¿La Mujer nace o se hace?, es una interrogante inspirada en la famosa frase de la escritora, filosofa y activista del movimiento feminista Simone de Beauvoir. Ésta afirmó que “no se nace mujer, se llega a serlo”; estableciendo uno de los pensamientos más influyentes del feminismo a finales del siglo XX. Pero, ¿Qué quiso decir Simone de Beauvoir con esta frase? ¿Acaso el concepto de mujer es el resultado de una idea estereotipada culturalmente? ¿Hay roles establecidos por la sociedad solo para el género femenino?
Sabemos que el género femenino culturalmente ha sido definido como “el sexo débil”. Esta idea ha llevado a considerar que la mujer solo debe cumplir con ciertos roles de acuerdo a su capacidad. Pero, ¿Será esto cierto? ¿Acaso la mujer no puede ejercer otros roles que solo han sido asignados para los hombres?
«El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres”
Alexis Carrel
ROLES DE GÉNERO ¿UN ASUNTO CULTURAL?
Desde niños aprendemos a “hacer a la mujer”, identificándola por sus características biológicas, pero también por los roles que culturalmente consideramos debe cumplir. Y es que aunque biológicamente diferenciamos entre el sexo masculino y femenino, está comprobado que la diferencia que hacemos entre un hombre y una mujer, está definida en gran parte por la cultura o el entorno social.
¿Quién debe cuidar los niños en casa? ¿Quién debe hacer los trabajos peligrosos? Históricamente, en la mayoría de las culturas se esperaba que las mujeres dedicaran casi todo su tiempo al cuidado del hogar y de los niños, y que los hombres fueran los protectores y proveedores. Así mismo, que las mujeres fueran cariñosas y dóciles, y los hombres activos, fuertes y competitivos. A este tipo de ideas preconcebidas acerca del hombre y la mujer se les conoce con el nombre de estereotipos de género.
ESTEREOTIPO DE LA MUJER ¿ASUNTO DE PERSPECTIVA?
Los estereotipos de género son creencias arraigadas en la sociedad acerca de cuál debe ser el comportamiento masculino y femenino. En el caso de la mujer, las sociedades han ido “haciendo a la mujer”, adoptando estereotipos basados en diferentes perspectivas. Estas perspectivas o enfoques han contribuido a comprender porque las sociedades han construido estas ideas o creencias acerca del rol o papel que debe ejercer la mujer.
Enfoque Biológico:
Las investigaciones afirman que la mujer tiene un comportamiento basado en características genéticas, hormonales y neurológicas específicas, la cual hacen que actúe de forma determinada. Las características sexuales primarias y secundarias de la mujer evidentemente influyen en la formación de este estereotipo. Aunado a la producción de hormonas sexuales, lo cual incide en la personalidad y en la conducta por su influencia temprana en el desarrollo del cerebro, va generando la idea de que así “se debe comportar una mujer”.
Enfoque Evolutivo:
Esta perspectiva considera que la conducta de la mujer tiene una base biológica y de propósito, caracterizados por las distintas necesidades reproductivas y de apareamiento. Esto se evidencia en que la mujer invierte más tiempo y energía en el embarazo y solo puede dar a luz un número limitado de hijos; el cuidado de los hijos es de vital importancia para ella, explicando porque las mujeres suelen ser más solicitas y cariñosas, buscando estabilidad para ella y sus descendientes.
La perspectiva evolutiva es la que ha permitido que “hagamos a la mujer”, creando el estereotipo de que las mujeres son las principales cuidadoras de los niños, y que son las responsables de brindar afecto a los miembros del grupo familiar.
Perspectiva Psicoanalítica:
Con base en la teoría de Sigmund Freud, esta perspectiva explica que el niño se identifica con el padre del mismo sexo, adoptando sus creencias, valores, actitudes y conductas, razón por la cual las niñas se identifican con el comportamiento de la madre. Esta etapa de la identificación es muy importante para el desarrollo de la personalidad en la niñez temprana, lo que a su vez “va haciendo a la mujer”, convirtiéndose en un estereotipo.
Perspectiva Cognoscitiva:
Esta perspectiva afirma que luego que la niña se da cuenta del género al que pertenece, clasifica la información en su mente y adopta las conductas que percibe como coherentes con ser mujer. En consecuencia comúnmente vemos a niñas que prefieren las muñecas a los “carritos”, porque ve que las demás niñas juegan con muñecas y por ende considera que eso es congruente con el hecho de ser niña.
