La famosa oración católica conocida como “Yo Confieso”, describe que el penitente puede cometer al menos cuatro tipos de pecados. En esa oración se clasifica que el pecado puede ser de: 1) pensamiento; 2) palabra; 3) obra; y 4) omisión. Al meditar en esto, pude notar que los pecados más comunes o que juzgamos con facilidad se encuentran entre los tres primeros grupos, es decir de pensamiento, palabra y obra. Pero, ¿Cuál es el pecado de omisión?
Comúnmente los seres humanos tienen una escala de valores propia, para decidir cual es el pecado “más grave”, o el pecado “más mortal”. Algunos califican el homicidio como el pecado más grave; otros consideran al adulterio; la codicia, el chisme, la lujuria o la mentira. Según nuestra apreciación, un pecado puede resultar más grande que el otro, de acuerdo a las consecuencias. Pero, ¿será esto cierto? ¿Existe un pecado más grave que otro?
«Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado»
Santiago 4:17
¿QUÉ ES EL PECADO?
La palabra Pecado en el nuevo testamento, es traducida del griego jamartia, el cual literalmente significa “errar el blanco”. Esta palabra denota la idea de no acertar, es decir de alguien que falla en cumplir el propósito o meta que tiene establecido. Esto quiere decir, que cuando pecamos lo que estamos haciendo en realidad es fallar en cumplir con el propósito que Dios tiene para nosotros.
TIPOS DE PECADOS
Al describir una lista de pecados conocidos, podemos ubicarlos fácilmente en tres de los cuatro grupos descritos en la oración del “Yo Confieso”. Estos se agrupan de la siguiente manera:
- Pecados de Pensamiento: Son aquellos que involucran la acción de pensar. Son conocidos como “malos pensamientos” (Mateo 15:19). Aunque pensar es algo inevitable e incontrolable, también es cierto que podemos evitar que estos nos controlen. Entre los pecados de pensamiento más comunes tenemos: la envidia (Prov. 2:17), la codicia (Mt. 5:28), malos deseos (Col. 3:5), malas sospechas (1°Tim. 6:4). Estos pecados están relacionados con las malas intenciones.
- Pecados de Palabra: son aquellos que tienen que ver con lo que hablamos y como lo decimos. La biblia describe a “la lengua” como la generadora de estos pecados (Stg. 3:2-12). Entre los pecados más conocidos en este grupo, tenemos: la mentira, la calumnia, el chisme, falsos testimonios, injuria, maldiciones, blasfemias, murmuración.
- Pecados de Obra: describen aquellas acciones pecaminosas. Es el pecado ejecutado en acción. Estos son más visibles y quizás los más condenables. Entre ellos se encuentran: el homicidio, adulterio, fornicación, hurtos, u otro tipo de pecado de acto (Mateo 15:19; Gálatas 5:19 – 21).
¿QUÉ PECADO FALTA?
Los pecados anteriormente descritos son fácilmente juzgados, ya que pueden ser visiblemente notados, considerando además que son desagradables a Dios. Sin embargo, aparte de los tres grupos de pecados antes mencionados, existe un tipo de pecado que no es muy conocido por nosotros. Por ese tipo de pecado casi nadie es juzgado o condenado.
La escritura de Santiago 4:17 (RV60) describe un tipo de pecado relacionado con “no hacer lo bueno”. La que diferencia este pecado a los demás pecados, es que este pecado no es condenado por el acto cometido, sino por el acto que dejó de hacerse. A este estado de inacción se le llama Omisión.
¿QUÉ ES EL PECADO DE OMISIÓN?
El DRAE define la palabra Omisión como: “Abstención de hacer o decir, Falta por haber dejado de hacer algo necesario o conveniente en la ejecución de una cosa o por no haberla ejecutado, Flojedad o descuido de quien está encargado de un asunto”.
Este concepto permite definir al pecado de omisión, como aquel estado en donde la persona deja de hacer lo que debe hacer, resultando desagradable a los ojos de Dios. Esta actitud puede surgir por indiferencia a lo que debe hacerse, o por poca importancia en cumplirlo. Por lo general a nadie se le condena por esto, ni se le amonesta en la congregación. Sin embargo, no por esta razón deja de ser un pecado, el cual puede ser cometido por muchas razones.
RAZONES O MOTIVOS PARA COMETER PECADO DE OMISIÓN
La Biblia describe claramente muchos ejemplos de personas que cometieron pecado de omisión. En cada uno de estas narraciones también se puede ver como el pecado de omisión fue condenado y cuáles fueron las consecuencias que trajo a las personas que dejaron de hacer lo que debían hacer.
Existen diversas causas o motivos por el cual se puede cometer pecado de Omisión, entre las cuales se destaca:
1. APATÍA O INDIFERENCIA
La apatía es un sentimiento caracterizado por la falta de interés, motivación y entusiasmo en realizar algo. La persona apática es indiferente ante aquello que requiere acción de su parte, es decir no le importa hacerlo o no tiene interés. Entre los ejemplos más notorios de una actitud de apatía e indiferencia tenemos:
- El sacerdote Elí fue indiferente al no reprender a sus hijos (1ª Sam. 3:13).
