La expresión “tierra prometida” es muy pronunciada por la mayoría de creyentes, y se encuentra solo una vez en la Biblia RV 1960 (Heb. 11:9). Ésta expresión hace referencia al pacto que Dios hizo con Abraham, de que daría a su descendencia una tierra para habitar (Gén. 15:18). Ciertamente, este pacto fue la promesa que brindó esperanzas a Israel durante su estancia en Egipto y su caminar por el desierto (Gén.50:25; Núm.10:29).
A la tierra prometida también se le conoce como tierra de Canaán (Gén.17:8; Éx. 6:4; Lev. 14:34; 25:38). Esto se debía a que allí habitaban los cananeos, quienes eran descendientes de Canaán, hijo de Cam, hijo de Noé (Gén. 10:6, 15-20; Éx. 13:5). Así como el desierto representó un tiempo de prueba para el pueblo, la tierra prometida representaba un período de paz, descanso y bendición abundante.
¿CÓMO ERA LA TIERRA PROMETIDA?
La tierra prometida era un lugar muy especial, el cual Dios quería que su pueblo habitara. Esta tierra, era la muestra de que Dios estaba dando lo mejor a su pueblo. En al menos 20 oportunidades Dios describe a la tierra prometida como tierra que destila “leche y miel”, representando metafóricamente su abundancia y fertilidad. De igual forma, Dios mismo la llamó “tierra buena” (Éx.3:8; Deut.3:25) o “buena tierra” (Deut.1:35; 4:21,22; 6:18; 8:7,10; 9:6; 11:17), debido a sus atributos.
1) CARACTERÍSTICAS
Cuando estaban por entrar a la tierra prometida, Dios les dio una descripción detallada de lo que allí se encontraba:
- Había ciudades grandes y hermosas, con casas llenas de todo lo mejor. Pozos, viñedos y olivos (Deut. 6:10 – 11).
- Estaba llena de arroyos, fuentes y manantiales. Había trigo, cebada, viñedos, higueras, granados, olivos y miel. Por esta razón no tenían que preocuparse por la falta de alimentos (Deut. 8:7 – 8).
- También en las rocas encontrarían hierro y hallarían cobre en las montañas (Deut. 8:9).
Por estas razones el profeta Jeremías describió a la tierra prometida como “tierra de abundancia” (Jer. 2:7). También el profeta Ezequiel la llamó “la más hermosa de todas las tierras” (Ez. 20:6, 15). Sin lugar a dudas, Dios le estaba dando lo mejor de lo mejor a su pueblo.
2) UBICACIÓN GEOGRÁFICA
La tierra de Canaán se encontraba en el centro del mundo conocido en ese entonces. Por ser la “encrucijada” de tres continentes (Europa, Asia y África), se convirtió en la tierra más deseada por los pueblos de alrededor (Jer. 3:19). Su ubicación geográfica representaba una posición estratégica tanto en el aspecto político, económico, militar y cultural. Así mismo, la tierra prometida poseía una de las condiciones climáticas más especiales de todos los pueblos de esa región geográfica. Al contar con un clima templado del mediterráneo, poseía las condiciones más favorables para desarrollar cultivos exclusivos que se dan en pocas regiones del planeta.
Estas razones geopolíticas son suficientes para que la tierra prometida sea hasta el presente, una zona de conflictos bélicos en el mundo. El ejemplo espiritual que podemos tomar de esto, es que Dios siempre le da lo mejor a sus hijos. Sin embargo, eso no implica que sus hijos no tengan que luchar y pelear por mantener lo que Dios les ha dado. LAS BENDICIONES REQUIEREN QUE MANTENGAMOS LA LUCHA!!!
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¿QUE REPRESENTA LA TIERRA PROMETIDA?
