Cuántas veces nos hemos preguntado ¿Qué debo hacer para cambiar? Comúnmente esta pregunta nos la hacemos cuando hemos recibido las consecuencias negativas de nuestros propios actos, debilidades y errores. En algún momento de nuestras vidas nos hemos equivocado haciendo las cosas a nuestro modo, pues creemos que tenemos la razón. Todo esto ocurre a causa de nuestro ego, por querer hacer las cosas de acuerdo a nuestros propios intereses sin pensar en las consecuencias. Este comportamiento egoísta es parte de la naturaleza humana, siendo la causa de la mayoría de nuestros conflictos. Un ejemplo de esto, es la vida de Jacob el patriarca de Israel.
Al analizar la vida de Jacob, podemos ver una vida llena de triunfos, pero también de grandes desaciertos a causa de sus debilidades. Estas debilidades le produjeron persecución, dolor, incertidumbre, preocupaciones, pérdidas, tristezas y amarguras. Cuando ya hubo tocado fondo y no había más nada que hacer, Jacob tuvo que tomar una decisión. ¿O seguía haciendo las cosas a su manera, o decidía cambiar? Un cambio es necesario para darle un nuevo rumbo a nuestras vidas, pero para ello requerimos ser valientes y enfrentarnos a aquello que deseamos cambiar. Entonces, ¿Qué hizo Jacob para cambiar?
JACOB: UN HOMBRE MARCADO DESDE EL NACIMIENTO
Antes de su nacimiento, Dios había anunciado la grandeza de Jacob y su lugar en la historia (Gén.25:23). Sin embargo, sus padres determinaron su carácter al nacer llamándolo “Jacob”, debido a que salió del vientre tomado del talón de su hermano gemelo (Gén.25:26). Es de saber que el nombre “Jacob”, significa “el que toma del talón” o “el que suplanta”. Por tal motivo, Jacob quedó marcado toda su vida, evidenciando en su carácter los rasgos de “suplantador” revelados en su nombre (Gén.27:36).
NATURALEZA DEL CARÁCTER DE JACOB
El carácter suplantador de Jacob se vio reflejado en algunos eventos importantes de su vida. Sin embargo, fue principalmente en dos acontecimientos en donde se demostró la verdadera naturaleza de su carácter:
- En la compra de la primogenitura de su hermano Esaú (Gén.25:31-34).
- Cuando engañó a su padre suplantando a su hermano, para obtener la bendición del primogénito (Gén.27:24-29).
Jacob reflejaba en su carácter, que se había acostumbrado a obtener las cosas a su manera. Aunque sabía que Dios había hecho un pacto con su abuelo Abraham y con su padre Isaac, él quería ser heredero directo de esa promesa. Esto lo llevo a obtener las bendiciones de Dios a base de engaños y mentiras, trayéndole graves problemas con su hermano Esaú (Gén.27:41-42).
Ciertamente Dios amaba a Jacob y mantenía fielmente sus promesas a la descendencia de Abraham (Mal.1:2-3). Dios valoraba que a Jacob le importaran las cosas espirituales y que anhelara sus bendiciones. Sin embargo, Jacob debía aprender a depender de Dios y no de su propia astucia.
“Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos” 1 Corintios 3:19
DECISIÓN: EL PRIMER PASO PARA CAMBIAR
Luego de pasar largo tiempo en casa de su tío Labán (Gén.31:41), Jacob decidió retornar al territorio que Jehová prometió darles a sus padres (Gén.30:25). De igual manera, Dios le había dicho que regresará a Canaán, garantizándole que estaría con él (Gén.31:3). Fue esta decisión la que abrió la oportunidad a Jacob de enfrentarse al cambio que Dios quería para su vida y que le era necesario.
Luego de cruzar las montañas de Galaad en dirección a la tierra de Canaán, Jacob tuvo que enfrentar una realidad que le esperaba (Gén.31:25). Él tenía que encontrarse con su hermano Esaú, aquel a quien había engañado años atrás. Al escuchar que su hermano salía a recibirle con cuatrocientos hombres, Jacob tuvo mucho miedo y preocupación (Gén.32:7). Saber que Esaú venía hacia él, le trajo a la memoria su mal proceder, engaños y errores del pasado. Ahora Jacob se encontraba en un momento crucial; ¿o decidía hacer las cosas a su manera, o dejaba que Dios tomara el control? Para Jacob ¡era hora de cambiar!
