Por Charles Spurgeon
«Y levanta del polvo al pobre. Y al menesteroso alza del estiércol, para hacerles sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.» (Salmo 113:7, 8)
Este texto trata especialmente de la obra de la gracia de Dios. En este caso vemos mejor que en otro alguno la condescendencia infinita de Dios en su trato con el hombre se vale de lo que es vil para el mundo y de lo de ningún valor para reducir a nada lo que se jacta de algo. Elige para sí mismo lo que con desprecio desecha el mundo.
Decaimientos de Ánimo del Ministro
Por Charles Spurgeon
Así como se ha consignado que a David en el calor de una batalla le entraba cierto desmayo, puede también decirse otro tanto de todos los siervos del Señor. Casi la generalidad de nosotros sufrimos accesos de abatimiento. Por más que nos sintamos animados, no es extraño que a intervalos se abata nuestro espíritu. Los fuertes no se sienten siempre vigorosos; los sabios no siempre listos; los animosos no siempre dispuestos a pelear, y los de buen carácter no siempre satisfechos.
¡DESPERTAD! ¡DESPERTAD!
Por Charles Spurgeon.
«Por tanto, no durmamos como los demás, antes velemos y seamos sobrios»(I Tesalonicenses 5:6).
Cuán tristes son los resultados del pecado. Este nuestro placentero mundo fue en épocas pasadas un templo glorioso donde cada columna reflejaba la bondad de Dios, y donde cada una de sus partes era símbolo de lo bueno; pero el pecado ha destruido y dañado todas las figuras y metáforas que de nuestra tierra se podrían sacar.
EL CÁNTICO DE LOS ÁNGELES
Por Charles Spurgeon
«Gloria en las alturas a Dios y en la tierra paz; buena voluntad para con los hombres» (Luc. 2:14)
Los ángeles habían presenciado muchos acontecimientos gloriosos y tomado parte en muchos coros de gran solemnidad alabando a su Creador todopoderoso. Asistieron a la creación: «Cuando las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios» (Job 38:7).
EL CONFLICTO DEL QUE ACUDE A DIOS, CONTRA SATANÁS
Por Charles Spurgeon
«Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó v le sacudió con violencia; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre» (Lucas 9:42).
INTRODUCCIÓN: Un ejemplo muy adecuado
Este muchacho poseído por un espíritu malo es un ejemplo muy adecuado de cada persona impía e inconversa. Aunque no estemos poseídos por demonios, sin embargo por naturaleza estamos poseídos por concupiscencias y vicios demoníacos que, si no angustian y afligen nuestros cuerpos, con toda certidumbre destruirán nuestras almas.
El Don de Hablar Espontáneamente
Por Charles Spurgeon
No vamos a tratar la cuestión de sí los sermones deberán ser escritos y leídos, o escritos, aprendidos de memoria y reproducidos; O Si fuese mejor prescindir por completo de apuntes. No nos ocuparemos de ninguno de estos asuntos, si no es de un modo incidental, y pasaremos a considerar el don de hablar espontáneamente, en su forma verdadera y pura, es decir, el habla improvisada, lo que se profiere sin preparación especial, sin notas o pensamientos sugeridos, momentos antes, de predicar.
EL GLORIOSO EVANGELIO
«Palabra fiel y digna de ser recibida de todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero» (I Timoteo 1:15).
Yo creo que el mensaje anunciado a los hombres por los siervos de Dios, debería ser llamado siempre: «La carga del Señor». Cuando los antiguos profetas aparecían enviados por su Dios, eran tales las sentencias, amenazas y calamidades que tenían que anunciar, que sus rostros palidecían por la tristeza, y sus corazones se deshacían dentro de ellos.
El Gran Salvador
Por Charles Spurgeon
«Grande para salvar» (Isaías 63:1).
Sabido es que esto se refiere a nuestro amado Señor Jesucristo, a quien se describe como «viniendo de Edom, de Bosra, con vestidos bermejos,» y el que preguntado quién es, contesta:
«Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.» Con esto, será bien que desde el principio del discurso notemos una o dos cosas tocante a la persona, incomprensible en su naturaleza, del hombre y Dios a quien damos el título de Redentor nuestro, a saber, Jesucristo nuestro Salvador.
EL LIBRE ALBEDRIO: UN ESCLAVO
por Charles Spurgeon
«Y NO QUEREIS VENIR A MI, PARA QUE TENGAIS VIDA ETERNA.» (Juan 5:40)
Este es uno de los grandes cañones de los arminianos que, emplazado en lo alto de sus murallas, es frecuentemente disparado con fragor contra los pobres cristianos llamados calvinistas. Trataré de inutilizarlo esta mañana, o mejor aun volverlo contra el enemigo; porque nunca fue suyo, nunca fue moldeado en sus fundiciones, sino que fue hecho para enseñar la doctrina diametralmente opuesta a la que ellos sostienen.
EL LIBRO VIVO
Por Charles Spurgeon
INTRODUCCIÓN
Dichosos nosotros cuando lo que nos manda nuestro padre y aconseja nuestra madre está conforme con la Ley, los Mandamientos de nuestro Dios. Dichosas aquellas almas jóvenes a las que una doble fuerza impulsa hacia el bien: los lazos de la naturaleza y de la gracia divina. Peca doblemente el que, al mismo tiempo, desobedece a su padre según la carne y a su Padre celestial; y de muestra una perversidad fuera de lo ordinario, aquel que desprecia, a la vez, las dulces lecciones de la casa paterna y lo que la conciencia y el Señor prescriben.