¿Qué Pasaría Si…? Que Hubiese Pasado Sí? What if…?

¿Qué pasaría si? (What If…? en inglés) es el nombre de la primera serie animada de Marvel Studios y que tuvo su estreno a través de la plataforma Disney Plus en agosto del 2021. Esta serie plantea nuevas alternativas o situaciones distintas a las que ocurrieron en momentos importantes de las películas de Universo cinematográfico de Marvel (MCU, siglas en inglés).

Allí se observan desde diferentes perspectivas acontecimientos y consecuencias si los protagonistas hubiesen tomado otras decisiones a las que inicialmente tomaron. Al pensar en el argumento de esta serie, llega a mi mente la idea de que los seres humanos en algún momento de nuestra existencia hemos pensado lo que hubiese ocurrido si hubiésemos tomado otra decisión a la que originalmente elegimos en algún instante de nuestra vida 

Se ha hecho usted alguna vez la pregunta ¿Qué hubiese pasado si…?. Normalmente esta pregunta nos la hacemos cuando los resultados de nuestras decisiones no son satisfactorios o han traído consecuencias dolorosas a nuestras vidas. ¿Qué hubiese pasado de haber aceptado aquel empleo? ¿Qué hubiese ocurrido de haberme quedado en casa ese día? ¿Qué hubiese acontecido de no haberme casado con esa persona? ¿Qué habría sucedido si mi hijo me hubiese hecho caso? ¿Qué habría pasado si hubiera vivido en otra época? 

Este tipo de pensamiento “que hubiera sido si” es lo que en psicología se conoce como pensamiento contrafáctico y se da en forma de representaciones mentales de eventos pasados o acciones alternativas (Byrne 2005; Roese, 1997)1,2. Este pensamiento se centra en reflexionar sobre aquello que pudo haber ocurrido de forma diferente si algunos detalles del pasado hubiesen sido alterados (Roese, 2008)2. 

Bien sabemos que pensar es algo inevitable, y uno de los pensamientos en lo que más tiempo nos ocupamos los seres humanos, es la de imaginar escenarios alternativos. En nuestras vidas vamos tomando muchas decisiones, y algunas de ellas son más trascendentales que otras. Con cada decisión que tomamos, algunas puertas se cierran y otras se nos abren. Sin embargo resulta ineludible pensar en algún momento que hubiera ocurrido si hubiésemos elegido un camino diferente. 

Con el propósito de explicar nuestras decisiones, los investigadores  afirman que el pensamiento contrafáctico busca revertir el curso de eventos que dieron lugar a una experiencia negativa; tratando de explicar los acontecimientos atípicos o fuera de lo común, asignándole la responsabilidad a algo o a alguien; y recuperar el sentido del control personal (Roese, 1997)3.

Un ejemplo de esto sería lo siguiente: suponga que es un hermoso día y usted decidió regresar a casa por una ruta distinta a la acostumbrada y durante el trayecto tiene un accidente automovilístico. Una respuesta común es el pensamiento “si sólo hubiera tomado mi camino habitual, esto no habría sucedido” (Mandel y Lehman, 1996)3. Los accidentes son considerados impredecibles por definición. Sin embargo, la mayoría de las personas se siente cómodas con la idea que hubo alguna razón para el accidente, aunque esto signifique culparse a sí mismas. 

Ciertamente el pensamiento contrafáctico puede resultar beneficioso si se utiliza de manera adecuada. En primer lugar, nos permite aprender de los errores del pasado y a planificar mejor nuestras decisiones, ya que reflexionar en la experiencia vivida nos puede ayudar a tomar decisiones más certeras. Seguramente alguna vez hemos pensado algo así como “si hubiese sido más diligente, hubiese tenido mejores resultados”. 

Por otro lado, el pensamiento contrafáctico nos ayuda a sentir satisfacción de nuestros logros, ayudándonos a encontrar alivio en situaciones negativas. Un ejemplo de esto sería cuando pensamos algo como: “si no hubiese pasado por esta situación, no habría conocido a esa persona maravillosa”. 