Perspectiva del Aprendizaje Social:
De acuerdo a este enfoque, las niñas aprenden de los roles que debe tener la mujer a través de la socialización. Observando a los otros niños, le permite aprender y diferenciar entre el comportamiento de un niño y una niña, así como de considerar y adoptar la conducta tipificada. La retroalimentación conductual junto con la enseñanza de los padres, maestros y otros adultos refuerzan la tipificación de género. Estos refuerzos son otorgados mediante recompensas. Las niñas reciben halagos por un vestido o peinado bonitos, o por un comportamiento acorde a una “damita”.
LA MUJER Y LA CULTURA DE LA SUBORDINACIÓN
Los más antiguos escritos considerados como sagrados por culturas anteriores al cristianismo (griega, romana, germánica, celta, incluso la hebrea); albergan la subordinación de la mujer. Con el paso de los siglos, esta creencia persistió y adquirió la autoridad de tradición consagrada. Esta subordinación femenina, limitó los cometidos y las funciones de la mujer, definiendo su naturaleza y hasta el uso correcto de su cuerpo.
Todas las culturas mencionadas, argumentaron que el cuerpo de la mujer las excluía de la guerra, la ley, el gobierno y de la religión, sosteniendo que necesitaban estar resguardadas bajo el confinamiento del hogar, confiriendo al hombre la autoridad o poder sobre ella, valorando a las mujeres menos que a los hombres, al punto de que se educaban más niños que niñas.
Incluso pensadores como el filósofo griego Aristóteles afirmaba en el siglo IV a.C, que “el varón es por naturaleza superior y la mujer inferior, y uno domina y el otro es dominado”. En el siglo I a.C, Cicerón sostuvo que “debido a su debilidad de intelecto” todas las mujeres deberían estar bajo el poder de guardianes masculinos. En el siglo I d.C, Filón de Alejandría comentaba sobre el Génesis que “el sexo femenino es irracional y afín a brutales pasiones, temores, penas, placer y deseo de los que sobrevienen una debilidad incurable y enfermedades indescriptibles”. Esto es solo una muestra de cuál era el pensamiento que tenían diversas culturas y pensadores acerca de la mujer, haciendo de ella un ser subordinado.
“El grado de emancipación de la mujer en una sociedad es el barómetro general por el que se mide la emancipación general”.
Charles Fourier
LA MUJER Y LA RELIGIÓN
Históricamente la religión ha sido vista como una fuente de subordinación de las mujeres. Muchas religiones han contribuido a expandir y a legitimar de forma importante la desigualdad de género. Sin embargo, lo destacable no es catalogar si una religión es la responsable de la discriminación del género femenino, sino identificar el origen o las razones por la cual se ha abierto esta brecha de diferenciación entre hombre y mujer.
El cristianismo, el judaísmo y el islam, son las tres principales religiones monoteístas del mundo, y estas han cargado en la figura femenina toda la responsabilidad del “pecado original”, colocando el estereotipo de que la mujer es “una tentación” para el hombre, y que es la culpable de toda la desgracia ocurrida a la raza humana ¿Pero será esto cierto? ¿Hasta qué punto este tipo de pensamiento ha sido dañino para la mujer?
¿QUE DICE LA BIBLIA ACERCA DE LA MUJER?
Ciertamente la Biblia, también conocida como las Sagradas Escrituras, es la mayor fuente de inspiración de los ideales cristianos. Por tal razón, su estudio e interpretación debe ser tomada muy en serio y con total cuidado, para así evitar generar estereotipos que puedan dar origen a la discriminación, ya que en los conceptos cristianos predomina la igualdad, la aceptación y el amor, para todas las personas, sin distinción de género, raza, cultura y creencia.
Culpar a la mujer de todas las desgracias de la humanidad es un error grave de interpretación. El error de interpretación yace en el intérprete y no en el texto, por lo tanto, debemos ir al contexto de las Escrituras para así llegar a la conclusión de lo que realmente dice la Biblia de la mujer.
“Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” .
