Las creencias tradicionales nos han llevado a considerar la prosperidad
como algo antibíblico. Sin embargo, inspirado por el Espíritu Santo,
Juan dice que su deseo es que prosperemos y tengamos salud. Más
adelante, en el versículo 11 de 3 Juan, nos indica: «Amado, no imites lo
malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace
lo malo, no ha visto a Dios». Si la prosperidad fuera algo antibíblico,
¿por qué Él desea que prosperemos? Como ve, la prosperidad en sí no es
mala.
Legalismo y misericordia: cara a cara
Introducción: Hay en la iglesia una seducción muy sutil. Muchos cristianos están adormecidos pensando cada vez mas en sus propias necesidades y se olvidan de los demás. Pareciera que muchos creyentes han perdido el propósito de su llamado a servir. Muchas veces estamos tan sumergidos en nuestros propios asuntos que no nos damos el tiempo …