PENIEL: UN LUGAR PARA CAMBIAR
Luego de haber orado y enviar presentes a su hermano Esaú, Jacob se quedó solo al cruzar el vado del río Jaboc (Gén.32:22). Fue en medio de esta soledad, donde Jacob inició su batalla por el cambio que tanto deseaba. Allí se enfrentó a un “varón” de características espirituales, durante toda la noche hasta el amanecer (Gén.32:24). En medio de esa batalla, el ángel tuvo que golpear la coyuntura de la cadera de Jacob, ya que éste se resistía a dejarlo (Gén.32:25-26).
Jacob se mantuvo sujeto al ángel, mientras le rogaba encarecidamente que lo bendijera. Fue en medio de esta insistente lucha, donde el ángel decide cambiarle el nombre a Jacob por el de “Israel” (Gén.32:27-28). Este cambio, no solo afectaría poderosamente el carácter de Jacob para bien, sino que también influiría en su descendencia.
En este sentido, Jacob llamó “Peniel” al lugar de la batalla con el ángel, ya que el significado de esta palabra es “Rostro de Dios”. Jacob necesitaba depender de la soberanía de Dios, y eso implicaba tener un encuentro cara a cara con Él. Todo esto nos deja una profunda lección y es que, para cambiar el curso de nuestra vida necesitamos encontrarnos verdaderamente frente a Dios.
¿QUÉ SE REQUIERE PARA CAMBIAR?
Cambiar nuestras debilidades de carácter y hacernos dependientes de Dios, requiere que rompamos con aquellos patrones de conducta que hemos adquirido y que son destructivos. Esos patrones de conducta nos han llevado a actuar de forma errónea, haciéndole daño a los demás y a nosotros mismos. Por tal razón, para poder hacer un cambio verdadero dentro de nosotros, necesitamos la acción sobrenatural del poder de Dios.
Solo Dios podía cambiar a Jacob, de ser un hombre que obtenía las cosas a su manera, a ser un hombre dependiente de Él. Dios siempre ha deseado que el hombre cambie el curso de su camino para poder actuar en su vida de forma maravillosa. Es por ello que el significado de la palabra “arrepentimiento” se traduce del griego como “cambio de pensamiento, de actitud y de vida”.
Un verdadero cambio requiere un encuentro con el Rostro de Dios como lo hizo Jacob en Peniel. Un encuentro con Dios requiere lo siguientes pasos que hizo Jacob para cambiar:
- Reconocer que hemos hecho las cosas a nuestra manera y nos han salido mal.
- Someternos a los designios de Dios luchando con el deseo de hacer las cosas a nuestro modo.
- Rogar a Dios por su bendición, la cual representa el inicio de una vida renovada y transformada en su totalidad.
- Aceptar la voluntad de Dios con humildad, creyendo firmemente que Él cumplirá su propósito en nosotros.
CONCLUSIÓN
Definitivamente Peniel no solo representó el cambio de Dios para Jacob, sino para la nación de Israel. Fue en Peniel, donde Jacob entendió que ya no podía heredar las bendiciones de Dios si continuaba siendo el mismo suplantador engañoso del pasado. Jacob nos enseña que, aunque seamos muy astutos y sagaces para hacer las cosas, siempre nos traerán consecuencias. Solo ante el Rostro de Dios en Peniel, podemos cambiar el rumbo de nuestras vidas. ¡Solo en Peniel se puede cambiar!
Dios te bendiga!
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Por Alexander Guerrero
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Que bendición saber eso Enoc. Dios siempre nos edifica con Su Palabra!!! Muchas bendiciones para tu vida.
Así es Javier!. Muchas bendiciones para tu vida. Gracias por comentar
Solo Dios a través del Espíritu Santo puede cambia la vida de la persona, como podemos notar en la historia de este pasaje de las sagradas escrituras especialmente en la vida de Jacob.
Bendiciones
Dios te bendiga y te guarde; muy buena reflexión. Fue muy útil para mi vida