1ra de Pedro 1:22-2:3
Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. 23 Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 24 Porque: Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Secase la hierba, cáese la flor, 25 mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que os fue predicada. 2.1 Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación, 2 desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, 3 si es que habéis probado la benignidad del Señor.
La verdad bíblica que plantea que la fe salvadora solo es posible porque Dios hace que los incrédulos nazcan de nuevo (1ra de Juan 5:1), pudiera hacernos sentir capacitados, y animados, e intrépidos, y esperanzados en nuestro evangelismo personal, o pudiera hacernos sentir fatalistas, inútiles, desmotivados, y paralizados en nuestro evangelismo. Si nos sentimos fatalistas, inútiles, desmotivados y paralizados en nuestro testimonio a los incrédulos pidámosle al Señor que cambie estos sentimientos.
Cada día vivo pensando que mis sentimientos no son Dios, Dios es Dios. Mis sentimientos no definen la verdad. La Palabra de Dios define la verdad. Mis sentimientos son ecos y respuestas a lo que mi mente percibe. Y algunas veces (muchas veces) mis sentimientos están lejos de la verdad. Cuando esto ocurre (y cada día ocurre de alguna forma), no trato de moldear la verdad para justificar mis sentimientos imperfectos; al contrario, ruego a Dios: «purifica mi comprensión de esta verdad y transforma mis sentimientos para que estén de acuerdo con la verdad».
Así vivo cada día de mi vida. Espero que ustedes estén junto a mí en esta batalla.
Sentimientos que Encajan con la Verdad de Dios
Por tanto, si a causa de alguna verdad bíblica (como el principio de que la obra de Dios en el nuevo nacimiento precede y habilita la fe salvadora), si a causa de alguna verdad, me siento desanimado, inútil, desmotivado, o paralizado en mi testimonio a los incrédulos; si esta verdad bíblica me hace sentir así, levanto mis manos y corazón a Dios y digo: «Oh Señor, esta verdad es manifestada en tu Palabra; permite que por tu Espíritu yo pueda verla de tal forma que me libere, me capacite, anime, y me haga sentir gozoso y seguro en mi testimonio, y esperanzado en mi evangelismo».
Espero que ustedes estén aprendiendo conmigo a beneficiarse del poder del Espíritu a fin de hacer morir los sentimientos que están lejos de la verdad, y a aferrarse de Dios para que nuestros sentimientos sean transformados con el propósito de que estén de acuerdo con la Palabra de Dios.
Prediquen la Buena Noticia
Si el Señor quiere, hoy y la próxima semana se expondrán los dos últimos mensajes de esta serie sobre el nuevo nacimiento que comenzamos el 17 de noviembre del año pasado. Me ha parecido bien, y creo, también al Espíritu Santo, que terminemos esta serie analizando las implicaciones de todo lo que hemos aprendido para nuestro evangelismo personal (especialmente las implicaciones del rol decisivo de Dios al obrar el nuevo nacimiento en relación con nuestro rol esencial en la obra de Dios al producir el nuevo nacimiento. O para decirlo más sencillo, si estas lo que hemos aprendido es cierto (todo lo que hemos analizado en estos diecinueve mensajes), entonces, ¿qué deberíamos hacer para ayudar a los incrédulos a nacer de nuevo?
La respuesta bíblica no es oscura, y no es complicada. La respuesta es: prediquen las buenas nuevas de Jesucristo por medio de un corazón amoroso y una vida de servicio. Podemos ver una pequeña representación de esta combinación en 2da a los Corintios 4:5: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesús”. Proclamar a Cristo como Señor y ofrecernos como siervos. La proclamación arrogante o condescendiente de Cristo, sin que haya sentimientos de servicio, de quebrantamiento, contradice el evangelio. Un servicio silencioso que nunca habla del evangelio, contradice el amor: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos”. Esto es lo que hacemos para ayudar a las personas a nacer de nuevo. Les contamos la buena noticia de Cristo con un corazón amoroso y una vida de servicio.
Volvamos por tanto a 1ra de Pedro 1:22ss y veamos la relación entre el nuevo nacimiento y nuestro rol en la predicación de Cristo con un corazón de amor y una vida de servicio.
