Sin Vestido de Boda. En una oportunidad los discípulos preguntaron a Jesús por qué le hablaba a la gente por medio de parábolas. La respuesta de Jesús fue que no a todos les era revelado los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:11 – 17). Por tal razón las verdades del reino de los cielos son manifestadas a aquellos a quienes Dios les quiere dar a conocer sus secretos.
Definitivamente Jesús tuvo 2 propósitos al enseñar a través de parábolas: 1) Ocultar a algunos, las verdades relacionadas con el reino de los cielos; y 2) Revelar el reino de los cielos, a aquellos a quienes Dios lo quiera dar a conocer.
PARÁBOLAS: COMPARANDO EL REINO DE LOS CIELOS
La palabra PARÁBOLA viene del griego (parabolé) y significa “comparación; símbolo, figura, símil, dicho agudo, adagio, proverbio, enigma o simplemente como regla”. El diccionario VINE define la palabra Parábola con el significado de “colocar una cosa al lado de otra con la finalidad de comparar”.
Jesús comparó el reino de los cielos asemejándolo a buena semilla que crece junto a la cizaña (Mt.13:24 – 30); al grano de mostaza sembrado en un campo (Mt.13:31 – 32); con la levadura escondida en tres medidas de harina (Mt.13:33); con un tesoro escondido en un campo (Mt. 13:44); a un mercader que busca buenas perlas (Mt.13:45 – 46); una red que recoge toda clase de peces (Mt.13:47 – 50); un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos (Mt.18:23 – 35); un padre de familia que contrata obreros para su viña (Mt.20:1 – 16); un rey que hizo fiesta de bodas para su hijo (Mt.22:1 – 14); a diez vírgenes que salieron a recibir al esposo (Mt: 25:1 – 13); a un hombre que yéndose lejos llamó a sus siervos y les entregó sus bienes para que los multiplicasen (Mt.25:14 – 30).
En estas parábolas, Jesús relataba situaciones terrenales que contenían un profundo significado espiritual. Jesús comparaba el reino de los cielos con escenas de la vida cotidiana de aquella época. Por ello, para comprender cada relato, tenemos que ubicarnos en el contexto histórico y geográfico, a fin de poder dar la mejor interpretación.
PARÁBOLA DEL VESTIDO DE BODAS
La parábola del vestido de bodas, es mejor conocida como la parábola de la fiesta de bodas. En ella se relata la historia de un rey que preparó un banquete para celebrar la boda de su hijo. Debido a su narrativa, esta parábola se puede dividir en dos partes:
1- PRIMERA PARTE: (Mateo 22: 2 – 7)
Aquí el rey envió a sus criados a llamar en repetidas ocasiones a los invitados, pero estos se negaron a asistir presentando excusas (v.3 – 5). Incluso se describe como algunos invitados agarraron a los criados del rey y los asesinaron (v.6). Este acto de crueldad por parte de los invitados, desató la ira del rey, el cual ordenó a sus soldados a que los matasen, llegando a quemar la ciudad (v.7).
La interpretación más común a esta parte de la parábola, es que el rey Jehová invitó de forma insistente a su pueblo, a celebrar la boda de su Hijo Jesús. El pueblo que se negó a asistir, es el pueblo judío, quien no le dio importancia a la celebración, llegando matar a los siervos (profetas) enviados por Dios para anunciar la venida del Mesías (Hijo). Al agotarse su paciencia, Dios permitió la invasión y casi destrucción de los judíos y de la ciudad de Jerusalén.
2- SEGUNDA PARTE: (Mateo 22: 8 – 14)
Entre los versículos 8 al 10, esta parte se relaciona con Lucas 14: 16 – 24. El rey extiende su llamado al banquete a los que inicialmente no estaban invitados, diciendo a los criados que invitasen a todos los que encontrasen en el camino. Esto representa la universalidad del mensaje del evangelio, al ser extendido a todo el mundo sin distinción. Sin embargo, a partir del versículo 11 se puede notar algo inédito no descrito en los otros evangelios.
Al entrar el rey al banquete, observa a uno que no estaba vestido de boda (v.11). El rey lo llama “amigo”, preguntándole como había hecho para entrar allí sin estar vestido de boda (v.12). Al ver que el hombre no puede responder a esta pregunta, el rey manda a sus criados a echarlo a las tinieblas de afuera (v.13).
Las tinieblas de afuera se refieren a la oscuridad de la noche a las afueras del palacio. Se deduce que la fiesta de bodas era celebrada en horas de la noche, por lo que el palacio del rey estaba iluminado con antorchas. El hecho de ser arrojado fuera de la fiesta representaba un castigo, dejando al invitado expuesto al terror y peligro de la oscuridad nocturna. Esto es representativo del juicio de Dios por la desobediencia. Sin duda, era una dolorosa consecuencia el no estar vestido de boda.
Esta parte de la parábola, permite hacer las siguientes preguntas:
- ¿Por qué el rey condena a este hombre?
- ¿Cuán grave era para el rey, que el hombre no estuviera vestido de boda?
- ¿Cómo podía el rey esperar que los invitados estuvieran vestidos de forma apropiada, si no les habían dado oportunidad de ir a su casa a cambiarse de vestido?
- ¿Acaso no los habían llamado a que fueran al banquete aun estando en los caminos?
NO HABÍA EXCUSAS PARA NO ESTAR VESTIDO DE BODAS
El problema de aquel hombre no era su modo de vida, sino su vestidura. Definitivamente, este hombre estaba invitado, ya que era imposible que se hubiese filtrado. Sabemos que los invitados fueron convocados de forma apresurada estando en los caminos, por lo cual no se esperaba que estuviesen vestidos para la ocasión.