- Los que vieron la necesidad y no la suplieron (Mateo 25:41 – 46).
- La actitud del sacerdote y el levita (Lucas 10:30 – 32).
- La Iglesia de Laodicea no era ni frio ni caliente (Ap. 3:15).
Cada una de estas actitudes de apáticas fueron condenadas y consideradas una omisión.
2. LA NEGLIGENCIA
Según el DRAE; la negligencia es un descuido, falta de cuidado o de aplicación. Un ejemplo de negligencia y omisión se observa en la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14 – 30). En ella se describe a un hombre que había recibido un talento para multiplicarlo. Cuando el Señor regresó a arreglar cuentas, el hombre presentó una excusa, siendo llamado negligente por no realizar lo que se le había exigido.
Una persona negligente no pone cuidado a lo que hace, es decir que no cumple con la responsabilidad delegada. El Señor condenó al negligente al llamarlo inútil, ordenando echarlo a “las tinieblas de afuera” (Mateo 25:30). Esta actitud misma actitud negligente fue la que tuvieron las diez vírgenes insensatas que describe Mateo 25:1 – 13, el cual también les trajo condenación.
3. LA PEREZA
La pereza es otra causa por la cual se puede cometer pecado de omisión. La palabra pereza se traduce de la palabra hebrea atslá y de la palabra griega nothros que significa indolencia. Esto quiere decir que un perezoso no le duele si algo bueno se deja de hacer. Esta indolencia se debe a la flojera, o a la falta de voluntad por hacer lo necesario para que las cosas se logren.
El libro de proverbios da claros ejemplos de la conducta indolente del perezoso y como esto le afecta. Proverbios 6:9 – 11; 19:15, 24; 20:4; 21:25; 22:13, demuestra la omisión de una persona perezosa.
«En lo que requiere diligencia, no perezosos;…»
Romanos 12:11
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4. LAS EXCUSAS O AUTOJUSTIFICACIÓN
Las excusas no son exactamente un motivo para cometer pecado de omisión, pero son presentadas por aquellas personas que dejan de cumplir su responsabilidad. Según el DRAE, la excusa es un motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión.
En la Parábola de la gran cena (Lucas 14:15 – 24), se puede ver como los invitados a esta celebración comenzaron a excusarse. La palabra griega que traduce excusarse es paraiteomai. Esta palabra se usa en el sentido de rogarse afuera, pedir a un lado, rehusar, declinar, evitar. Los invitados a la gran cena prácticamente rogaron que los dejaran afuera, rehusando cumplir con su responsabilidad de asistir a este evento previamente anunciado. Este acto es considerado una omisión.
Al finalizar esta parábola el Señor dijo que aquellos que fueron convidados y luego se excusaron no disfrutarían de ese gran banquete (Lc. 15:24).
EL DEBER DEL ATALAYA. UN EJEMPLO DE OMISIÓN
Uno de los ejemplos bíblicos que describe completamente las consecuencias del pecado por omisión, es el cumplimiento del deber por parte del atalaya (Ezequiel 33:1 – 9). Un atalaya era una persona encargada de vigilar si se aproximaba algún ejército enemigo a la ciudad, con el fin de advertir el ataque. Esto se hacía desde alguna torre o desde algún lugar elevado con el propósito de divisar el peligro a lo lejos.
Esta escritura deja claro que si el atalaya no cumplía con la tarea de advertir el peligro que corría la ciudad acechada, toda la responsabilidad por las muertes de las personas de esa ciudad caería sobre él. Este ejemplo representa un vivo ejemplo de lo que es un pecado por omisión.
CONCLUSIÓN
Los ejemplos bíblicos anteriormente descritos, no nos muestran a personas blasfemas, homicidas o adulteras; sino a personas que dejaron de cumplir con la responsabilidad que tenían asignada. Es muy común condenar pecados como el adulterio, la fornicación, la blasfemia, la mentira, el homicidio. Ciertamente estos pecados son condenables y son fácilmente juzgados por la sociedad y en especial dentro de las congregaciones.
Sin embargo, es muy raro escuchar que alguien se le condene porque no visitó a un enfermo, o porque no estuvo pendiente de ayudar al que no tenía alimento en su casa. Es extraño que a alguien se le condene porque no llevó el mensaje de salvación al perdido, o porque no ha orado durante la semana. Es muy poco común que se condene a un padre que no reprendió a su hijo cuando debía hacerlo; o que se le llame la atención a una persona que no desarrolló el don que Dios le dio. Casi nadie condena o juzga la omisión como un pecado.
No se trata de buscar condenar al que comete pecado por omisión, sino de entender que este tipo de pecado es tan condenable como los demás, y que Dios espera que cada uno de nosotros cumpla con el propósito para el que ha sido creado. Como dijo el escritor John Maxwell: “el pecado más grande que puede cometer una persona, es no ser lo que Dios quiere que sea”. ¡Hoy es un buen día para empezar a ser lo que Dios quiere para ti!
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Por Alexander Guerrero