Nacidos de Nuevo Por Medio de la Palabra de Dios
Hemos dedicado tres mensajes a este texto. Así es de importante. Pero en esta ocasión nuestra interrogante será diferente: ¿Qué implica la realidad del nuevo nacimiento para nuestro testimonio a los incrédulos? Aquí haremos un corto resumen de lo que hemos visto. Si usted quiere ver todos los argumentos que nos llevaron a estas conclusiones, tendrá que regresar y ver los sermones predicados.
Versículo 22: “Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”. La purificación de vuestras almas en el versículo 22 es una referencia al evento del nuevo nacimiento. La obediencia a la verdad, es una referencia a la fe en el evangelio. La verdad es el evangelio de Cristo, y la obediencia al evangelio es la fe en Cristo. Para un amor sincero de hermanos, es el resultado y el fruto del nuevo nacimiento. Por tanto, Pedro dice: «Ahora que han sido purificados “amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”». En otras palabras, «como ustedes han nacido de nuevo por medio de la fe en el evangelio con el propósito de vivir una vida transformada de amor, vívanla. Ámense unos a otros».
Entonces, en el versículo 23, Pedro utiliza la misma terminología del nuevo nacimiento: “Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. Este es probablemente el versículo más importante en la Biblia concerniente a la relación entre el nuevo nacimiento y nuestro rol para ayudar a que ocurra el nuevo nacimiento en otras personas. La declaración fundamental es: “Pues habéis nacido de nuevo […] mediante la palabra de Dios que vive y permanece”.
En otras palabras, la semilla que Dios utiliza para crear nueva vida en los que están espiritualmente muertos, es la semilla de la Palabra de Dios. “Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. No hay muchos versículos en la Biblia más importantes que este. Si usted comprende las implicaciones que tiene, su vida será profundamente cambiada.
La Palabra de Dios: El Evangelio
Pero para ver la implicación, necesitamos asegurarnos de ver qué es la Palabra de Dios. Hay diferentes formas de comprender la Palabra de Dios. El mundo fue creado por la Palabra de Dios (Hebreos 11:3). Jesús es llamado la Palabra de Dios (Marcos 7:13). Las promesas a Israel son llamadas la Palabra de Dios (Romanos 9:6).
Pero, aquí, Pedro es muy específico en su declaración del versículo 23, por la Palabra de Dios a través de la cual hemos nacido. Primero dice que esta palabra vive y permanece: “habéis nacido de nuevo […] mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. La Palabra vive porque tiene el poder divino de dar nueva vida. Y la Palabra de Dios permanece porque una vez que crea vida, la sostiene para siempre.
Luego Pedro, en los versículos 24-25, cita a Isaías 40:6-8 para explicar y sustentar este clamor acerca de la Palabra de Dios: “Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. Secase la hierba, cáese la flor, 25mas la palabra del Señor permanece para siempre”. La Palabra de Dios no es como la hierba y las flores. Ellas florecen durante un momento y dan alegría que dura un momento. Entonces desaparecen, y la vida que sostenían desaparece. Pero la Palabra de Dios no es así. Crea vida que permanece para siempre, porque la Palabra que crea vida y la sostiene, permanece para siempre.
Entonces Pedro nos dice a qué exactamente se refiere con esta frase: “la palabra de Dios”. Dice en la última parte del versículo 25: “Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” [RVR 1960] «La buena noticia que fue predicada es la semilla incorruptible; es la palabra de Dios que vive y permanece por medio de la cual nacieron ustedes». Así que Dios produce el nuevo nacimiento en los corazones muertos, incrédulos, por medio del evangelio, la buena noticia.
La Noticia Más Importante del Mundo
Y esta es la noticia: Cristo, el Hijo de Dios, murió en nuestro lugar (se volvió nuestro sustituto), para pagar el precio por todos nuestros pecados, y para consumar una justicia perfecta, y para resistir y consumir toda la ira de Dios, y resucitar de entre los muertos triunfante sobre la muerte para que tengamos vida y gozo eternos en su presencia (y todas estas dádivas son ofrecidas gratuitamente solo por la fe solo en Jesucristo). Esta es la buena noticia. Hasta hoy, dos mil años después, permanece como la noticia más importante del mundo. Y hay millones (cerca y lejos) que no conocen esta noticia.