El problema con este tipo de pensamiento, es cuando lo comenzamos a utilizar de forma constante, conllevándonos a experimentar emociones negativas por las decisiones tomadas en el pasado, dando lugar a distorsiones, promoviendo sentimientos de culpa, vergüenza y frustración. Pensamientos como: “Si yo hubiese conducido el auto esa noche…”; “Si no hubiese insistido en volar en ese avión”; “Si hubiese pasado más tiempo con mis padres”; “Si hubiésemos tratado su enfermedad a tiempo”.

Son frases muy comunes y que nos llevan a tratarnos muchas veces de forma inclemente, tratando de buscar respuestas o alternativas irreales a aquellos sucesos trágicos que ya no se pueden revertir.

El fundador del Estado de Israel Abba Eban definió la tragedia como “la diferencia entre lo que es y lo que pudo haber sido”, y al parecer ese es el concepto que tenemos de tragedia cuando tenemos pensamientos de esta naturaleza. 

Está claro que la activación de estos pensamientos contrafácticos ocurre cuando se falla en el cumplimiento de la meta establecida o deseada. El problema es que los sucesos ocurridos en el camino ya no son modificables, razón por lo cual de no ser manejados correctamente pueden conllevar a que la persona se torture psicológicamente a sí misma. 

Entonces ¿Por qué surgen este tipo de pensamientos contrafácticos? ¿Qué pasaría si…?, What if…? ¿Qué debemos hacer al respecto? 

La principal razón por la cual pensamos de esta forma, es porque sentimos una PÉRDIDA DE CONTROL. La necesidad de tener las cosas bajo nuestro control nos lleva a considerar cuales hubiesen sido las posibles alternativas, para al menos sentir que las consideramos en algún momento. A esto se le llama sesgo retrospectivo3. Sin embargo, esta sensación de que no tenemos “la situación en nuestras manos”, nos lleva a experimentar frustración, ansiedad, impotencia y decepción, razón por la cual puede resultar muy dañina. 

Es menester entender que muy pocas cosas a nuestro alrededor están en total control de nosotros. Tal cual es conocida la frase de la película Un Día Inesperado (2004): “Hay cosas que nos es imposible controlar”. Comprender que todo no está bajo nuestro control y que no lo podemos evitar, es algo que nos ayudará a que estos pensamientos no nos hagan daño.

En el relato del Libro Siempre ocurre lo inesperado (Ahuja, 2010); Branko le dice a Pedro las siguientes palabras: “La vida hay que tomarla en serio, pero no en trágico. Entiendo muy bien tu situación y sé que te gustaría guardar cerca de ti a cada persona, cada lugar, cada momento que te ha resultado agradable; pero es imposible, porque todo en esta vida es pasajero, las personas, los lugares, las situaciones. Nosotros mismos, mañana no seremos las mismas personas que somos hoy, así como hoy no somos las que éramos ayer. Ama, pero no esclavices tu corazón, te divertirás mejor. Trata de ser sincero con las personas que conoces, sobre todo con las mujeres, y no ofrezcas nada que no puedas cumplir. Trata de vivir y mantener tus relaciones, cualesquiera que sean, lo más intensamente posible, sabiendo que, como todo en la vida, un día terminarán”.4 

Para poder asumir de forma positiva lo inesperado, los seres humanos podemos cambiar nuestro enfoque con respecto a aquello que nos ocurre, procesando de forma diferente nuestros pensamientos. ACEPTAR lo que nos ocurre se ha convertido en una herramienta psicológica a fin de superar aquellos eventos inesperados. Como apuntó el psicólogo norteamericano William James “la aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia” 5. 

Aceptar es reconocer aquellos eventos de nuestra realidad que escapan de nuestro control y que no podemos hacer nada para modificarlos. Aceptar es parte de ese proceso del crecimiento personal en el cual nos encontramos y que por ende es necesario que lo aprendamos hacer para poder seguir adelante en el camino de la vida. Como dijo el psicólogo suizo Carl Jung al expresar “lo que resistes, persiste; lo que aceptas, te transforma”. Si comienzas a aceptar la realidad de que lo que has vivido, servirá para hacer de ti una mejor persona y te transformará para que puedas trascender. 