Luego de habitar la tierra prometida, el pueblo de Israel se estableció como nación en todos los aspectos. Al fin ya no iban andar como forasteros, ni padeciendo los vituperios de algún pueblo extranjero. Esto era el cumplimiento de la promesa que Dios había hecho a Abraham, y demostraba que Dios estaba con ellos. Por lo tanto, habitar en la tierra prometida representaba entrar en un lugar de descanso y abundancia.
a) DESCANSO O REPOSO
En el Jordán, Dios dijo a su pueblo que entrar a la tierra prometida iba a significar estar libres de todos sus enemigos (Deut.12:9 – 10). También Josué habló de ese descanso que Dios le había ofrecido a su entrada a la tierra (Jos.1:15; 22:4). Este ejemplo de reposo, fue el que tomó el escritor de la epístola a los Hebreos, con el propósito de motivar a los creyentes (Heb.4:6-9).
La palabra Reposo o el verbo reposar implícito es esta escritura significa “descansar, asentar, permanecer, estar quieto”. Esta palabra expresa la idea de que por fin ya dejaban de andar vagando de un lugar a otro y ahora vendrían a tener estabilidad. Sabemos que luego de entrar a la tierra prometida, los hijos de Israel tuvieron que seguir batallando contra sus enemigos (Jos.11:19). Sin embargo, también es cierto, que su estancia en la tierra les garantizaba seguridad y confianza en las promesas de Dios.
b) ABUNDANCIA
La tierra prometida también representaba abundancia de beneficios para el pueblo de Israel. Esta promesa de abundancia tomaba mayor importancia, luego que ellos vivieran un período de opresión en Egipto, así como de difíciles condiciones en el desierto. En Canaán abundaba el agua en arroyos, pozos y manantiales, que brotaban de la tierra en valles y colinas (Deut.8:7). La abundancia de agua era muy necesaria para que la tierra fuese fértil y productiva. Así mismo, la tierra producía abundante trigo y cebada (Deut.8:8), con los cuales podían hacer pan para alimentarse y presentar sus ofrendas.
Las viñas también eran abundantes en Canaán, extrayendo su fruto para producir vino, el cual servía para acompañar los banquetes (Deut. 8:8). En Israel, el vino podía tener fines comerciales y medicinales, siendo parte de la vida cotidiana. De la misma forma, la tierra producía olivares, de donde se extraía el aceite de oliva. Este aceite servía como parte de la dieta alimentaria acompañando las comidas. El aceite también se utilizaba con fines cosméticos, medicinales, religiosos, comerciales y principalmente como combustible, permitiendo mantener encendidas las lámparas durante las noches.
La tierra también producía otros frutos que eran importantes en la alimentación del pueblo, como lo eran los higos y los granados (Deut. 8:8). Toda esta vegetación, permitía la formación de panales de abejas para la producción de miel en el territorio.
Incluso la tierra prometida poseía abundantes yacimientos de hierro y cobre (Deut. 8:10). Estos elementos eran útiles en la fabricación de herramientas, utensilios, instrumentos, puertas, clavos, grilletes, monedas y armas. Su utilidad ayudaba al desarrollo de la agricultura, la construcción, el servicio religioso y militar de la nación de Israel.
«Aunque la tierra prometida tenía una posición geográfica privilegiada, su fertilidad y abundancia dependía de la bendición de Dios»
OBEDIENCIA: UNA CONDICIÓN PARA PROSPERAR EN LA TIERRA PROMETIDA
La promesa de Dios era mantener la provisión de estos productos, ya que entorno a ellos giraba la vida y la economía de Israel. Dios prometió enviarles la lluvia temprana y la lluvia tardía para que estos productos se cosecharan si ellos obedecían a sus ordenanzas (Deut.11:14). En la Biblia, la lluvia es una representación o prototipo de la bendición de Dios (Deut. 28:12; Ez. 34:26-27). Dios prometía derramar su bendición sobre la tierra, para que abundaran en la cosecha de estos productos.
Todo esto demuestra que la abundancia de la tierra dependía de la bendición de Dios. Así mismo la bendición de Dios estaba condicionada a la obediencia del pueblo a los mandamientos, leyes, estatutos y ordenanzas establecidos (Deut.28:13). Si el pueblo desobedecía a lo establecido por Dios, aún las bendiciones sobre la tierra prometida estaban en riesgo de ser perdidas.