Así que este es el mensaje (y es inmensamente importante si hay alguien a quien ustedes aman, o algunos miles a quien ustedes aman, y quieren verle nacer de nuevo a una esperanza viva: si alguien debe nacer de nuevo, nacerá al escuchar la Palabra de Dios, centrada en el evangelio de Jesucristo. Nacerá de nuevo “por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre […] el evangelio” [RVR 1960].
- Dios produce el nuevo nacimiento por medio de la simiente de la palabra, el evangelio.
- Dios produce el nuevo nacimiento por medio de nuestra predicación del evangelio a las personas.
- Dios regenera a las personas por medio de la noticia acerca de quién es Cristo y qué ha hecho en la cruz y en la resurrección.
- Dios da nueva vida a los corazones muertos por medio de nuestras palabras cuando hablamos el evangelio.
La Simiente Salvadora del Evangelio
Por tanto, regresando a nuestra pregunta original: ¿qué deberíamos estar haciendo para ayudar a los incrédulos a nacer de nuevo? Respuesta: predicar la buena noticia de Cristo con un corazón de amor y una vida de servicio. Más adelante hablaremos más acerca del corazón de amor y la vida de servicio. Pero ahora les exhorto a enfocarnos durante unos minutos más en este hecho sorprendente: La simiente que salva es la Palabra de Dios – el evangelio predicado. La simiente que crea nueva vida es el evangelio en boca de los creyentes, predicado a los incrédulos. El instrumento quirúrgico que abre los ojos de los ciegos son nuestras palabras hablando y explicando el evangelio.
¿Cómo pudiera esta verdad convertirse, en nosotros, no solo en una convicción, sino en una pasión? Oro para que Dios utilice su propia palabra en este mensaje a fin de despertar esa pasión. Por eso, le ruego que medite un poco más en su Palabra. Santiago 1:18: “En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad”. Aquí está expresado en las palabras de Santiago, el hermano del Señor: “por la palabra de verdad”. Así es como nos hizo nacer. Y esta es una referencia al nuevo nacimiento.
Proclamando Sus Virtudes
En 1ra de Pedro 2:9, solo nueve versículos después de nuestro texto en 1:23-25 (“siendo renacidos […] por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre […] el evangelio” [RVR 1960]), Pedro dice: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
Dios nos sacó de las tinieblas a su luz admirable por la Palabra de Dios, el evangelio (1:23-25). Y ahora, en esta luz admirable, ¿qué debemos hacer? ¿Por qué estamos aquí? En este siglo aún queda una razón absolutamente crucial: “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Estamos en la luz admirable del amor y el poder y la sabiduría de Cristo para que nuestro gozo en esa maravillosa luz, sea completado por medio de la proclamación de las virtudes de Cristo.
¿Por qué? Porque así es como otros nacerán de nuevo; al escuchar esta buena noticia. Y cuando nazcan de nuevo irán de las tinieblas a esta luz admirable y verán Cristo como realmente es, y le atesorarán por quien él es, y por tanto, le exaltarán por quien él es. Y nuestro gozo será completo en el gozo de los que nacen de nuevo.
¿Qué Necesitamos Hoy?
¿Cuál se requiere para que miles de cristianos en Bethlehem y en otras iglesias de las Twin Cities se apasionen con la predicación del evangelio a los incrédulos? Una de las razones por las que no lo hacemos tanto como debiéramos es que la vida en Norteamérica es tan entretenida que nos es difícil sentir los pensamientos acerca de una necesidad eterna, desesperada, espiritual, y mucho menos hablar de ello. El mundo es simplemente demasiado interesante para sentirnos incómodos con pensamientos acerca de personas que perecen.
