Preparados para el día bueno y para el malo también

Gocémonos de los días de bien que Dios nos da (Eclesiastés 7: 14). Por ejemplo, cuando conociste a tu amada, seguramente cantaste y bailaste de alegría. La vida está llena de buenos momentos y la Palabra dice que Dios los da para que los gocemos. El Señor da el buen día y el gozo lo pones tú. No desperdicies Sus oportunidades para ser feliz. Gózate de lo bueno de la vida porque puedes cometer el error de tener bendición y amargura en el corazón por no saber disfrutarlo.

Gózate el día bueno, así como procura considerar, meditar y prepararte para el día malo que tiene el poder de limpiar nuestro camino. Ama la vida con emoción y agradecimiento, deja a un lado la amargura porque es necesario aprender a disfrutar sin egoísmo. Prepara tu ánimo. Tus palabras determinan tus sentimientos y actitud. En tu boca está el poder para lograrlo.

Además, para estar listo y afrontar los días malos, debes apartarte del mal y hacer el bien; buscar la paz, sembrando lo bueno en otros para cosechar esa misma bondad (1 Pedro 3:10-11). Dedícate a provocar buenos días a los demás, ya verás que esa actitud resultará en bendición para tu día.

El apóstol Pablo ofrece cinco consejos que nos preparan para el día malo (Efesios 6:10-13). Pero antes le pide a esposos, hijos, padres, siervos y amos una conducta positiva y generosa (Efesios 5: 22-25; 6:1-9) ya que el buen proceder prepara para los conflictos que seguramente vendrás.

Entonces, Pablo sugiere que tengas cinturón de verdad porque las mentiras se derrumban en la cara y al vivir en el engaño, el día malo que se verá multiplicado. Además, dice que te prepares siendo justo y santo, porque de esa forma, el día malo pasa rápido. Por ejemplo, es más fácil superar una dificultar en tu matrimonio cuando has demostrado ser fiel y amoroso, pero si “tienes cola que te machuquen” los problemas se multiplican y no hay argumentos o justificaciones ante la realidad de una amante o mala conducta.

También hay que ponerse el casco de salvación, es decir, olvidar la culpa o condenación, aceptando el perdón que ya recibiste por tus faltas pasadas. La culpa es kriptonita para la fe. Una madre soltera verá cuesta arriba la educación de sus hijos si no supera su fracaso y acepta que es valiosa para el Señor. Por el contrario, la salvación permite salir adelante y tener poder para hacer lo bueno.

Estar calzado con el apresto del Evangelio, tener paz también es recomendado por el apóstol. Nadie puede superar un día malo sin la ayuda de otros, por eso es necesario estar en paz con nuestro prójimo que puede apoyarnos. El escudo de la fe es indispensable. El diablo quiere que dudes del amor de tu cónyuge, de tus virtudes para salir adelante, de la fidelidad de tus trabajadores y de la confianza de tu jefe. Así que debes creer, tener confianza y fe en todo momento.

Habla la verdad, ten fe y vive en santidad, esa es la preparación para el día malo. De ti depende si le echas agua o gasolina al incendio. Al estar armado con virtudes, te mantendrás firme y serás mejor persona.

No tires la toalla, no renuncies ante un mal día. Permanece firme para que el diablo huya. Hay muchas personas a tu alrededor dispuestas a ayudarte e interceder por ti. La promesa del Señor es fortalecerte, acompañarte, perfeccionarte, confirmarte y establecerte (1 Pedro 5:10-11).

Prepárate, da la cara, deja la culpa, acepta Su Palabra y perdón para afrontar las dificultades. Entonces, recibirás la espada del Espíritu Santo y serás vencedor en cada día malo. Declara que la gloria y el imperio son del Señor que te fortalece en cada día de tu vida.

Por: Pastor Rodolfo Mendoza

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