DESOBEDIENCIA: LO QUE DETENÍA LA ABUNDANCIA EN LA TIERRA PROMETIDA
La desobediencia tenía resultados desastrosos sobre la productividad de la tierra prometida (Deut. 28:15-68). Esta productividad podía ser afectada por causas naturales o humanas que a modo de castigo, Dios enviaría sobre la tierra. Entre estas causas o castigos que generaban la escasa productividad de la tierra prometida se encontraban las siguientes:
a) LA SEQUÍA
El pueblo de Israel vivió varios períodos de sequía, algunas de ellas producto de la desobediencia. La sequía detenía la producción de los principales productos de la tierra, trayendo escasez al pueblo (Hag.1:10-11). La más notoria fue la sequía que predijo Elías (1ªRe.17:1). Esta sequía trajo una gran hambruna en Israel y sirvió de lección para demostrar al pueblo, que no hay otro Dios como Él. También demostró que aunque estemos pasando por períodos de sequía, aquellos que confían en Dios nunca dejarán de tener su provisión (1ªRe. 17:12-14).
b) INVASIÓN Y ROBO DE COSECHAS POR LOS ENEMIGOS.
Otra de las consecuencias de la desobediencia era que los enemigos invadiesen y robasen sus cosechas impidiendo el disfrute de ellas (Lev.26:16). El saqueo de las cosechas por partes de invasores enemigos, generaba un estado de impotencia e inseguridad. Esto era muy vergonzoso y frustrante para el pueblo, ya que no podían disfrutar del fruto de su trabajo. Algo similar a esto ocurrió en el tiempo de Gedeón (Jue.6:3-5). Sin embargo, aquí también vemos que cuando hay un hombre esforzado y valiente como Gedeón, Dios puede librarlo de tal situación.
c) PLAGAS EN LAS COSECHAS.
La destrucción de los cultivos por partes de las plagas, era otro modo de impedir la productividad de la tierra prometida (Deut.28:38-42). El profeta Joel habló de una plaga que azotó las cosechas de la nación de Israel, dejando graves consecuencias en su economía (Joel 1:5, 10-13).
Estas escrituras describen la tragedia en la que se encontraba la nación por la devastación y la perdida de sus cultivos. Sin embargo, Dios también usó al profeta Joel para anunciar su gran misericordia, y que el tiempo de abundancia volvería otra vez (Joel 2:24-26). Este anuncio de abundancia y restitución, acompañaría a la más grande de las profecías de abundancia y restitución espiritual cumplidas en estos tiempos (Joel 2:28). Los tiempos de abundancia se estaban profetizando sobre la nación que había sido desobediente, cuando el Espíritu Santo se derramase abundantemente sobre su pueblo.
APLICACIÓN ESPIRITUAL
La tierra prometida por muy fértil que pareciera, necesitaba la lluvia del cielo para poder producir en abundancia todo lo que Dios había descrito. Esta abundancia se observaba en las fuentes de agua, trigo, viñas, olivares, hierro y cobre que producía, como resultado de la bendición de Dios.
De la misma manera, cada uno de nosotros necesitamos la lluvia de Dios para poder ser fructíferos en todo lo que hagamos. Esta lluvia representa al Espíritu Santo anunciado por el profeta Joel, y que sería derramado en los últimos tiempos.
Por la tanto, una iglesia que evidencia el fruto del Espíritu, demuestra estar llena del Espíritu Santo de Dios con abundantes frutos (Ef. 5:2; Col.1:11). Queda claro entonces que son los frutos abundantes, los indicadores de la bendición de Dios sobre nuestras vidas (Prov.10:22).
Es hora de entrar a tu tierra prometida y disfrutar de la abundancia que Dios tiene para ti!!!
Dios te bendiga!!!
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Por Alexander Guerrero
Me quiero suscribir a este tipo de publicaciones por favor. Muchas gracias. Dios les siga bendiciendo.
Gracias por tu comentario Paulino. Eso nos estimula a seguir adelante. Dios te bendiga ricamente!
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