Fernando Alexis Jiménez No podemos olvidar que el Dios en el que hemos creído, es un Dios de poder y de milagros que hace posible lo imposible… Apenas regresó de la iglesia, después de una mañana gloriosa en la que además de un mensaje inspirador para su vida, había prestado el mejor servicio como ujier, recibió a dos personas nuevas en la congregación e incluso, tomó sus datos cuando recibieron a Cristo como su Salvador, se encontró con una tormenta que le llenó de tristeza y desilusión… Su esposo, Heriberto, estaba viendo un partido de fútbol en la televisión. Junto a la mesita de sala, el periódico abierto en la página de tiras cómicas, el cenicero lleno de colillas de cigarrillo y en el suelo, varias latas de cerveza vacías. Arrugó el ceño apenas la vio, con la expresión de quien está pensando qué decir, y arremetió contra ella sin darle tiempo a defenderse: –¿Nuevamente en la Iglesia y llegando tarde