Sobre la Voz

Nuestra primera regla tocante a la voz es que no penséis demasiado en ella, sino recordad que la voz mas dulce no sirve de nada cuando no se tiene que decir, y por bien que fuera manejada, seria como un carro vacío con buenos tiros, a no ser que ministréis por su medio a vuestros oyentes verdades interesantes y oportunas. Demóstenes tuvo razón, a no dudarlo, al asignar el lugar de primera, segunda y tercera importancia a una buena elocución; pero ¿de qué vale ésta si el hombre no tiene nada que decir? Un hombre dotado de la más excelente voz, y a quien le falten conocimientos y un corazón ardiente, será «una voz clamando en el desierto;» O como dice Plutarco, «Voz y nada más.»

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SOLAMENTE DIOS ES LA SALVACIÓN DE SU PUEBLO

«El solamente es mi roca y mi salvación» (Salmo 62:2).
«MI ROCA.» Cuán majestuoso es este nombre; cuán sublime, sugestivo y subyugador. Es una figura tan divina, que solamente a Dios debiera aplicársele.
Mirad las lejanas montañas y maravillaos de su antigüedad; porque desde sus cimas miles de siglos nos contemplan. Ellas peinaban ya cabellos grises antes de que esta enorme ciudad fuese fundada; se dice que, cuando la humanidad aún no respiraba, ellas estaban ya llenas de días; son las hijas de las edades pasadas.

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TAL MAESTRO, TALES DISCÍPULOS

INTRODUCCIÓN
Admirad, queridos hermanos, el poder de la gracia divina. ¡Qué maravillosa y rápida transformación realiza en el hombre!
Al mismo Pedro, que seguía, aún ayer, de lejos a su Maestro y, lanzando imprecaciones, negaba que Le conociera, le vemos hoy declarando valerosamente, junto con el discípulo amado, que sólo en el nombre de Jesús pueden ser salvos los hombres y predicando la resurrección de los muertos por el sacrificio de su Señor crucificado.

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TIEMPO DE SIEGA

«¿No es ahora la siega del trigo?» (1ª Samue1 12:17).
No observaré el contexto aquí, sino que sencillamente tomaré estas palabras corno lema, y ni sermón se basará sobre un «campo de siega». Prefiero emplear la siega para un pasaje antes que cualquier pasaje que encuentre aquí. «¿No es ahora la siega del trigo?» Supongo que los moradores en las ciudades piensan menos en los tiempos y sazones que los habitantes del campo.

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UN GRAN EVANGELIO PARA GRANDES PECADORES

«Palabra fiel y digna de ser recibida de todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Mas por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí, el primero, toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de siglos, inmortal, invisible, al solo sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén» (1.a Timoteo 1:15-17).

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UN LLAMAMIENTO A LOS PECADORES

«Éste a los pecadores recibe» (Lucas 15: 2).
Según nos cuenta el evangelista, cuando estas palabras fueron pronunciadas, se congregaba alrededor de nuestro Salvador un grupo muy singular: «Se llegaban a Jesús todos los publicanos y pecadores a oírle». Los publicanos -la gente más ruin, los opresores públicos, despreciados y odiados aun por el más insignificante de los judíos-, junto con los de peor condición, la escoria de la calle y la chusma de la sociedad de Jerusalén, rodeaban a este portentoso predicador, Jesucristo, para oír sus palabras.

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UN NUEVO COMIENZO

Amados compañeros de servicio en Cristo, nuestra labor exige que estemos en el mejor estado posible en nuestro corazón. Cuando estamos en la mejor de las condiciones, somos ya bastante débiles; por lo tanto, no quisiéramos caer por debajo de nuestro punto más elevado. Como instrumentos, debemos todo nuestro poder de servicio a la mano divina; pero, puesto que los instrumentos han de guardarse siempre en orden, deseamos tener el espíritu exento de herrumbre, y nuestra mente afinada y afilada para responder en seguida a la voluntad del Maestro.

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UN PUEBLO VOLUNTARIO

«Tu pueblo lo será de buena voluntad en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad desde el seno de la aurora: tienes tu el rocío de tu juventud» (Salmo 110:3).
Jamás un versículo de las Escrituras me ha confundido tanto como éste para encontrarle significado y relación. Al leerlo rápidamente, a primera vista, puede parecer muy fácil; pero si se escudriña cuidadosamente se encuentra dificultad para ensartar las palabras o darles un significado inteligible.

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UN SERMÓN SENCILLO

Por C.H. Spurgeon
«Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (Romanos 10:13).
Un eminente teólogo ha dicho que muchos de nosotros, cuando predicamos la Palabra, damos por sentado que nuestros oyentes poseen un gran conocimiento de ella. «Muy a menudo», dice este teólogo, «hay en la congregación personas que no están familiarizadas en absoluto con la gran ciencia de la teología. Desconocen por completo la totalidad del sistema de gracia y salvación

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UNA VISITA AL CALVARIO

Por Spurgeon
«Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!» (Juan 19:5).
Se había insinuado contra Pilato que estaba en combinación con Jesucristo para establecer una nueva monarquía en oposición a la del César. A fin de refutar esta acusación, Pilato ordena la flagelación de Jesús. Los soldados ponen sobre su cabeza una corona de espinas; escupen sobre él; le arrancan el cabello; le abofetean. Después de haber amontonado todas estas crueldades e insultos sobre su persona, Pilato saca a Jesucristo al balcón.

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