Plática de C. H. Spurgeon a sus estudiantes y ministros educados en su Instituto Queridos compañeros de milicia: somos pocos y tenemos ante nosotros una lucha desesperada; de consiguiente, urge que cada uno de nosotros sea lo más útil posible y se esfuerce al grado más alto posible. Es cosa de desear que los ministros del Señor sean lo más escogido de la Iglesia, sí, lo más escogido del universo entero, porque tal es la demanda del siglo, por tanto, respecto a vuestras personas y talentos individuales, os encargo la divisa: ¡Adelante, adelante! Adelante en cualidades personales, adelante en dones y gracias, adelante en la conformidad a la imagen de Cristo.
LA ORACION ESPONTANEA
Texto: «Entonces oré al Dios de los cielos.» Nehemías 2:4
Como ya vimos en la lectura de las Escrituras, Nehemías había preguntado en cuanto al estado de la ciudad de Jerusalén, y las noticias que oyó le causaron amargo dolor. «¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, la casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?» No podía soportar que fuera un puro montón de ruinas –aquella ciudad que había sido hermosa en cuanto a situación y el gozo de toda la tierra.
LA REDENCIÓN LIMITADA
«Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos». (Mateo 20:28).
El día en que por primera vez ocupé este púlpito en el *****plimiento de mi ministerio para predicar en esta sala, mi congregación tenía el aspecto de una masa irregular de personas, reunidas de todas las calles de esta ciudad para oír la Palabra. Entonces, se trataba simplemente de un evangelista predicando el Evangelio a muchos que nunca lo habían oído anteriormente.
La Regeneración
«El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:3).
En la vida de cada día se entretienen más nuestros pensamientos con los objetos más necesarios para nuestra existencia. En los tiempos de escasez nadie se ha quejado porque en los labios de los hombres muy frecuentemente estaba el asunto del precio del pan, porque se reconocía que éste era asunto de importancia vital para la masa del pueblo, y por lo mismo, no se quejaban los que oían continuos discursos declamatorios, y leían artículos sin fin, referentes a la escasez, publicados en los periódicos.
LA RESPONSABILIDAD HUMANA
«Sí no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; mas ahora no tienen excusa de su pecado» (Juan 15:22)
El pecado característico de los judíos, el pecado qué agravó principalmente sus antiguas iniquidades, fue el rechazamiento de Jesucristo como Mesías. Él había sido claramente descrito en los libros de los profetas, y aquellos que lo esperaban, tales como Simeón y Ana, tan pronto como lo contemplaron, aún en su condición de niño, se regocijaron de verle, y entendieron que Dios había enviado su salvación.
LA SERPIENTE DE METAL
«Y Moisés hizo una serpiente de metal, y púsola sobre la bandera (palo) y fue que cuando una serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de metal y vivía.» (Números 21:9). Léanse Números 21:4-9 y Juan 3:1-18.
INTRODUCCIÓN: Los tipos de Cristo en el A.T. La Serpiente de Metal. Leyendo el Evangelio de Juan encontraréis que comienza haciendo referencia a ciertos tipos de las Escrituras. De la creación es lo primero que nos hace recordar; pues Dios había dicho en el principio: «sea la luz», y Juan declara primeramente que Jesús, el Verbo eterno, es la verdadera luz que alumbra al mundo.
LA SOBERANÍA DIVINA
¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? (Mateo 20:15).
El padre de familia dice: «¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?» Y esta mañana, el Dios de cielos y tierra os hace la misma pregunta: «¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?» No hay un atributo de Dios más consolador para sus hijos que la doctrina de la soberanía divina. Bajo las más adversas circunstancias, en los más graves contratiempos, ellos creen que esa soberanía ha ordenado sus aflicciones, que las gobierna y que las santifica.
La Vigilancia que de sí Mismo Debe Tener el Ministro
«Ten cuidado de ti mismo y de tu doctrina.» 1 Ti.4: 16.
Todo obrero sabe cuán necesario le es conservar su herramienta en buen estado, porque «si los instrumentos se embotasen y no los amolase, tendría que emplear más fuerzas.» Si al obrero se le gastara el filo de su azuela, sabe que se vería obligado a redoblar su esfuerzo, so pena de que su obra saldría mal ejecutada. Miguel Ángel, el predilecto de las bellas artes, comprendía tan bien el importante papel que desempeñaban los útiles que usaba, que hacia con sus propias manos sus brochas y pinceles, ejemplificándonos de ese modo al Dios de la Gracia que con especial cuidado se adapta a sí a todo ministro verdadero.
LA VOZ DE LA SANGRE DE CRISTO
«Mas os habéis llegado… a Jesús el Mediador del Nuevo Testamento, y a la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla» (Heb. 12:24, 25).
¿Qué es «la sangre del esparcimiento»? En breves palabras, esta sangre es la representativa de la pasión, de las penas, los sufrimientos, la humillación y la muerte de nuestro Señor Jesucristo, que padeció en provecho de la humanidad culpable. Acordémonos de que su pasión y muerte no fueron cosas aparentes sólo, sino reales y positivas, y eran penas y agonías que llegaron a un punto incalculable.
LOS DOS EFECTOS DEL EVANGELIO
«Porque para Dios somos buen olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?» (II Corintios 2:15,16).
Éstas son palabras de Pablo hablando en su propio nombre y en el de sus hermanos los apóstoles, y pueden aplicarse a todos los que son elegidos por el Espíritu, calificados y enviados a la viña para predicar el Evangelio de Dios.