Debido a lo anterior, se deduce que los vestidos de boda fueron provistos por el mismo rey. Históricamente, se ha comprobado que en la entrada del palacio, había un hombre encargado de proveer las vestiduras reales para entrar a las celebraciones. A este hombre se le llamaba “el encargado de las vestiduras” (2ª Reyes 10:22). Que este hombre no estuviera vestido acorde a la ocasión, demuestra un rechazo consciente de las vestiduras provistas por el rey.
Por lo tanto, el “no estar vestido de boda”, era una muestra de menosprecio, desacato, desobediencia, deshonra e ingratitud a la generosidad del rey. No tenía excusas para no estar vestido adecuadamente, por lo que enmudeció cuando el rey le preguntó ¿Qué hacía allí sin vestido de boda? Este hombre quería disfrutar del gran banquete del rey pero bajo sus propias condiciones. ¿Acaso, este problema no ha sido desde el principio de los tiempos?
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ADÁN, EVA Y SU «VESTIDO DE BODA»
Al darse cuenta de que estaban desnudos, Adán y Eva “cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas” (Gén. 3:7; DHH). Ellos fabricaron sus propios vestidos para ocultar la vergüenza que causaba su desobediencia. Sin embargo esto era imposible, ya que el hombre no puede cubrir su pecado por sus propios medios. Para ello, Dios proveyó las vestiduras correctas haciéndoles vestidos con pieles de animales para cubrirlos.
Adán y Eva tuvieron la misma actitud del hombre que no estaba vestido de boda. Querían disfrutar de los beneficios del huerto del Edén, pero estando vestidos a su manera. Solo Dios puede proveer las vestiduras necesarias para disfrutar del banquete que Él tiene preparado para nosotros. Esta provisión se ve reflejada continuamente en las escrituras, demostrando que el hombre no puede hacer nada para cubrir su desnudez por el pecado.
EJEMPLOS DEL VESTIDO PROVISTO POR DIOS.
- El Faraón viste a José.
Cuando José fue llamado por Faraón a ser el Gobernador de Egipto, éste le proveyó las vestiduras reales para ejercer su función (Gén. 41:42). En esta historia, el Faraón es prototipo de Dios quien viste a sus hijos de ropas reales.
- El Sumo Sacerdote Josué (Zacarías 3:1 – 5).
El profeta Zacarías recibe una visión en la cual el sumo sacerdote Josué se halla con ropas sucias siendo acusado por satanás. Ante esta situación, el ángel de Jehová mandó a que le quitasen los vestidos sucios, y le colocasen vestiduras de gala, es decir de fiesta. Dios proveyó de ropa limpia para el sacerdote Josué, revelando una vez más que Él es quien tiene potestad para vestirnos.
- El Hijo Pródigo (Lucas 15:22)
Quizás una de las historias más conocidas que demuestra el amor y la provisión de Dios ante la vileza del pecador, es la del hijo pródigo. Luego de encontrarse en situación de miseria humana a causa del pecado, el pródigo decide volver a casa de su padre. Al verlo de lejos, el padre salió a recibirlo, corriendo a abrazarle y ordenando a sus criados cambiarle sus vestiduras. El padre hizo una fiesta para celebrar el regreso de su hijo, demostrando nuevamente que es Dios quien provee nuestros vestidos.
7 RAZONES PARA ESTAR VESTIDOS POR DIOS.
Es sabido que el hombre no puede justificarse a sí mismo. Por lo tanto, al proveer vestido a la humanidad pecaminosa, Dios nos revela 7 razones por la cual debemos estar vestidos por Él:
- Dios los vistió como provisión para la difícil vida que les esperaba fuera del Edén. Las pieles eran más resistentes que las hojas de higuera.
- Para descubrir su vergüenza a causa de la desnudez.
- Presentaba el sacrificio de animales como un medio para expiar los pecados del hombre.
- Demostraba que existe una diferencia entre las provisiones de la humanidad (hojas de higuera) y la provisión de Dios (pieles de animales).
- Servía para recordarles su propia muerte venidera.
- Les mostraba el amor continuo de Dios y su provisión para la humanidad aunque este caída.
- Anunciar a través de la metáfora del vestido acerca de la justicia imputada de Cristo, la cual se nos da como nueva vestidura.
SIGNIFICADO ESPIRITUAL DEL VESTIDO DE BODA
La parábola del vestido de boda, enseña que Dios es quien provee el vestido para que podamos disfrutar de la fiesta que Él tiene preparada. Para ello la escritura describe como debemos estar vestidos.
- Vestíos del Señor Jesucristo (Romanos 13:12 – 14).
- Vestíos del nuevo hombre (Efesios 4:22 – 24).
- Vestíos de la armadura de Dios (Efesios 6:11).
- Vestíos como escogidos de Dios (Colosenses 3:12, 14).
APOCALIPSIS: LA ESPOSA DEL CORDERO PROVISTA CON VESTIDO DE BODA
Al recibir la revelación del Apocalipsis, Juan pudo mirar a la iglesia quien es la esposa del Cordero, siendo provista del vestido de bodas (Ap.19:7 – 8). Este vestido era “de lino fino, limpio y resplandeciente” el cual representaba “las acciones justas de los santos”.
Estas acciones justas se deben a la justicia de Cristo al morir en la cruz por la humanidad, ya que no es nuestra propia justicia, sino la Justicia de Cristo la que nos hace Salvos. Estas “acciones justas” son el resultado práctico de la justicia de Cristo en la vida de los creyentes, es decir, la manifestación visible de un corazón justificado y renovado (Isaías 61:10).
¿Y tú, estás vestido para la Boda?
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Por Alexander Guerrero
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