por C.H. Spurgeon
Se han jactado algunas veces los episcopales de que los fieles van a sus iglesias a orar y a adorar a Dios, mientras que los miembros de otras no se reúnen sino para escuchar sermones meramente. Nuestra contestación a esto es, que sí bien puede haber algunos profesores que sean culpables de esta falta, no sucede lo mismo con respecto al pueblo de Dios entre nosotros, pues éste se forma de las únicas personas que siempre tendrían verdadera devoción en cualquiera iglesia.
SPURGEON
PARA LOS ATRIBULADOS
INTRODUCCIÓN: Los deberes del pastor
«Sobre mí reposa tu ira y me sumerges en todas tus olas.» (Salmo 88:7).
Es deber de todo pastor cuidar no sólo de las ovejas sanas de su rebaño, sino buscar a las enfermas, esforzándose diligentemente por consolarías y socorrerías. Creo, por consiguiente, que hago bien esta mañana en dirigirme de preferencia a los que se hallan atribulados.
PARA QUIÉN ES EL EVANGELIO
«Los sanos no tienen necesidad de médico, mas los que tienen mal. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» (Marcos 2:17).
«Cristo murió por los impíos.» (Romanos 5:6).
«Dios encarece Su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros.» (Romanos 5:8).
«Palabra fiel y digna de ser recibida de todos: Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.» (Timoteo 1:15).
¿POR QUÉ SON SALVADOS LOS HOMBRES?
Un sermón predicado el 1 de Febrero de 1858, por C.H. Spurgeon, En el Salón de Música de Royal Surrey Gardens, Inglaterra
«Los Salvó por Amor de Su nombre» (Salmo 106:8).
Al contemplar las obras de Dios en la creación, acuden de inmediato dos preguntas a nuestra pensativamente, que han de ser contestadas si queremos conseguir la clave de la ciencia y la filosofía de todo lo creado. La primera se refiere a su autor: ¿Quién hizo todas estas cosas? Y la segunda está relacionada con su intención: ¿Con qué propósitos fueron creadas?
PREDICAD EL EVANGELIO
«Pues bien que anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el Evangelio!» (I Corintios 9:16).
El hombre más grande de los tiempos apostólicos fue el apóstol Pablo: siempre grande en todo. Si se le considera como pecador, lo era en gran manera; si lo contemplamos como perseguidor, vemos que llevaba a cabo su labor con extraordinario celo, acosando a los cristianos hasta por ciudades extranjeras; si lo miramos desde el punto de vista de su conversión, ésta fue la más notable que hayamos podido leer, realizada por un poder milagroso y por la voz del mismo Jesús hablándole desde el cielo
PRÍNCIPE Y SALVADOR
Por C.H. Spurgeon
Un hecho determinado, se presenta de distinta forma a distintas personas. Resucitado de entre los muertos, fue ensalzado el Señor Jesús por la diestra Dios. Esta noticia produjo un espanto horroroso entre los sacerdotes y magistrados judaicos. No podían soportar la noticia de que Jesús, al cual habían muerto colgándole de un madero, viviese todavía.
Como el asesino se asusta, creyendo ver el fantasma del hombre que mató, así quedaron estos magistrados del todo abatidos, al pensar que Jesús de Nazaret, a quien habían clavado en la cruz, hubiese resucitado.
REVESTIRSE DE CRISTO
Un sermón predicado por C.H. Spurgeon, El Domingo, 23 de Febrero de 1890, en el Tabernáculo Metropolitano, Newington, Londres, Inglaterra
«Vestios del Señor Jesucristo, y no hagdis caso de la carne en sus deseos» (Romanos 13:14).«Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos… Y revestios del nuevo… Vestios, pues, como escogidos de Dios, etc.» (Col. 3:9-15).
SALVACIÓN HASTA LO SUMO
«Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por Él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos» (Hebreos 7:25).
La salvación es una doctrina peculiar de la revelación. La Biblia nos ofrece una historia completa de ella, sin que en ningún otro sitio podamos encontrar más indicios. Dios ha escrito muchos libros, pero sólo uno ha tenido como objeto la enseñanza del camino de la misericordia. Ha escrito el gran libro de la creación, cuya lectura es para nosotros un deber y un placer.
Sermones – Su Asunto
Toda clase de sermones debe tender a la ilustración de los oyentes, y las doctrinas enseñadas deben ser sólidas, importantes y abundantes. No subimos al púlpito sólo con el objeto de hablar, sino que tenemos que comunicar instrucciones de la mayor importancia, y por lo mismo no podemos emplear el tiempo diciendo cosas fútiles por bonitas que sean. La variedad de nuestros asuntos casi no tiene límite, y por tanto, no podemos tener disculpa si nuestros discursos son insípidos y triviales.
Sobre la Elección de un Texto
Creo, hermanos míos, que nosotros todos sentimos la importancia de dirigir cada una de las partes del culto divino, con la mayor eficiencia posible. Cuando recordamos que la salvación de un alma puede depender, instrumentalmente, de la elección de un himno, no debemos considerar como insignificante aun una cosa tan pequeña como la elección de los salmos y los himnos. Un extranjero irreligioso que asistía por casualidad a uno de nuestros cultos en Exeter Hall, fue traído a la cruz de Cristo por las palabras de Wesley: «Jesús, que ama a mi alma.