VIVAMOS COMO LAS ÁGUILAS

Por Julio Ruiz. En la escuela de lo cotidiano. Introduccion:  De toda la belleza y sabiduría que nos presentan algunos animales, el águila es el ave de quien más aprendemos lecciones. Tomada como símbolo desde la antigüedad hasta hoy,   para representar la libertad (visto en la destreza de abrir sus alas), la belleza en sus tonados colores, el poder, valor y excelencia por su majestuosidad en el vuelo y sabiduría para vivir muchos años, es el ave más grande y pesada para mantenerse a elevadas alturas y por prolongados tiempos. Su forma de vida nos inspira para tomar su ejemplo.

 

DEL ÁGUILA APRENDEMOS EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA. Ver volar a un águila directamente hacia un temible frente de una tormenta podría  hacernos pensar en un acto suicida de parte de un «tonto»  animal que en lugar de  huir del fenómeno, lo enfrenta de una manera osada. Pero el asunto es otro bajo la perspectiva del águila y no la nuestra. El águila con una sabiduría natural sabe, que frente a la tormenta, su mejor postura no es volar dejándose perseguir por las nubes que impulsa el viento mismo. Cuando la tormenta se avecina, la enfrente, abre sus alas tan grandes como le sea posible con el fin de que el tempestuoso viento la empuje hacia arriba. En este acto ella sabe que soportará la oscuridad  de las nubes en una considerable distancia; sin embargo, después de esto  verá el sol y  la temible tormenta quedará bajo sus pies. Sus alas abiertas le levantan en la dificultad. De esta sabia decisión aprendemos cómo actuar cuando llega una tormenta. Las circunstancias negativas pudieran ser atajos para llegar más arriba de donde aspiramos, o  precipicios por donde nos deslizamos sin esperanza. La llegada de los  problemas no es para que huyamos de ellos, o nos persigan, sino para que nos levantemos por encima  y los conquistemos.

 

 

DEL ÁGUILA APRENDEMOS LA NOBLEZA DE LA FIDELIDAD. El águila es el animal que más valor le da al concepto del hogar y de la familia. Se les conoce como los animales más monógamos. Se aparean para toda la vida, por lo tanto  su nido lo comparten de manera permanente con su pareja. No hay cabida para otro “intruso” o “intrusa” en su recinto. Esto explica por qué ellas hacen  un sólo nido, al que cuidan y renuevan  durante toda su vida. Algunos  nidos han llegado a medir hasta 6 metros de largo por 2 de ancho. Para la pareja, ese nido es muy importante, porque además de tenerlo como su intimidad y exclusividad, allí  nacerán sus aguiluchos. En ese “hogar” la pareja de águilas criará y formará a sus hijos. Las enseñanzas básicas girarán en torno a cómo desarrollar sus instintos como medio de sobre vivencia. De modo que cuando los aguiluchos ya están fuertes, crecidos y tienen capacidad de sustentarse por sí mismos, y con el instinto de conservación ya bien desarrollado, sus padres toman la decisión de hacerlos salir del nido, empujándolos hasta que tomen la confianza y destreza necesaria para volar por sí mismos. En todo esto vemos toda una “paternidad” y “maternidad” responsable. Y en el caso del águila macho, un elevado concepto de “dominio propio” para mantenerse fiel a su compañera, la que cambiaría solo si la muerte les separa. ¡Esto es fidelidad conyugal!

 

 

DEL ÁGUILA APRENDEMOS LA IMPORTANCIA DE LA RENOVACIÓN. Hemos dicho que el águila puede llegar a vivir hasta 70 años. Pero esto no llega solo, requiere de una transformación. A los 40 años toda ella  está “oxidada” para seguir volando. Sus uñas están apretadas y flexibles, esto le dificulta tomar la presa. Su pico largo y puntiagudo, se curva, dirigiéndose hacia el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. Frente a esto el águila tiene dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días. Lo primero que hace es volar hacia una montaña de donde no pueda salir. Una vez allí comienza a golpear su pico con la pared hasta arrancarlo. Con el pico crecido desprenderá todas sus uñas. Con sus uñas crecidas comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para un vuelo de renovación y a vivir 30 años más. Parecido a esto es lo que hace  Dios cuando decidimos  levantarnos; porque: «Él es  quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias. El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordia; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el ÁGUILA”. (Salmo 103: 3-5).

 

 

 

 

Deja un comentario