonos en cuántas ocasiones se menciona «en una sola hora, pues es una destrucción muy rápida y al parecer el juicio lo lleva a cabo Dios mediante el fuego, lo cual sugiere una gran actividad volcánica. Los geólogos han sabido durante mucho tiempo que prácticamente todo el sur de Italia, desde Roma hasta la ciudad de Nápoles, es de naturaleza volcánica. El Vesubio, ese gran volcán cercano a Nápoles, ya ha destruido algunas partes de la ciudad en el pasado. De modo que es muy posible que se produzca una tremenda destrucción volcánica en Roma durante los últimos días de la semana septuagésima de Daniel.

Pero en contraste con la reacción que se produce en la tierra, hay regocijo en el cielo y el versículo 20 nos dice:

«Alégrate sobre ella, oh cielo, y vosotros santos y apóstoles y profetas. Porque Dios ha juzgado vuestra causa contra ella.»

Como vemos, el tratamiento cruel por parte de la Misteriosa Babilonia se remonta a los tiempos de los apóstoles. Se ha establecido el error religioso y ha creado una oposición a la verdad, desencadenando el ataque a los profetas, a los apóstoles y a los santos de Dios. Pero en ese momento, «un ángel poderoso tomó una piedra como una gran piedra de molino y la arrojó al mar diciendo:

«Con semejante violencia será derribada Babilonia la gran ciudad, y nunca jamás será hallada. Nunca más será oído en ti el tañido de arpistas, de músicos, de flautistas o de trompetistas. Nunca más se hallará en ti ningún artesano de cualquier oficio. Y el ruido de los molinos nunca más se oirá en ti. La luz de la antorcha nunca más alumbrará en ti. Y la voz del novio y de la novia nunca más se oirá en ti; porque tus comerciantes eran los magnates de la tierra, y porque todas las naciones fueron engañadas por tus hechicerías. Y en ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos y de todos los que han sido muertos en la tierra.»

Nada más es preciso añadir a esta solemne y última declaración, pero no debemos de detenernos ahí. Hay cinco versículos más del capítulo 19 que pertenecen a esta sección.

«Después de estas cosas [dice Juan] oí como la gran voz de una enorme multitud en el cielo, que decía:

¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios. Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues él ha juzgado a la gran ramera que corrompió a la tierra con su inmoralidad, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.,

Y por segunda vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella subió por los siglos de los siglos. Y se postraron los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes y adoraron a Dios, que estaba sentado sobre el trono, diciendo:

¡Amen! ¡Aleluya! Entonces salió del trono una voz que decía: ¡Load a nuestro Dios, todos sus siervos, y los que teméis, tanto pequeños como grandes! Esta es la primera vez que aparece la palabra «aleluya en Apocalipsis. Hay un gran coro de aleluyas en el cielo que se regocija por el hecho de haber sido eliminada esta iglesia tan destructiva, que insinúa el error en medio de la verdad y, en el nombre de Dios, conduce a las gentes por caminos equivocados. El versículo 3 confirma que el juicio final de Babilonia es de parte de Dios diciendo: «y el humo de ella subió por los siglos de los siglos. Esa no es una escena terrenal, lo que tenemos ante nosotros es la eternidad.»

Dejemos ahora esa solemne y sobria imagen. Lo que Dios tiene en contra del babilonialismo, dondequiera que se encuentre, no solo en la iglesia romana, sino en muchas iglesias que son presa de este error, es debido a que la iglesia «se glorifica a sí misma en nombre de Dios. Enseña en nombre de Cristo, mezclando la verdad con el error, cuando los santos han sido llamados a separarse de ese error de raíz: pero se dejan arrastrar por el anhelo imperativo de la gloria terrenal y de ocupar puestos que se obtienen mediante la devoción religiosa. Dondequiera que la iglesia intente influenciar impresionando a las personas con su esplendor exterior nos hallamos con las semillas que presenta el babilonialismo. Siempre que los cristianos intentan, a título individual, dar la impresión de ser piadosos y devotos, mientras que su corazón se esfuerza por conseguir una ganancia material o una posición, existe la seducción dorada de Babilonia.

En el Nuevo Testamento, la ocasión en que esto comienza en la iglesia es el juicio a que se tuvieron que someter Ananias y Safira. Ese matrimonio parecía santo y devoto, pero lo que pretendía no era la gloria de Dios, sino la suya propia. Estaban usando un aparente acto de devoción por su parte, al vender su tierra y entregar solo una parte de las ganancias a los apóstoles, para conseguir una posición falsa entre el pueblo.

Por lo tanto, debemos preguntarnos a nosotros mismos: «¿Por qué nos muestra Dios todo esto? En todo el libro del Apocalipsis estamos contemplando el fin de todas las cosas que tenemos en la actualidad. Esto es algo que se nos muestra porque, si nos damos cuenta de cómo van a terminar podemos apartarnos de ellas ahora. Ese es el motivo por el que se envía este libro a las siete iglesias de Asia, para que puedan aprender de los juicios de Dios sobre Babilonia lo que está mal en las prácticas que ven a su alrededor en la era de la iglesia.

Oración

Padre, qué agradecidos estamos por la sabiduría de tu palabra. Recordamos que la sabiduría nos invita a venir a beber del vino y seremos bendecidos, fortalecidos y ayudados. Pedimos, pues, en oración que decidamos no beber del vino falso del error religioso, sino que bebamos de la fuente de la verdad misma, de la palabra del Dios vivo, y que nos acerquemos mas a Aquel que nos ha amado y se ha entregado por nosotros para que podamos ser transformados, santificados y hechos nuevos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amen.



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Nº de Catálogo 4208

Veinteavo Mensaje

Apocalipsis 17:1-19:5



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