Es por eso que quizás Dios escoja hacer lo que hizo con la iglesia en Jerusalén: ellos no salían de Jerusalén hacia Judea, Samaria, y lo último de la tierra para evangelizar como Jesús les dijo que hicieran en Hechos 1:8, así que Dios levantó a Esteban para proclamar un testimonio irresistible (Hechos 6:10) para que la única forma en que sus adversarios pudieran lidiar con él, fuera matándole.
Y cuando lo hicieron, la persecución se derramó sobre todos los cristianos en Jerusalén: “En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles” (Hechos 8:1) ¿Y cuál fue el resultado? Hechos 8:4: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” [euangelizomenoi ton logon, Hechos 8:4-5; RVR 1960]
¿No es esta una respuesta sorprendente a las persecuciones y dolores y pérdidas, y exilio, y desalojo? ¡Oh si pudiéramos amar tanto el evangelio y a las personas perdidas, que la tribulación y la enfermedad, y la persecución, y el hambre, y la desnudez, y el peligro, y la espada, y las armas, y las realidades terroristas, no nos convirtieran en reclamantes temerarios, sino en heraldos de la buena noticia! Precisamente cuando los de Jerusalén fueron perseguidos, fueron a todas partes predicando la buena noticia de Cristo. Quizás el Señor lo haga de esa forma. Ciertamente lo está haciendo así en algunos lugares, y millones están naciendo de nuevo por medio de la predicación segura, amorosa, y clara del evangelio por cristianos perseguidos.
Anhelando el Evangelio
¿Cómo pudiéramos sentir este tipo de valor gozoso? Dios mediante, la próxima semana veré algunos ejemplos y métodos concretos, pero permítanme terminar respondiendo de esta forma: sentiremos esta valentía gozosa que predica el evangelio con seguridad, cuando sigamos a Pedro en 1ra de Pedro 2:1-3. Este es su consejo a nosotros:
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3si es que habéis gustado la benignidad del Señor [RVR 1960].
Esta referencia a los “niños recién nacidos” no significa que todos los santos en aquella región fueran inmaduros. No lo eran. Pedro no describe al inmaduro, describe lo que desean todos los que han nacido de nuevo, y nos anima a desearlo de la misma forma en que los bebés desean la leche. Y define aquello que debiéramos desear como “espiritual no adulterada”. La palabra traducida como “espiritual” (logikon), probablemente signifique espiritual en el sentido de que la leche no es literal, sino simbólica, específicamente simbólica de la palabra de Dios. Así que la Biblia de las Américas1 hace bien al traducirla como “la leche pura de la palabra”
Esta es la idea, Pedro acaba de decirnos que habíamos nacido por medio de la palabra de Dios que vive y permanece, el evangelio. Ahora dice: «deséenla como el bebé desea la leche. Sientan esa necesidad cada día como los bebés deben tener leche para crecer en la vida, o mueren: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4) ». Pedro está diciendo: «si deben ser libres de la malicia, del engaño, la hipocresía, la envidia, y la difamación, si van a predicar el evangelio con un corazón amoroso y una vida de servicio, entonces deben tener hambre y sed por la palabra de Dios, de la misma forma en que los niños tienen hambre y sed por la leche».
¿La Ha Probado?
¿Y por qué debería usted querer tener esta sed? Versículo 3: tendrán esta sed… “si es que habéis probado la benignidad del Señor”. Este aspecto es fundamental para el evangelismo personal: ¿Ha probado usted, en la Palabra de Dios, especialmente en el evangelio, que el Señor es bueno? No: ¿ha pensado en ello? No: ¿ha decidido declararla? Pero ¿la ha probado? ¿Hay papilas gustativas espirituales, vivas en su corazón que hayan probado a Cristo como alguien que es más deseable que todo lo demás?
Aquí es donde debiéramos ponernos serios. Esparciremos la simiente de la poderosa habilidad regeneradora de Dios, si hemos probado la benignidad del Señor. El Señor es nuestra delicia. El Señor es nuestro Tesoro. El Señor es nuestra carne y nuestra leche y nuestra agua y vino. Oro para que el Señor libere nuestras lenguas y nos convierta en firmes proclamadores del evangelio por estar embriagados con el vino de la Palabra de Dios y de la benignidad del Señor.
By John Piper. © Desiring God. Website: ministros.org