Proverbios 31:29-30 (RV60)
Jesús y la mujer
Jesús de Nazaret dio un giro total a la concepción tradicional de subordinación de la mujer. En sus enseñanzas, no hizo discriminaciones entre mujer y hombre, pese a la ocasional consternación que esto debió causar entre sus seguidores masculinos. Cuando Jesús habló con la mujer samaritana, sus discípulos “se maravillaron de que hablaba con una mujer” (Juan 4:27). En sus sermones incluyó a mujeres, no viendo defectos específicos en la naturaleza femenina. Con sus acciones y palabras negó las ideas tradicionales acerca de la mujer como inferior y acabó con las antiguas justificaciones de su subordinación.
Jesús nunca se refirió a la mujer como una creación secundaria de Eva a partir de la costilla de Adán. Tampoco le atribuyó la culpa a Eva por el pecado del huerto del Edén. El acto del bautismo limpiaba de igual forma a mujeres como a hombres de la mancha del pecado. En sus parábolas, Jesús utilizaba a mujeres así como a hombres, para ilustrar los principios del reino de Dios. Cuando una mujer con flujo de sangre le pidió ayuda tocando en secreto el borde de su manto, no la recriminó, sino que la consoló y la sanó. Jesús salvó la vida de una mujer adúltera, cuando iba a ser condenada por la sociedad judía. En múltiples oportunidades Jesús habló con mujeres de forma directa acerca de sus enseñanzas y las aceptó como seguidores especiales junto a los hombres. Para Jesús la mujer tenía igual importancia que un hombre.
Una nueva concepción
Sin lugar a dudas, esta nueva concepción transformó el paradigma religioso que se tenía acerca de la mujer, brindando esperanza e implantando un nuevo concepto de que la mujer es también creación de Dios “haciéndola de nuevo”, por lo tanto no debe ser relegada a un segundo plano, sino que puede tener injerencia en los asuntos que conciernen a la humanidad. El papel de la mujer es de vital importancia, no solo en la reproducción o procreación, sino en el planteamiento de soluciones, y mejoramiento de todo lo que representa la vida en este planeta.
«Mujeres, si se quiere salvar el alma de la nación, creo que ustedes deben convertirse en su alma» .
Coretta Scott King
LA MUJER EN LA ACTUALIDAD
El 8 de marzo de cada año se celebra el día internacional de la mujer, por lo que cabe recordar que en la actualidad la lucha por la igualdad de género y la no discriminación de la mujer ha sido un hecho acelerado. La Organización de la Naciones Unidas (ONU), ha establecido entre sus objetivos de transformar el mundo para el año 2030: “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”. Para la ONU, la igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino un fundamento esencial para construir un mundo pacifico, próspero y sostenible.
Temas como el empoderamiento femenino, la violencia de género, liderazgo y participación política, mujeres y niñas con discapacidad, se han hecho prioridad para seguir impulsando la igualdad de género y el posicionamiento de la mujer en el escenario mundial. Ciertamente la mujer es un ser excepcional, que a estas alturas ya no deberíamos estar mirando como algo fuera de lo común, sino que siempre estuvo ahí al alcance de nosotros, pero que por razones culturales no queríamos ver o dejar ser.
«Una mujer con imaginación es una mujer que no solo sabe proyectar la vida de una familia y la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio”.
Rigoberta Menchú
CONCLUSIÓN
Definitivamente muchas cosas han cambiado y mejorado desde que la mujer ha tenido participación protagónica en los diferentes ámbitos de la sociedad. Es decir, la mujer “ha ido haciéndose” de nuevo, echando a un lado las barreras ideológicas, e incursionando en el campo laboral, político, económico, social, empresarial, sin abandonar su rol de madre, esposa e hija, de forma activa y creadora ha ido aportando soluciones innovadoras para un mejor futuro.
Ha sido largo el camino que ha recorrido la mujer para llegar acá, sin embargo, aún resta mucho camino por recorrer. La mujer debe seguir haciéndose, debe seguir creándose, debe seguir escalando, para seguir contribuyendo en la mejora de este mundo.
Dios bendiga a la mujer!!!
REFERENCIAS
-Papalia, D; Feldman, R; Martorell, G. (2012). Desarrollo Humano. México, D.F: McGraw Hill.
-Craig, G; Baucum, D. (2009). Desarrollo Psicológico. México, D.F: Pearson Educación.
-Anderson, B; Zinsser, J. (2009). Historia de las mujeres: una historia propia. Editorial Crítica: Barcelona, España.
-Alonso Seoane, M. (2019). Género y religión. A la búsqueda de un modelo de análisis. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 82, pp. 124-137.
Por Alexander Guerrero.