Al pensar en la frase ¿Qué pasaría si…?, me viene a la mente la historia bíblica de José el hijo del patriarca hebreo Jacob. Es posible que usted conozca la historia. José fue el penúltimo de doce hijos de una familia rica de la región de Canaán cuyo negocio era criar ganado. Cuando era adolescente, los hermanos de José llegaron a odiarlo a tal punto de que algunos quisieron matarlo, principalmente por la razón de que José era el hijo favorito de su padre. Cuando a sus hermanos se les presentó la oportunidad de asesinarlo, Rubén el hermano mayor, los disuadió para que no lo hicieran. Sin embargo José fue vendido por sus hermanos como esclavo a una caravana de mercaderes, los cuales lo llevaron a Egipto para venderlo a los egipcios. 

En Egipto, José entró a servir en casa del capitán de la guardia del Faraón, un hombre llamado Potifar. Al poco tiempo, José comenzó a ascender de posición en casa de Potifar, gracias a la bendición de Dios, así como a sus dones y capacidades, al punto de llegar a convertirse en el hombre principal de la casa. A este punto de la historia, uno pensaría que a José le estaba yendo bien en medio de su desgracia. Sin embargo, las cosas empeoraron. La esposa de su amo lo acusó de intento de violación al ver que no podía persuadirlo de que se acostara con ella, motivo por el cual José fue llevado a la cárcel. 

Hasta ese momento, ¿qué hubiera pensado usted al encontrarse en la posición de José? Estaba separado de su familia. Sus hermanos lo habían querido matar. Vivía en una tierra extraña. Era un esclavo. Ahora estaba en la cárcel acusado de un delito que no había cometido. Creo que hasta ahora, José tenía motivos para sentirse devastado. Sin embargo, y en medio de esas circunstancias, José siguió manteniendo su actitud, aceptando toda aquella realidad, dando lo mejor de sí mismo. Creo con todo mi corazón que para José no fue fácil asimilar todo eso que le estaba sucediendo, pero aceptar su realidad lo estaba transformando en lo que podía ser. 

Un día estando en la cárcel, José conoció a otro preso el cual había sido copero del Faraón. José le ayudó a interpretar un sueño a este hombre el cual no podía entender, resultando en su liberación. Al ver la gratitud del copero, José le pidió el favor que intercediera por él ante Faraón. Sin embargo, a pesar de esto, José no tuvo respuestas, y manteniendo la esperanza de ser liberado, se mantuvo dos años más en la cárcel.

Al final, y después de dos años, el Faraón tuvo un sueño, y el copero se acordó de José y sugirió a Faraón que mandara a buscar a José para que lo interpretara. Debido a su interpretación y sabiduría, el gobernante egipcio colocó a José a cargo de todo el reino, estableciendo un sistema de almacenaje y administración de alimentos para poder enfrentar la hambruna de siete años que afectó a toda la región, evitando la muerte de miles de personas, incluyendo a su propia familia, los cuales se encontraban en las regiones circundantes. Sin duda, José fue el personaje más importante de su tiempo. 

Conclusion: Reflexion de Vida

Al analizar toda esta historia, me pregunto ¿Qué hubiese pasado si José no hubiese sido vendido por sus hermanos a aquellos mercaderes? ¿Qué hubiese pasado si los mercaderes no lo hubiesen vendido a los egipcios? ¿Qué hubiese pasado si José se hubiese escapado de la esclavitud, huyendo como prófugo al desierto? Las respuestas quedan a merced de nuestra imaginación. Lo que sí es seguro es que José aceptó su realidad, y eso lo conllevó a cumplir el propósito que Dios tenía para su vida. 

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Referencias:

1 Arosemena, R. (2016). Pensamiento contrafactual: ¿y si hubiera sido lo que no fue? Psyciencia. Disponible en: https://www.psyciencia.com/pensamiento-contrafactual/ 

2 Padilla, D. (s.f). Pensamiento contrafáctico en la experiencia de codicia. Universidad de los Andes. Disponible en: https://repositorio.uniandes.edu.co/bitstream/handle/1992/49304/u833210.pdf 

3 Morris, C; Maisto, A; Ortiz, M. (2005). Introducción a la Psicología. Editorial Pearson Educación: México.  

4 Ahuja, R. (2010) Siempre ocurre lo inesperado. Trafford Publishing. 

5 Alcalá, A. (2020). Camino hacia la felicidad: 12 pasos para ser libre. Plutón Ediciones X, s.l. España. 

Por Alexander Guerrero H. 

Escritor, Conferencista y Consultor Organizacional